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El ingeniero José Gregorio Manga, excontralor delegado para el medioambiente, es el segundo candidato con más opción de dirigir ese organismo.El ingeniero José Gregorio Manga, excontralor delegado para el medioambiente, es el segundo candidato con más opción de dirigir ese organismo. | Foto: Juan Carlos Sierra

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¿Por qué es importante el nuevo director de Cormagdalena?

En ese puesto no solo está el futuro del río más importante para los colombianos, sino el de la competitividad del país.

30 de mayo de 2015

En el mundo del poder en este momento quizás no hay un cargo más apetecido que Cormagdalena. Los políticos le dicen el ‘superministerio’ y muchos aseguran que en materia de recursos, gobernabilidad y sentido estratégico ninguna entidad de su nivel lo iguala. En los próximos años manejará un proyecto de más de 2,3 billones de pesos y 100.000 millones anuales en regalías, tiene jurisdicción sobre 13 departamentos, 128 municipios y los 1.528 kilómetros del principal río de los colombianos. Además, en sus manos está en cierto modo el futuro de la competitividad del país pues el proyecto para hacer navegable ese afluente reduciría los costos del transporte y le daría un vuelco a la economía. Por eso, la elección del próximo director, que será el próximo cinco de junio, se ha convertido en una decisión de muchos quilates en la que están involucrados todos los pesos pesados del país.

Creada por la Constitución de 1991 con el propósito de lograr la “recuperación de la navegación, de la actividad portuaria, la adecuación y la conservación de tierras, la generación y distribución de energía”, Cormagdalena siempre ha sido un fortín de la clase política. Pero se convirtió en una especie de El Dorado cuando el presidente Santos decidió emprender uno de los megaproyectos más grandes de la historia: la recuperación del Magdalena.

El próximo cinco de junio es muy probable que ese nombre se defina. Es tan importante la elección que pueden votar cinco ministros (Transporte, Ambiente, Minas, Comercio y Agricultura), el presidente de Ecopetrol (que es el principal usuario del río), tres gobernadores (Cundinamarca, Santander y Bolívar), un delegado del presidente (Invías), un representante del sector privado (Puerto de Cartagena) y seis alcaldes (Girardot, El Agrado, Barrancabermeja, Río Viejo, Cicuco, y Suan). De esos 17 votos, para ganar se necesita que un candidato tenga al menos 12.

Un abogado y un ingeniero compiten por ese puesto. El primero es Carlos Núñez de León, quien se desempeña ahora como director (e) y ha trabajado casi cuatro años en esa entidad. El segundo es José Gregorio Manga, excontralor delegado de medioambiente de Julio César Turbay Quintero y quien cuenta con una vasta trayectoria académica.

Pero la pelea no es entre ellos, sino entre grupos políticos muy poderosos. A Núñez se dice que lo apoyan los Char y los Cotes y a Manga el presidente del Senado, José David Name. La asociación del clan Name con el proyecto del río ha generado mucho malestar y una gran preocupación en el alto gobierno de que una decisión estratégica para el país se politice. Como se sabe, esa familia ha estado al frente de varias obras de la región Caribe, en especial del Atlántico, su plaza política. Tanto que la empresa Consultores del Desarrollo S. A., en la que su primo Iván Name Orozco es miembro de la junta directiva, fue una de las tres precalificadas para la licitación (ver facsímil).

El senador Name asegura que no entiende “los cuentos fantasiosos” que pretenden ligarlo a la elección en Cormagdalena y aclara que su familia participó en la licitación, pero se retiró al final por petición de él, antes de posesionarse como presidente del Senado. El viernes pasado la pelea pasó a otro nivel cuando Name envió un comunicado de prensa en el que le pide al presidente y al procurador investigar la realidad del tema, pues asegura que ha habido corrupción en el proceso.

Manga, por su parte, le dijo a SEMANA que si bien conoció a Name como congresista cuando era él contralor, no tiene ningún vínculo político ni personal con él. También participan por ese cargo César Lorduy Maldonado, César Garay e Iván Orozco Varela.

La fecha de la elección había quedado definida para el pasado 11 de mayo, pero no hubo un ganador porque tres miembros no asistieron y no se pudo completar el quórum. Ese día el resultado fue el siguiente: diez votos para Núñez, tres para Manga y uno en blanco. Núñez ha logrado llevar la delantera porque ha estado al frente de la entidad los últimos meses, conoce a los mandatarios del río y cuenta también con el apoyo del exdirector, Augusto García, pues fue su segundo al mando.

La nueva jornada electoral quedó para el próximo viernes cinco de junio. Quien resulte elegido podrá llevar la batuta el tiempo que quiera pues es uno de los pocos cargos del país que no tiene un periodo fijo.

Lo que se juega en Cormagdalena es mucho más que un director. Así como se dice que el país ha vivido ‘a espaldas del mar’, también ha vivido a espaldas del Magdalena. Mientras el crecimiento de Estados Unidos se fundamentó en el Mississippi, el de Egipto en el Nilo y el de Francia en el Sena, en Colombia el llamado ‘río de la patria’ no ha tenido el verdadero peso que le da la majestuosidad de sus corrientes.

El Magdalena es uno de los pocos ríos del mundo que mide más de 1.500 kilómetros, le pertenece solo a un país y lo atraviesa casi completamente. Su cuenca abarca el 24 % del territorio nacional, en 19 departamentos y 724 municipios, de los cuales 128 se encuentran en su ribera. Según The Nature Conservancy, 32,5 millones de personas dependen en cierto modo de este y en la cuenca se produce el 80 % del producto interno bruto, el 75 % de la energía hidráulica y el 70 % de la producción agrícola. Y eso para no hablar de su importancia natural, pues alimenta casi la totalidad de ecosistemas de la región Andina y Caribe, y guarda en sus aguas tesoros como 229 especies de peces, la mayoría endémicas.

La apuesta por volverlo navegable es uno de los megaproyectos más ambiciosos de la historia, cuesta casi tres veces más que hacer el túnel de La Línea. La idea es hacer un canal navegable de 908 kilómetros las 24 horas del día desde Puerto Salgar (Cundinamarca) y Bocas de Ceniza (Atlántico). El pasado 15 de agosto de 2014 ganó la licitación la firma brasileña Odebrecht, que ha participado en Colombia en la Ruta del Sol II y tiene presencia en 23 países. Con este proyecto también se prueba una nueva modalidad de ejecución de obras: las APP (alianzas público-privadas). En este nuevo modelo el privado solo recibe recursos cuando termina la construcción.

Si esta obra se vuelve realidad, los beneficios para la economía serían estratégicos para el futuro del país. El Magdalena se convertiría en una especie de autopista natural para mover lo que produce la industria. Se cree que podría reducir el costo del transporte de carga más del 30 %. Por ejemplo, el barril de petróleo podría costar 13 dólares menos, lo cual sería vital en la actual crisis de ese sector. Se calcula que cada convoy podría cargar lo mismo de 240 tractomulas, lo cual descongestionaría el tráfico de las carreteras y de las ciudades por las que estos vehículos atraviesan. Hoy el río apenas mueve el 1 % del total de carga, por eso el gobierno lo tiene como parte esencial de la apuesta por el transporte ‘multimodal’ que no tiene otro objetivo que solucionar la enorme paradoja de que cueste más llevar un producto de Bogotá a Barranquilla, que de Barranquilla a China.

El proyecto también tiene contradictores, y la mayoría de estos son escépticos de que un país en que una carretera de 10 kilómetros puede tardar décadas, esta megaobra tenga alguna posibilidad de entregarse. Algunos ambientalistas también sostienen que si no se hace con cuidado puede desconectar las ciénagas del río y afectar la riqueza natural que allí habita.

En todo caso, volver el río navegable es quizás el único sueño más viejo de una obra que el de hacer el metro. Simón Bolívar le encargó esa misión por primera vez en 1823 a un alemán llamado Bernardo Elbers. Laureano Gómez contrató lo mismo en 1924 cuando era ministro de Obras, pero la crisis de 1929 echó todo al traste. La elección del próximo director, su capacidad de gerenciar el proyecto y la atención que le preste el gobierno para blindar esa entidad de los políticos es lo que se juega esta semana.