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Germán Vargas Lleras votó en el sur de Bogotá. | Foto: Vicepresidencia

POLÍTICA

Vargas Lleras dijo Sí, pero no fue suficiente

En medio de aplausos y algarabías, el sur de Bogotá recibió al vicepresidente. Apoyó el Sí al final, aunque su campaña fue silenciosa. ¿Ganó o perdió?

2 de octubre de 2016

¡Que viva el próximo presidente de Colombia, Germán Vargas Lleras! Eso era lo que la gente gritaba mientras el vicepresidente entraba al Colegio Cooperativo del Magisterio de Cundinamarca, en el barrio Ciudad Jardín, en el sur de Bogotá.

Desde hace 30 años Germán Vargas Lleras ejerce su derecho al voto en ese barrio y ahí se siente como pez en el agua: la gente lo quiere, lo ovaciona y él siempre les sonríe. Aunque no pasó más de 30 minutos en el lugar, su presencia marcó todo un alboroto que los medios terminaron registrando.

Finalmente llegó el día del plebiscito y el vicepresidente, fiel a lo que había expresado semanas atrás, prefirió mantener un bajo perfil y no arriesgar demasiado su capital político. Hoy muchos sectores cuestionan su incipiente apoyo al proceso de paz, pero ante los resultados que le dieron el triunfo al No, hay quienes dicen que su posición de distancia tenía lógica, otros que obedecía a un cálculo de quien aspira a llegar a la Casa de Nariño.   

“Yo cumplí mi deber, vote sí y me da mucho gusto destacar, por lo menos en este puesto de votación, tan alta participación ojalá sea así en todo el país”, dijo Vargas después de depositar su voto en la urna, al poco tiempo se marchó a su casa a esperar los resultados.

Muchos sectores del Gobierno hablan de la poca participación y el escepticismo de Vargas Lleras como causa del tresultado en el plebiscito. Su partido, Cambio Radical, tiene 14 gobernaciones, ocho alcaldías capitales, 243 alcaldes, 1.700 concejales. La costa, su principal botín, votó por el Sí, pero el margen de diferencia fue estrecho. ¿Qué habría pasado si Vargas Lleras hubiera salido más veces ala tarima? No se sabe.

Pero Rodrigo Lara, jefe de Cambio Radical, dice que el partido del vicepresidente sí le cumplió al país. "En donde somos la fuerza política principal, ganó el SÍ: Magdalena, Barranquilla, Guajira, Cesár y Bogotá". Por el contrario, en su cuenta de twitter buscó responsabilidades políticas en otros dirigentes. Le preguntó a Cristo porqué ganó el No en Norte de Santander, a César Gaviria porqué pasó lo mismo en Risaralda, y a Serpa por lo sucedido en Santander. Lara había calificado la jornada de la siguiente manera: "!Qué Debacle!!". 

Pero algunos, incluso, creen que Vargas Lleras no acató a fondo la orden del presidente Santos, cuando el 26 de agosto le pidió que lo acompañara en la campaña en favor del Sí a los acuerdos con las FARC. "Lo quiero ver, a partir de la semana entrante, también ayudando al Sí del plebiscito. (…) con su tremenda habilidad política se va a dedicar a empujar esta votación más importante para Colombia”, le dijo el mandatario.

Pasaron los días y aunque el Sí del vicepresidente se hizo público, tuvieron mucho peso sus reservas públicas al mecanismo de Justicia Transicional acordado en La Habana. Durante cuatro años de negociación esa fue su única mención al proceso de paz. Después del pedido del presidente, sólo tuvo una presencia multitudinaria en Barranquilla cuando pisó su fortín político. Lo hizo el 27 de septiembre.  

Aunque la manifestación fue multitudinaria, no hubo bombos ni platillos. Vargas Lleras se subió a una tarima. No habló, por lo menos ningún medio de comunicación registró declaración alguna. No agitó pañuelos blancos, ni cogió el micrófono para pedir el voto por el Sí.

El liberalismo, que se la había jugado por el Sí de frente, lo criticó varias veces. En últimas porque lo que está detrás son las elecciones del 2018 y ellos quieren apostarle a su propio candidato. En el partido del trapo rojo han dicho varias veces que no apoyarán a Vargas Lleras. Se sabe que el hecho de que Santos nombrara jefe de la campaña del Sí al expresidente César Gaviria causó molestia en Cambio Radical, que sentía que no tenía porque remar para un barco que no era propio.

A pesar de las críticas, con el tiempo se evaluará si la apueesta de Vargas Lleras fue exitosa. Trató de no quedar mal con el sector más escéptico a los acuertdos, incluso los casi seis millones y medio de colombianos que votaron No lo podrían tener el el radar. En un principio porque el hecho de no apoyar de frente el proceso de paz hizo pensar a muchos que estaba con ellos en sus críticas y luego se mantuvo con las reservas.

Y las veces que habló tampoco quiso quedar mal con quienes votaron por el Sí. Su apoyo al proceso de paz correspondía más a su posición en el obierno, el que adoptó la paz como su principal bandera. Mientras el Gobierno sólo hablaba de una oportunidad histórica de dejar atrás la página de la guerra, Vargas fue el primer alto funcionario en hacer evidente a qué precio.

En conclusión, se puede decir que Vargas apostó a no arriesgar su capital político. Tenía una moneda en la que aspiraba ganar con cara, pero tambhién con cruz. Se mantendrá como un hombre de mano dura frente a las FARC, algo que siempre gusta entre los colombianos, y aprovechó el momento en que todos los políticos estaban jugándole al proceso de paz para demostrar que sabe ejecutar los grandes proyectos de infraestructura y vivienda del país. La gran pregunta es cómo aprovechará esta coyuntura para llegar fortalecido a la campaña presidencial. ¿Tendrá respaldo de otros sectores políticos? ¿O tendrá que caminar en solitario el camino de las elecciones del 2018? Las respuestas no tardarán en llegar.