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Ningún candidato quiere dejarse contar frente a Germán Vargas antes de las elecciones. | Foto: Juan Carlos Sierra

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¿Por qué nadie quiere con Germán Vargas Lleras?

Por ahora, a todos los candidatos presidenciales del Sí les suena una consulta para tener una propuesta de unidad que respalde el proceso de paz. La única salvedad: que no participe el vicepresidente.

6 de febrero de 2017

La campaña presidencial cada vez toma más fuerza. Aunque falta más de un año para las elecciones, el ambiente político está encendiendo los ánimos y produciendo las primeras pujas. Eso quedó claro con la propuesta del senador Armando Benedetti de que todos los candidatos que apoyaron el Sí al proceso de paz se montaran en una consulta interna. De inmediato la propuesta cogió fuerza.

La razón es sencilla. En un país polarizado, muchos anticipan que el único que tiene el cupo asegurado en la segunda vuelta es el candidato del uribismo y que los demás tendrán que pelearse por el cupo restante. En ese sentido, nadie quiere llegar con el electorado dividido y un candidato de coalición suena la opción más lógica. Por ahora, todos los que han saltado al agua han dejado ver que apoyan esa estrategia, pero con una condición: que no participe Germán Vargas Lleras. ¿Por qué?  

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La primera que descartó sumarse a una consulta con él fue Clara López. En una entrevista con Yamid Amat aseguró que “la izquierda y las fuerzas alternativas deben unirse en la defensa por la paz”. Agregó que “Yo me metería a trabajar con los demás que están con esta misma idea… Yo sí no me considero única. Lo importante es centrar la atención en los objetivos, sin mezquindades grupistas ni vanidades individuales”.

Pero cuando le preguntaron por Germán Vargas la cosa fue a otro precio. Aseguró que la consulta podría ser con el Partido Liberal, La U, la izquierda y las fuerzas independientes, pero no mencionó Cambio Radical. Y no incluyó el nombre del vicepresidente, pues para ella “debe ser una consulta con los dirigentes decididamente comprometidos con la paz”.

Aunque no lo diría de frente, en la misma posición está Humberto de la Calle. La campaña del jefe negociador está prendiendo motores, pero aunque su candidatura se da como un hecho en el mundo político, su lanzamiento tiene que superar varias decisiones pendientes y complejas.  

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Quizá la principal tiene que ver con la plataforma que elija para lanzarse. Se sabe que no le suena mucho la idea de participar en una consulta interna del Partido Liberal el día de las elecciones parlamentarias, como proponen César Gaviria y Juan Manuel Galán, y que preferiría buscar ser ungido por una convención en agosto para evitar el desgaste de una lucha interna.

En ese primer escenario se enfrentaría eventualmente a Luis Fernando Velasco, Juan Manuel Galán y Juan Fernando Cristo, tres candidatos a los que les disputaría la representación del trapo rojo con su larga trayectoria pública y el prestigio que le ha dado el liderazgo del proceso de paz, pero con casi ninguna maquinaria. Si un mano a mano con ellos no le asegura el triunfo, otro con Vargas Lleras lo dejaría por fuera. 

Quienes hasta ahora se han lanzado al agua sí estarían intersados en hacer una especie de coalición. Sin embargo, una cosa es competir con candidatos que hasta ahora comienzan a despegar y otra, con el vicepresidente. Vargas Lleras lleva cuatro años con uno de los cargos con mayor visibilidad del país, y en ese tiempo se la ha pasado recorriendo el país a diario. Su trabajo al frente de las áreas de vivienda e infraestructura le ha dado una imagen de ejecutor que muchos envidiarían y que nadie puede ya alcanzar. 

Muchos han criticado que ese liderazgo en temas clave le ha dado una ventaja adicional en la contienda, pues llegará a las elecciones luego de recorrer más lugares y entregar más obras que cualquier mandatario. Tan solo en enero visitará 100 pueblos. Y en esas condiciones nadie se le quiere medir hombro a hombro y arriesgarse a despejarle el camino a la Casa de Nariño. 

Entre los demás candidatos, hay otra razón adicional para la desconfianza y es el hecho de que al vicepresidente realmente nunca se le ha visto jugado por el proceso de paz. Y este, en últimas, es la razón por cual se armaría la coalición.

Desde cuando comenzó el proceso con las FARC, Vargas ha mantenido un discreto silencio. Ni siquiera en la díficil campaña del plebiscito se puso realmente la camiseta y las pocas veces que habló dejó ver sus criticas y temores.  En una de las pocas entrevistas que dio a SEMANA aseguró que no compartía del todo la forma como estaba organizado el Tribunal de Paz ni el hecho de que este pudiera juzgar a terceros. 

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Esta posición seguramente le dará un lugar especial frente al electorado, pues en últimas Vargas Lleras podría agrupar a muchas personas del No, pero también a quienes votaron que Sí pero con reservas. Y ese no es propiamente el público que quiere agrupar la coalición.

Las elecciones del 2018 presentarán un panorama díficil para el vicepresidente, pues quienes rechacen el proceso de paz con las FARC seguramete se irán con el candidato de Uribe, y quienes lo apoyen decididamente buscarán al candidato al que Santos le dé su bendición.

Al presidente, por su parte, lo que más le debe interesar es que la implementación del proceso con las FARC continúe y en ese sentido la mejor opción para él será quien garantice las mejores probabilidades de ganarle a Uribe, y en este momento, Germán Vargas Lleras puede ser el señalado. Si el vice llegara a la Casa de Nariño se anticipa que, con todo y sus críticas, no desmontaría el proceso con las FARC, como se presume que pasaría si el uribismo llegara al poder. Por eso, para Santos, la mejor opción sería una consulta en la que participe su segundo a bordo. 

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Los candidatos independientes, o de oposición al Gobierno, sin embargo, díficilmente se le miden a competir tan anticipadamente con él. Jorge Robledo se irá como representante del Polo. Gustavo Petro es posible que lo haga por firmas. Claudia López ha manifestado públicamente sus críticas al vice y ha montado parte de su campaña en mandarle sablazos.

Mientras tanto, el NO también estará buscando su candidato. Aunque la unidad en esas toldas es más fácil, también habrá polémica. En el uribismo muchos dan por descontado que el escándalo de los pagos de Odebrecht al publicista Duda Mendoca dejará por fuera a Óscar Iván Zuluaga, y que ahora la competencia será sólo entre el senador Iván Duque y Carlos Holmes Trujillo. En ese escenario se anticipa que Duque puede llevar la delantera. 

Sin embargo, es probable que el uribismo busque sumar en otros lados. Se ha dicho que la exsenadora Claudia Rodríguez de Castellanos, quien representa un importante sector de los cristianos como líder de la iglesia Misión Carismática Internacional, quiere participar en el mecanismo que seleccione el Centro Democrático para elegir candidato. Y otros han pedido que también inviten a Alejandro Ordóñez y a Martha Lucía Ramírez para sumar fuerzas. 

De lado y lado, la estrategia es no fraccionar al electorado. La tarea es díficil.