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Piedad Córdoba al momento de inscribir su comité promotor. | Foto: Guillermo Torres

ELECCIONES 2018

Piedad Córdoba y una candidatura contra los estigmas

La exsenadora fue inhabilitada hace siete años por su presunta cercanía a las Farc. Ahora aspira a ser la primera mujer en la Casa de Nariño.

8 de agosto de 2017

Hace siete años, en septiembre de 2010, la entonces senadora Piedad Córdoba recibió una sanción que amenazó su carrera política. La Procuraduría la destituyó e inhabilitó por 18 años para ejercer cargos públicos, al señalarla de haber extralimitado sus funciones como mediadora de paz con la guerrilla. Alejandro Ordóñez, entonces procurador y hoy candidato presidencial, la acusó por unos supuestos correos de Raúl Reyes, número dos de las Farc, donde se le identificaba como Teodora Bolívar. Prueba suficiente para sancionarla, pero también para que se convirtiera en un pesado lastre. Nadie apostaba por volverla a ver en un tarjetón. Pero este martes oficializó su candidata presidencial.

Desde la destitución, Córdoba no necesitó de cargos públicos para mantenerse vigente. Fundó la organización Colombianos y colombianas por la paz, que no solo sirvió de interlocutor entre las guerrillas y la sociedad civil, sino su plataforma para promover ideas políticas. Piedad participó en las liberaciones de Clara Rojas, Gloria Polanco, Luis Eladio Pérez, Orlando Beltrán, Jorge Gechem. También lideró la Marcha Patriótica, se unió al frente de izquierda que se sumó a la relección de Juan Manuel Santos, hizo campaña por el Sí en el plebiscito. Pero lo hizo con el duro estigma que le generó su cercanía a los jefes del secretariado de las Farc o su amistad con el presidente de Venezuela Hugo Chávez.

Durante siete años las encuestas la ubican entre los personajes de la política nacional con mayor imagen desfavorable, muchas veces, en los aeropuertos, eran noticias los insultos y los señalamientos. “El pan de cada día”, dice. Le gritaban guerrillera de las Farc desde que apareció una foto con Iván Márquez, Granda y Jesús Santrich que le entregaba un ramo de flores. Hasta enfrentó una demanda por traición a la patria, por aquellas famosas palabras que pronunció en México donde para muchos habló mal del país (en años del gobierno de Álvaro Uribe).

La mayor batalla la hizo en solitario, con poco favoritismo. La libró en el Consejo de Estado que tardó años en resolver su caso. Piedad Córdoba estaba condenada a esperar hasta las elecciones de 2030 para volver a la política, pero ese tribunal tumbó la inhabilidad de la Procuraduría. Apenas para aspirar en unas elecciones que coinciden, dice ella, “con nuevos tiempos”, propicios, asegura, para ganar las elecciones presidenciales y ser la primera mujer en la Casa de Nariño.

A pesar de cargar con el estigma de las Farc, Piedad Córdoba podría ser quien pudiera representar al nuevo partido político de la guerrilla que no tendrá candidato. No en vano movimientos como Marcha Patriótica fueron concebidos como una plataforma de aterrizaje de la nueva organización.

Sin embargo, Córdoba dice representar a los niños y niñas, a los campesinos y campesinas, a las trabajadoras y los trabajadores, las indígenas y los indígenas,… ”. Una coalición con los ciudadanos.

Córdoba además se ubica en la orilla de los acuerdos de paz. “Somos garantía de que los acuerdos se van a cumplir”, y también ha propuesto una asamblea nacional constituyente en caso de ser presidenta.

Puede que el estigma pese, pero Piedad asegura que es por ser una mujer que piensa distinto. “Me preparé durante muchísimos años a pesar de las persecuciones, las estigmatizaciones. Todo lo que se ha dicho de mí y aquí estoy, en 40 años de vida política no he sido una mujer corrupta, he sido una mujer que piensa distinto”.

No es el único estigma. Piedad Córdoba aspira al mayor cargo de la política, un medio dominado por hombres, siendo mujer afrodescendiente, tanto mujeres como afros relegados históricamente de la política. Esquemas que está dispuesta a cambiar.  “Este es un cambio de época para una patria diferente, distinta, donde las mujeres comiencen a ser las estructuras del cambio”, dice.

Este martes Piedad Córdoba, nacida en Medellín, inscribió su comité promotor para su candidatura por firmas. Pareció ponerle algo de folclor a la campaña, estuvo acompañada por Rafael Santos, hijo de Diomedes Díaz, quien prendió una caravana que salió de la Registraduría a recoger casi 400.000 firmas. Hace siete años nadie apostaba por Piedad Córdoba. Hoy se oficializó como candidata presidencial.