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"PLEBISCITO COME PLEBISCITO"

Barco se destapa con SEMANA, hablando de su propuesta

7 de marzo de 1988

SEMANA: Se ha presentado oposición de bastante peso a su propuesta de convocar un plebiscito por parte de casi todos los ex presidentes, de El Tiempo, El Siglo y los conservadores, y por lo menos reservas de gremios, juristas, etc. Usted había dicho que se trataba de una propuesta y no de una decisión. Ante la evidente falta de consenso, ¿piensa usted seguir adelante?
PRESIDENTE VIRCILIO BARCO:Todos los colombianos quieren una reforma radical de nuestras instituciones. El respaldo a nuestra propuesta ha sido abrumador. Hemos recibido todos los comentarios como dirigidos a enriquecer el debate. Si el plebiscito no pudiera celebrarse el próximo 13 de marzo, los trabajos y estudios continuarán con el mismo entusiasmo. El plebiscito se hará. Esa es la voluntad de la nación.

S.: ¿ Y va a insistir en que sea el 13 de marzo, a pesar de la decisión del Consejo Electoral?
V.B.: Como acabo de decírselo, sería una lástima que éste no se pudiera celebrar el 13 de marzo. Eso hubiera hecho de ese certamen, uno con una mayor participación ciudadana.
Millones de colombianos hacen su contribución personal a diversas tareas relacionadas con los comicios. En ese caso, tendríamos todos que hacer un doble esfuerzo.

S.: El miercoles, usted le dijo al Directorio Nacional Conservador que la fórmula podía ser la de un referéndum seguido de una Constituyente. ¿Cómo seria esta fórmula?
V.B.: Nuestra propuesta ha producido una muy conveniente deliberación sobre los problemas colombianos. Hemos dejado atrás el pesimismo que se estaba apoderando del país hace algunas semanas sobre muchas situaciones que se escapaban de nuestro control. Estamos aplicando nuestras energías al estudio cuidadoso de las distintas alternativas que nos permitan una pronta reforma institucional. Vamos a determinar las bases de lo que serían las Reformas a nuestra carta política que son indispensables, consultando los sectores partidistas y las fuerzas económicas y sociales. La Asamblea Constitucional que se convocaría después del plebiscito recibiría los estudios del gobierno y de todos los estamentos para que le sirvan de soporte a la Reforma Institucional. Un referéndum posterior le daría al contenido de la Reforma el respaldo popular que ellas demandan.

S.: Señor Presidente, no somos abogados pero entendemos que mientras los ciudadanos pueden hacer todo lo que no les esté expresamente prohibido, los funcionarios públicos sólo pueden hacer lo que les está expresamente autorizado. Como dice el ex presidente Alfonso López, ¿en dónde está la norma que permite, con el nombre de consulta, convocar plebiscitos?
V.B.: En efecto no existe una norma expresa, pero la Corte Suprema de Justicia sí ha sentado jurisprudencia sobre el valor constitucional de las decisiones que provienen directamen te de los ciudadanos. En un fallo reciente sugirió que de acuerdo con nuestra Constitución, el constituyente primario podrá convocar en cualquier momento la reforma de nuestra carta.
Para tal efecto lo podrían convocar el gobierno o el Congreso. Desde luego, el gobierno comparte la opinión de que es indispensable regular con precisión las condiciones en las cuales se podrá convocar un referéndum para que éste sea usado dentro de límites precisos. El gobierno ha propuesto controles previos de carácter judicial y parlamentario. Con ese fin se ordenaría al Congreso que regule mediante ley los procedimientos alternativos de reforma Constitucional: el referéndum y la Reforma Constitucional.

S.: Existe el temor de que usted esté pidiendo un cheque en blanco, porque aunque hay consenso alrededor de reformas como la de la justicia, la gente siente que el temario no puede ser ilimitado, ¿Cómo se lograría circunscribir los temas ¿Quiénes participarían en la discusión y quién redactaría el texto final?
V.B.: No estoy pidiendo cheques en blanco, pero sí se ha producido repito, un abrumador respaldo popular. No soy enemigo del espíritu de transacción que se genera en la deliberación del Congreso, pero dos décadas de discusión sin los resultados esperados nos imponen buscar alternativas eficaces y expeditas para cambiar nuestra Constitución. Carlos Lleras reclama que se quedó a medio camino. El acto de convocatoria de la Asamblea Constitucional aprobado por el Congreso en el gobierno de López Michelsen, fue declarado inexequible. Lo mismo ocurrió con la Reforma Constitucional en el gobierno Turbay Ayala. Ahora tratar de incorporar la consulta popular a nivel nacional en nuestra Constitución por el procedimiento del Artículo 218, comprometería cuando menos el esfuerzo de dos períodos legislativos.
Además la prohibición del plebiscito en 1957, sólo el pueblo podrá levantarla mediante otro plebiscito. Ley come ley. Decreto come decreto y plebiscito come plebiscito. Eso es lo que estamos proponiendo. El gobierno tiene el ánimo de buscar el más amplio consenso sobre los temas que serán objeto de consulta popular y de modificación constitucional. Las bases de los cambios institucionales serán objeto de la más amplia consulta.
El gobierno buscará que el grupo que redacte la consulta plebiscitaria, como el cuerpo que establezca las nuevas reglas constitucionales sea ampliamente representativo de nuestra vida política y social.

S.: Otro temor es el de que el plebiscito se vuelva una especie de varita mágica de todos los gobiernos, y no el instrumento de excepción para épocas de crisis como la actual. Así sucedió con el estado de sitio y asi viene pasando también con la Emergencia Económica. ¿Cómo evitar que esto se repita con el plebiscito?
V.B.: En nuestro caso, es un temor sin fundamento. En un siglo en Colombia se han celebrado sólo dos plebiscitos. El de municipalidades de Núñez y el de 1957. Eso sí, es un mecanismo que la experiencia muestra que resulta indispensable. Pero naturalmente no deja de ser un mecanismo excepcional que debe estar regulado en su utilización y preceptuados los detalles de su convocatoria en una Ley.

La utilización del Artículo 121 de la Constitución que ha terminado por ser permanente, se debe a la incapacidad de la nación para actualizar su Constitución. El país ha cambiado dramáticamente, muchas de sus instituciones han hecho crisis y gobierno tras gobierno han intentado modificar algunas de nuestras normas constitucionales sin éxito, por uno u otro rigorismo procedimental.

S.: Por más que se establezcan límites y reglamentaciones, el hecho es que se está creando un precedente que puede ser imitado por cualquiera en cualquier momento, con los mismos argumentos que usted está utilizando ahora.

V.B.: El precedente consistente en apelar directamente a los ciudadanos para que decidan sobre la manera de modificar la Constitución. Al regular su ejercicio con controles judiciales y parlamentarios, se convierte en un derecho de los ciudadanos que en modo alguno puede considerarse peligroso si está reglamentado debidamente.
Los procedimientos alternativos: el Referéndum y la Asamblea Constitucional, son la manera de superar las condiciones que no han permitido actualizar nuestras instituciones para asegurar su eficacia.

S.: Una de las exigencias de los grupos guerrilleros en el empantanado proceso de paz ha sido precisamente la del plebiscito y la constituyente.
¿Qué tanto juego piensa darle usted a esos grupos? ¿Tendrían las FARC, por ejemplo, una participación concreta en el proceso, teniendo en cuenta que con ellas no se ha roto todo diálogo?
V.B.: Los cambios que estamos proponiendo constituyen nuestra obligación con todos los colombianos que por abrumadora mayoría me eligieron como su Presidente. Como ya lo he dicho la composición del cuerpo que modificará nuestra Constitución será la más representativa y amplia, pero es dificil imaginarse cómo pueden hacer parte de ella quienes se encuentren fuera de nuestra legalidad.

S.: Usted ha dicho varias veces en el pasado que el consenso mata las reformas. Ahora, da usted la impresión de estar buscando consenso para sacar las cosas adelante. ¿Al fin qué?
V.B.: Lo que estamos buscando es el más amplio respaldo popular para los grandes cambios que necesita nuestra Constitución. Pero no puede ocultarse, que el amplio respaldo obtenido resulta del debate que se ha hecho con la participación de colombianos de todos los matices. De ese debate surgirán los lineamientos de lo que será la orientación de las nuevas normas constitucionales. Desde luego la búsqueda de un consenso no significa "unanimismo". Este nunca se alcanza en la búsqueda de objetivos de honda significación política.

S.: La impresión de algunas personas es que el plebiscito es la puesta en práctica del "golpecito de estado " propuesto por Enrique Gómez Hurtado. Es decir, un autogolpe para evitar que se lo den desde afuera.
V.B.: Amigos, ¿ustedes no creen uue esta semana deben ser serios?. --