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El duro editorial de 'El Mundo' de España contra las Farc

El diario asegura que las palabras de Iván Márquez son desafiantes y que para su vida política no deberían mantener las siglas que tenían en tiempos de guerra. “Se trata de un miserable insulto a los familiares de las víctimas”, dicen.

5 de septiembre de 2017

El paso de las Farc a la vida política ha sido recibido con esperanza, pero también con escepticismo. El viernes el desmovilizado grupo armado celebró ese tránsito con un concierto en la plaza de Bolívar. La proyección del logo con el que llegarán a la política en el Congreso y la Catedral primada encendió nuevamente una controversia en la oposición.

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Sin embargo, las críticas también vinieron de afuera. El diario El Mundo de España publicó en su editorial un duro reclamo a la guerrilla. En el texto aseguran que las palabras de Iván Márquez son desafiantes y critican que las Farc mantuvieran el mismo nombre con el que sembraron el terror y la destrucción por más de 50 años en Colombia. Este es el texto completo:

“Puede ser que para algunos este nombre arrastre una carga negativa, pero también representa nuestro pasado revolucionario, que no se va a desdibujar. Vamos a continuar el conflicto, pero ahora desde la política y la legalidad”. Con estas desafiantes palabras presentó el viernes el excomandante de las Farc Iván Márquez el nuevo partido con el que los antiguos terroristas se presentarán a las presidenciales de 2018.

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Para sorpresa de muchos, las siglas de la formación son las mismas que la de la siniestra banda que sembró el terror y la destrucción durante más de 50 años en Colombia, aunque ahora responden al nombre de Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. Y a juzgar por las palabras de Márquez, que suma decenas de condenas por crímenes de lesa humanidad, también la ideología es la misma, convencidos como están de que la suya fue una lucha legítima cuyos objetivos perseguirán ahora por otras vías.

Se trata, en primer lugar, de un miserable, por innecesario, insulto a los familiares de las víctimas, que tienen que soportar ver ahora a los asesinos sentados en las cámaras de representación, ya que tienen 10 escaños asegurados por ley. Pero en segundo lugar, es un descrédito para la democracia colombiana y una afrenta a toda la ciudadanía, que votó en contra del acuerdo impulsado por Santos y aun así se le ha impuesto por la vía de los hechos”.