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POLEMICA CAPITAL

SEMANA le mide el pulso al alcalde Enrique Peñalosa en uno de los momentos más difíciles de <BR>su administración.

4 de octubre de 1999

Desde que los bogotanos tienen uso de memoria política ningún alcalde había generado
tanta polémica como Enrique Peñalosa. Ni siquiera el excéntrico Antanas Mockus, el muy impopular Jaime
Castro o el por un tiempo encarcelado Juan Martín Caicedo. Y la encuesta que contrató SEMANA con la firma
Gallup parece indicar lo mismo.
En medio de una polémica desatada contra el alcalde por denuncias de corrupción por parte de la revista
Alternativa, de críticas por parte del Congreso por evadir una citación a la Cámara de Representantes, en la
mitad de un anuncio de Diego Bravo, director de la CAR, en cuanto a que pretende revisar las licencias
ambientales de los proyectos de Transmilenio y el Metro, el alcalde parece no inmutarse. Esa es, quizá su
mayor fortaleza. Peñalosa está dispuesto a sacar adelante su proyecto de ciudad a pesar de las críticas,
los enemigos y las encuestas.
Hoy Peñalosa tiene más o menos la misma imagen que tenía en julio pasado, que era de 29 por ciento
favorable contra 63 por ciento desfavorable (frente a 26 vs 67 de hoy). Pero a pesar de que resulta difícil
pretender que sus números cambien en lo que respecta a su personalidad, no hay duda de que las obras que
están en marcha contribuirán, al quedar terminadas, a que la percepción de la opinión sea que el alcalde,
autocrático como lo perciben, cambió a Bogotá.
Sin embargo sorprende la poca consistencia de los demás resultados. La imagen del alcalde es mala pero
algunos de sus proyectos son muy bien recibidos. Y a pesar de que la mayoría de los recursos de su
administración están yendo a desmarginalización de barrios piratas y educación, el pesimismo con respecto
al futuro de su gestión es enorme y la percepción de que no ha hecho nada en el tema social es grave. Lo
mismo pasa con la seguridad. Mientras las estadísticas que presenta la Policía son cada vez más
alentadoras, la sensación que tienen los ciudadanos con respecto a la inseguridad es cada vez más
alarmante. Estos últimos datos ponen de presente algo que también es evidente, esto es, que el alcalde es un
pésimo comunicador: mientras más gustan las obras, menos parece gustar el autor intelectual.
Vease ademas en la revista encuestas. pag. 30