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PIES EN POLVOROSA

Un norteamericano se fuga misteriosamente de la cárcel durante visita de una funcionaria de la Embajada.

22 de abril de 1985

"I'm leaving today" (hoy me voy) fue la primera frase que soltó Gary Lee Sladek, un norteamericano de 26 años que se encontraba detenido en la cárcel Modelo, tan pronto se despertó el viernes primero de marzo. De esta forma le contaba a su compañero de celda, otro norteamericano, Richard Martin, que ese día saldría de la cárcel. Y tal como lo prometió se fue. A las 5:30 de la tarde de ese mismo día como por arte de magia, se fugó.
De magia, no de mafia: porque Gary Lee era el único norteamericano preso en Colombia por razones distintas del tráfico de droga.
Gary Lee fue detenido el pasado 12 de diciembre por estafa. Utilizando una tarjeta de crédito a nombre de William Tee, se había dedicado a "tumbar" almacenes de ropa del norte de Bogotá y a comer gratis en los mejores restaurantes de la ciudad. Fue llevado al penitenciario estrenando los zapatos que había obtenido con su último "conejo".
No hay muchas cosas claras en estos episodios protagonizados por Sladek. Según averiguaciones hechas por SEMANA, el norteamericano había llegado a Colombia a mediados de octubre del año pasado en condición de turista, y a juzgar por su comportamiento no parecía que le hiciera falta dinero. "Ese gringo lo que tenía era money" afirma una persona que lo conoció en los alrededores de Chapinero, en donde le veía con alguna frecuencia visitando su novia. Maneja una cuenta corriente de Los Angeles, California, y, según su propio testimonio, combina la profesión de actor con el oficio de mesero en esa ciudad. Por otro lado, de acuerdo con las investigaciones adelantadas por la Procuraduría General de la Nación, Gary Lee es hijo de un adinerado hombre de negocios que al parecer fue uno de los financieros de la campaña de reelección de Ronald Reagan.
Pero lo que está menos claro es la forma como se "voló" de la cárcel. Curiosamente lo hizo justo en el momento en que recibía la visita de la vicecónsul de Estados Unidos, Doris Wilmeth, quien lo iba a ver periódicamente y quien, de acuerdo con la declaración del guardia encargado de la vigilancia de Sladek en ese momento, lo "embolató" diciendole que el norteamericano "se había ido para el baño", cuando en realidad había salido de la oficina de la dirección de la cárcel, lugar donde normalmente se hacen este tipo de visitas, para el parqueadero. Allí fácilmente pudo saltar un muro de no más de dos metros de alto, aprovechando que el guardia de turno había salido de la garita.
Aunque los consulados de los diferentes países hacen con alguna regularidad visitas a sus connacionales presos, este era verdaderamente un caso particular. La vicecónsul norteamericana, según testimonios recogidos en la cárcel, iba a ver a Gary Lee con mucha más frecuencia que a cualquier otro de sus compatriotas. Y si cada uno de los extranjeros presos se entrevista con los representantes, consulares de sus países más o menos cada mes, Gary Lee tenía el privilegio de hacerlo hasta tres y cuatro veces por mes.
Sin embargo las actividades de la vicecónsul no eran solamente protocolarias. SEMANA estableció que en las cartas que se cruzaban el norteamericano detenido y su padre en Estados Unidos, se menciona el nombre de Doris Wilmeth, la vicecónsul, más de una vez y en tono familiar. Al parecer, como lo expresa un funcionario vinculado a la investigación, la vicecónsul es "muy de la casa" del padre del fugitivo.
En definitiva las cosas no estan muy a favor de la vicecónsul. O bien actuó ingenuamente como idiota útil, o es cómplice del fugitivo. Lo cierto es que la juez 46 de Instrucción Criminal, Luz Marina Gutiérrez de Castro, la ha llamado a declarar. Lo malo es que no podrá comparecer: ya ha sido transferida de su cargo. Pero en la embajada norteamericana no explican por qué ni a dónde.