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Estadio El Campín de Bogotá | Foto: Secretaria de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá

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¿Será suspendido el campeonato de fútbol?

Tras el asesinato de dos hinchas de Nacional en Bogotá, la administración Santos estudia la drástica medida.

25 de septiembre de 2013

El gobierno nacional tomó el toro por los cuernos. O hay una suma de voluntades de todas las partes involucradas para ponerle fin a la violencia en el fútbol profesional colombiano o este no se juega más. Así lo anunció al mediodía de este miércoles Francisco Lloreda, consejero presidencial para la Convivencia y Seguridad Ciudadana.

El alto funcionario advirtió que la administración Santos no permitirá que haya más dolor en Colombia por culpa de los desadaptados que matan y amenazan a sus rivales de equipos.

En las últimas horas, Colombia ha vivido un intenso debate por la suspensión del partido en Bogotá de Millonarios contra Atlético Nacional, dos de los clubes con mayor número de seguidores.

El juego previsto para este martes entre el club embajador y el líder del torneo fue aplazado por la Alcaldía tras el asesinato de Carlos Andrés Medellín, un joven de 20 años hincha de Nacional, que fue apuñalado en un barrio del sur de Bogotá mientras esperaba un autobús.

Otro seguidor del mismo equipo, Carlos Javier Rodríguez, de 22 años, murió en una riña de seguidores de Millonarios y Atlético Nacional.

Esos asesinatos se suman al del pasado viernes, cuando otro seguidor de Millonarios asesinó de una puñalada en el corazón a Pedro Contreras, un militar jubilado de 66 años que intentaba defender a su hijo, hincha de Santa Fe, de una agresión.

Como en otras oportunidades, los representantes de Millonarios, Santa Fe y Equidad, se comprometieron a ir a diferentes localidades de la capital colombiana para desarrollar trabajo social con las barras bravas. Los jugadores también se han expresado en público para exigirles a sus seguidores absoluto respeto por las vidas de los rivales.

La polémica está viva porque hay quienes consideran que la solución no pasa por cerrar estadios o suspendiendo los encuentros, sino que se deben tomar medidas integrales para prevenir la violencia.

El fiscal general, Eduardo Montealegre, por ejemplo, considera que el problema de la violencia entre barras de equipos de fútbol no se debe enfrentar en el campo penal con el endurecimiento de las penas porque la ley ya es clara en los delitos que se pueden imputar a las personas vinculadas a hechos de violencia que están relacionados con cargos como el homicidio agravado con penas superiores a 20 años de prisión.

Sin embargo, autoridades como el alcalde mayor, Gustavo Petro, consideran que no se puede hacer una celebración futbolística mientras en la misma ciudad se rezan los cadáveres de jóvenes hinchas. “No se pueden celebrar goles mientras a pocas cuadras hay familias destruidas por la pérdida de la vida de uno de los suyos”. A Petro lo respalda el gobierno nacional, al punto de que ahora se abre la puerta de una suspensión del campeonato.

En la dramática historia de violencia que rodea el fútbol colombiano ya se produjo una cancelación del torneo por parte de las autoridades. El campeonato de 1989 fue cancelado por el asesinato del árbitro Álvaro Ortega. La Dimayor suspendió el torneo en noviembre de ese año.