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BOGOTÁ

Polo a tierra

La elección de Hipólito Moreno como presidente del Concejo dividió hasta el partido del alcalde Garzón y planteó dudas sobre posibles prácticas clientelistas.

14 de febrero de 2005

Aunque el voto en blanco en Colombia no ha tenido mayor trascendencia política, en el Concejo de Bogotá un grupo importante de sus miembros lo usó la semana pasada para expresar su inconformidad con la escogencia del nuevo presidente y cuestionar la relación entre el alcalde Luis Eduardo Garzón y el Concejo.

El año pasado, cuando el Polo Democrático Independiente (PDI) logró armar una coalición mayoritaria con otros partidos para sacar adelante las iniciativas más importantes del gobierno Garzón, se llegó a varios acuerdos. El primero fue que el contralor distrital fuera del Polo y el personero, del Partido Liberal. A su vez, la presidencia del Concejo se rotaría cada año para cada una de las fuerzas políticas más importantes, empezando por el Polo, siguiendo con los conservadores, pasando al tercer año a los liberales y finalizando con los independientes.

En cumplimiento del pacto, este año los conservadores debían asumir las riendas del Concejo, pero a la hora de buscar un candidato el nombre de Hipólito Moreno salió a relucir, pero sin consenso. La división resultante se acrecentó el sábado pasado, durante la elección en plenaria, a la que asistieron 44 concejales.

Algunos de los cuestionamientos a la candidatura de Moreno nacieron desde que fue gerente encargado del Fondo de Ahorro y Vivienda del Distrito (Favidi) y firmó un contrato de fiducia para manejar los recursos de la unidad residencial de interés social en Kennedy, que hoy no ha sido terminada. Sin embargo, la Contraloría Distrital y la Fiscalía lo exoneraron.

Este fantasma junto con otras advertencias quedaron en el aire durante las cuatro horas que duraron los enfrentamientos entre algunos concejales el día de la elección. Finalmente el periodista tolimense de 45 años fue elegido por 29 votos a favor contra 15 en blanco, los últimos provenientes de la bancada peñalosista y de algunos conservadores, liberales e independientes. Lo que más sorprendió fue la división del PDI, pues la mitad de sus miembros (Bruno Díaz, Carlos Romero, Fernando Rojas y Carlos Vicente de Roux) vetaron a Moreno por que no tenía las calidades para el cargo.

En este tipo de elecciones no es la primera vez que no hay consenso y votos en blanco; y si "tienen cuestionamientos, ¿por qué no los hicieron cuando he votado por ellos o sus proyectos?", dijo Moreno.

Algunos concejales reconocieron en privado que altos funcionarios de la Alcaldía y de los organismos de control de la ciudad llamaron para presionar a favor de Moreno, pero en últimas, el tema no preocupaba al Alcalde. La razón es que este año el Concejo no será fundamental para la administración, pues ya obtuvo en 2004 lo que más necesitaba: Plan de Desarrollo y cupo de endeudamiento.

Sin embargo, algunos concejales y ex altos funcionarios de la administración Mockus advierten que aún quedan temas importantes sin resolver y que Moreno, junto con otros 'cacaos', sabrá cobrar a la administración el precio de su apoyo. Moreno responde: "A pesar de todos los rumores puedo decir que el Alcalde ha sido respetuoso y se ha mantenido autónomo frente al Concejo. No hay cuotas ni prebendas".

Pero lo que quedó al descubierto es el malestar de algunos con la administración "porque ha tenido un manejo equívoco en su relación con el Concejo, pues les ha dado un papel de privilegio a un grupo de concejales que tienen experiencia en la mecánica política y saben reunir votos dentro de la corporación, pero que está comprometida con viejas formas de hacer política y que en algunos casos tiene cuestionamientos éticos", dijo De Roux.

Si algo esperan los bogotanos de la alcaldía del Polo es una propuesta para construir una ciudad que supere viejas prácticas políticas Lo que ha sido claro es que en el afán de obtener la aprobación de proyectos fundamentales, Garzón ha optado más por el pragmatismo que por la imaginación para lograr mayorías de las que difícilmente se sabrá si tuvieron costo o no.

Por ahora, la división del Polo no afectará los temas programáticos de la alcaldía de Garzón, pero sí tendrá impacto en la relación de su administración con el Concejo. Habrá una actitud de vigilancia activa de muchos concejales para que no se hagan grandes concesiones por parte del Palacio Liévano.