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El ministro del Posconflicto, Rafael Pardo, tiene la difícil tarea de gestionar los recursos que los países donen si se firma la paz con la guerrilla de las Farc. | Foto: Daniel Reina

POSCONFLICTO

¿De dónde saldrá la plata para el posconflicto?

El gobierno espera conseguir más de 3.000 millones de dólares en los próximos 5 años para financiar la implementación de la paz. Será un gran desafío lograrlo.

12 de diciembre de 2015

La historia de un país que lleva 50 años en guerra y está a punto de firmar la paz es vendedora. El presidente Santos lo sabe y lo ha sabido explotar. Asiste a todos los foros para presentar el proceso de paz con las Farc, y para pregonar que el posconflicto está cerca. Pero mientras a Colombia la ven con simpatía en el mundo, al mismo tiempo crece la crisis desatada por las acciones de Estado Islámico en varias naciones. Y en medio de una guerra, meterse la mano al bolsillo por Colombia no será fácil.

En su posesión como ministro del Posconflicto, Rafael Pardo habló de la creación del fondo Colombia en Paz, una gran bolsa que recogerá recursos por cooperación internacional no reembolsables –es decir, plata regalada– para consolidar la paz después de la firma de los acuerdos. Según cálculos del Departamento Nacional de Planeación, se espera que el país gestione una inversión total de 3.300 millones de dólares entre 2016 y 2020. Normalmente, Colombia recibe 570 millones de dólares al año de cooperación. El gobierno espera lograr un esfuerzo extra del 30 por ciento por parte de los países donantes para los primeros cuatro años después de la firma de la paz.

Para Alejandro Gamboa, director de la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional, eso es perfectamente lograble. Sus cálculos son los siguientes: desde que Santos llegó a la Casa de Nariño en 2010 hasta hoy, Colombia ha recibido aproximadamente 2.600 millones de dólares por donaciones de otros países (ver recuadro). “Si nos dieron esa plata en medio de un conflicto, cómo no nos la van a dar ahora que seremos un país en paz”, le dijo a SEMANA. Hasta ahora ese gran fondo de fondos tiene un menú de tres opciones para los países que quieran contribuir: el Fondo para el Posconflicto del Banco Mundial, el de la Unión Europea y el de Colombia Sostenible, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En el del Banco Mundial, Suecia ya donó casi 7 millones de dólares; el de la Unión Europea lo inauguró España, que dio 3 millones de euros y el de medioambiente del BID, que puede ser el más gordo pues el mercado internacional está más jugado a regalarle plata a ese sector, ya tiene 320 millones de dólares aportados por Noruega, Alemania y Reino Unido.



El reto para el gobierno será asegurar más recursos en un contexto de crisis internacional. Después de los atentados en París, las prioridades de la eurozona y de Estados Unidos, principales aliados de Colombia para el posconflicto, cambiaron sustancialmente. En total, 65 países, entre los cuales figuran los potenciales donantes, están comprometidos con la causa de acabar con Estado Islámico y para eso aumentarán su gasto militar. Francia ya compró más aviones, Estados Unidos ya le pidió al Congreso aprobar el desembolso de 116 millones de dólares para acabar con él, y en general, para los territorios amenazados por esta agrupación, la prioridad en los próximos años va a ser otra.

A lo anterior se suma que el planeta atraviesa un momento de desaceleración de la economía. Los pronósticos para 2016 no son alentadores. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía crecerá 3,6 por ciento el año entrante y de forma desigual. Casi todas las regiones están concentradas en atender las dificultades en sus casas y esa será la prioridad. Ante ese panorama, para el gobierno colombiano no va a ser fácil pasar el sombrero.

Colombia, además, es un país de ingreso medio. Eso significa que para la comunidad internacional ya dejó de ser problemático y hay otros con mayor prioridad para donar. La estrategia de Santos ha sido atar el discurso de la paz con los temas medioambientales –que es donde hay más dinero para cooperación– con el fin de fortalecer su argumento de que Colombia, aún, necesita una mano de la comunidad internacional. Esa fue su presentación en la cumbre de París. Allí es donde podría haber oportunidades, pero aun así los recursos no entrarían hasta 2017. Aunque la paz con las Farc es vendedora, los objetivos planteados están muy altos y el entorno está muy complicado.