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El director de Invías, Muuricio Ramírez Koppel, está en el ojo del huracán por un contrato que favorece al esposo de su secretaria. El Ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego, lo respaldó

Entrevista

“Por quedar como un príncipe con el Estado, acabé con mi familia”

El director de Invías, Mauricio Ramírez, renunció en medio de una controversia sobre irregularidades en su gestión, pero asegura que se fue por razones personales.

25 de noviembre de 2006

Después de dos años y tres meses de estar al frente del Instituto Nacional de Vías (Invías), Mauricio Ramírez Koppel sale de la entidad en medio de quejas por supuestas irregularidades en la adjudicación de millonarios contratos. En entrevista con SEMANA, el funcionario negó las acusaciones y dijo que desde el pasado 23 de octubre le había renunciado al presidente Álvaro Uribe, pero el primer mandatario le pidió que se quedara hasta encontrar su reemplazo.

SEMANA: ¿Cuál es la verdadera razón de su renuncia?

Mauricio Ramírez: La verdadera razón, y así se lo dije al Presidente, es mi familia. Por quedar como un príncipe con el Estado, se me acabó mi matrimonio y quiero dedicarles más tiempo a mis hijos y a mi esposa.

SEMANA: Pero ahora sale en medio de un escándalo por corrupción.

M.R.: Que yo sepa, no hay ninguna denuncia formal contra mí. Se habla de que yo le otorgué un contrato al esposo de mi secretaria. Él es socio de una empresa que tenía maquinaria en la región de La Mojana y se contrató porque se inundaron 100.000 hectáreas, y 70.000 familias resultaron afectadas.

SEMANA: ¿Y eso no es un escándalo?

M.R.: Esa es una compañía a la que el mismo Presidente de la República le puso una medalla por la solución tecnológica en las obras que hace. ¿Dónde está el problema de haberle adjudicado el contrato?

SEMANA: En que no es ético que les adjudiquen contratos a los familiares de los funcionarios.

M.R.: Yo no se lo di. Se lo ganó. La ley lo permite. Yo no me arrepiento porque obré bien y la inundación habría durado seis meses.

SEMANA: Pero deben existir empresas que hacen igual o mejor el trabajo que la del esposo de su secretaria.

M.R.: Esa vez no sólo se le dio contrato a esa empresa. A cuatro empresas con máquinas especializadas se les dieron otros contratos .

SEMANA: También se dice que el ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego, le pidió sacar de la entidad a Tatiana Ramos, gerente del proyecto vial 2.500. Que así se hizo, pero después usted volvió a contratarla.

M.R.: Eso no es así. Jamás la desvinculé. Lo que pasa es que ella y su marido, José Ricardo Villadiego, trabajan en el Instituto. Ella está encargada de la subdirección de navegación fluvial y marítima, y él está encargado de la Secretaría general técnica y estaban en el Invías cuando yo llegué. Eso se investigó y no había ninguna inhabilidad porque ninguno de los dos tiene capacidad para nombrar gente y son excelentes funcionarios.

SEMANA: ¿Por qué siempre se habla de que en el Invías hay una mafia, de entrega de comisiones a cambio de adjudicación de contratos, de políticos que meten la mano en las adjudicaciones. Es decir, de todo un foco de corrupción?

M.R.: Lo que pasa es que el Invías es la entidad que más contrata en el país. Al año estamos hablando de 7.000 ofertas para 500 contratos. Entonces. ¿cuánta gente queda furiosa? Pero yo no he conocido esa mafia de la que hablan. Ahí ha estado el Instituto anticorrupción de la Universidad del Rosario. Hay un comité de contratación en el cual yo no participo. Se hacen audiencias públicas y la Procuraduría siempre está ahí. No sé qué más decirle.

SEMANA: A usted también le reclaman que ni siquiera ya va a los consejos comunales a acompañar al Presidente.

M.R.: Es cierto. Yo me quedo con mi familia y por eso renuncié a mi cargo. Primero están mis hijos y ya aprendí esa lección. Este es mi cuarto cargo público. Quedé con muchos honores, pero se me acabó mi matrimonio. Ahora yo pongo mi familia primero que cualquier cosa.

SEMANA: Yo creo que hay otra razón.

M.R.: ¿Cuál?

SEMANA: Commsa. Se dice que en el gobierno hay mucha inconformidad porque usted no hubiera firmado el acuerdo con los españoles.

M.R.: La verdad es que yo firmé un preacuerdo. Pero después surgieron unas dudas de la Procuraduría sobre el peritaje y por eso no lo firmé, y no lo firmo hasta que la Procuraduría le dé el aval.

SEMANA: ¿Y cuándo se va?

M.R.: Estoy esperando que el Presidente me acepte la renuncia.