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PRIMERO EL CANJE

Logrado el despeje de cinco municipios, la prioridad para el jefe de las Farc es el tema del canje.

7 de diciembre de 1998

La semana pasada se conoció una carta de 'Tirofijo' a Víctor G. Ricardo, alto comisionado para la paz, fechada el 20 de octubre. La misiva despertó una gran polémica porque en ella el máximo jefe de las Farc dice tener conocimiento de que "los altos mandos militares han creado comandos especializados para sabotear la instalación de los diálogos de paz". Y afirma que por tal motivo no es segura su presencia en el acto de instalación de las mesas de diálogo. Los altos mandos, como era de esperarse, reaccionaron airadamente. El general Fernando Tapias, comandante de las Fuerzas Militares, dijo que se trataba de "una infamia" y aseguró que los militares están cumpliendo estrictamente con lo que el Presidente les ha pedido y que acatarán todas sus órdenes en relación con el área de distensión.
El tema del supuesto 'complot' de los militares para sabotear el proceso opacó, sin embargo, el contenido del resto de la carta y le restó trascendencia a un mensaje todavía más duro del jefe de las Farc para el alto comisionado de la paz y para el gobierno en general: el relacionado con el canje de los soldados y policías capturados en las últimas operaciones militares por el grupo insurgente por los guerrilleros detenidos en las cárceles del país. En uno de los párrafos de la carta 'Tirofijo' dice que "con su emisario acordamos dos fechas tentativas para encontrarnos, el día 20 y, si ello no era posible, el 25 del corriente mes y finalmente para el 4 de noviembre, para conocer de los tres poderes los resultados sobre las gestiones con respecto al canje de soldados por guerrilleros y también para hacerle llegar al Presidente la lista final de guerrilleros presos". Y al final de la carta afirma, en tono de reproche, que "cuando nos entrevistamos con usted, el tema central fue lo relacionado con el canje, mas sin embargo por los medios de comunicación aparecieron temas importantes menos lo del canje".
La frase constituía un evidente tirón de orejas al alto comisionado para la paz por no haber hecho públicas las conversaciones en torno del tema del canje (que no era en ese momento la única omisión del funcionario, pues según fuentes cercanas al proceso de paz el comisionado tampoco había sido muy explícito sobre las condiciones acordadas para el despeje de los cinco municipios del sur del país que fueron acordados como zona de distensión). Pero además el tono de la frase ponía de manifiesto una vez más la importancia que le da Marulanda al tema del canje y su afán de que el gobierno no sólo se decida sobre el mismo sino que le ponga términos a la operación: ¿Cómo, cuándo y dónde se va a hacer?, si es que se hace. Las Farc han sido claras en que para ellas el asunto es prioritario y totalmente independiente del tema del despeje, cuyo proceso de verificación comenzó el sábado pasado.

Cita en el monte
Finalmente las partes se pusieron de acuerdo en una fecha para hablar sobre el tema: el 23 de noviembre. Ese día una comisión de 'los tres poderes' _como la que quiere 'Tirofijo'_, compuesta por el presidente de la comisión de paz del Senado de la República, Juan Manuel Ospina, y el representante Roberto Camacho _en representación del Congreso_, los presidentes de la Corte Suprema de Justicia, la Corte Constitucional y el Consejo Superior de la Judicatura, y el alto comisionado para la paz, se reunirán, en algún lugar de la zona de distensión, con el propio 'Tirofijo', para hablar sobre el tema. El interés de Marulanda en el canje es tal que no quiso delegar en ninguno de sus hombres la vocería de la organización.
La semana pasada, además, las Farc ampliaron la lista de prisioneros canjeables. A los 452 que habían incluido en la primera lista sumaron 49 más, de los cuales hay 14 que fueron detenidos por sus actividades políticas en Urabá y que hoy están recluidos en la cárcel Nacional La Modelo y en la cárcel de La Picota, en Bogotá. La nueva lista, que eleva a medio centenar el número de prisioneros pedidos por las Farc, dio lugar a una de las hipótesis que se barajaron con respecto a las razones de la sangrienta toma de Mitú realizada por esa organización: la necesidad de incrementar el número de soldados y policías retenidos por el grupo subversivo para presionar el canje ante la desproporción numérica que existe todavía entre secuestrados y detenidos.
Lo cierto del caso es que el interés de 'Tirofijo' en el canje es inversamente proporcional al entusiasmo de la sociedad civil, en general, y de algunos funcionarios, en particular, en ese mismo tema. Y eso explica, de alguna manera, la falta de locuacidad del alto comisionado para la paz en esa materia. Aunque entre los prisioneros de las Farc no aparece ninguna de sus grandes figuras históricas, no han sido pocos los casos, a nivel internacional, en los que la liberación de prisioneros de grupos insurgentes ha contribuido a su consolidación y fortalecimiento, y eso no deja de causar temor en algunos sectores de la sociedad.
En otros, sin embargo, existe la idea de que el canje es un costo menor que hay que pagar para sacar al país de una guerra fratricida de más de medio siglo. Y que sólo con él podría lograrse lo que para muchos debe ser una condición para sentarse a conversar en serio sobre el tema de la paz: un cese al fuego bilateral que vaya más allá de una zona de distensión. Como son tantos los 'canjeables' y están tan dispersos en la geografía nacional, una manera de garantizar su seguridad sería condicionando el intercambio a un cese de hostilidades a nivel nacional. Ese, de acuerdo con algunos analistas, podría ser el punto más importante del canje.
La duda que aún persiste es si el canje tiene viabilidad jurídica. Hay quienes dicen que ninguna, porque para eso habría que indultar a todos los guerrilleros presos, y no sólo existen serias restricciones constitucionales para hacerlo sino que el trámite sería demasiado engorroso y largo como para no obstaculizar el proceso de paz. Pero también hay quienes piensan que no se necesita ninguna modificación legal para realizar el canje porque el derecho internacional tiene suficientes instrumentos para permitir _si existe un acuerdo entre las partes_ el intercambio de las personas retenidas. Y esa tesis _que gana cada día más adeptos_ será seguramente la que propondrá 'Tirofijo' en su reunión con la comisión oficial (ver recuadro).
Lo cierto del caso es que, mientras se produce la verificación del despeje y se inician los diálogos entre el gobierno y las Farc para tratar de encontrarles salidas a los grandes problemas del país, el tema del canje será una especie de pulso no sólo entre las partes sino entre el gobierno y la opinión, que suele ser menos comprensiva de lo que los gobernantes creen. Por ahora, lo cierto es que mientras el país estaba preocupado por el despeje 'Tirofijo' estaba preocupado por el canje. Falta ver si cuando el país empiece a preocuparse por el canje el despeje resulte todavía un tema de interés.

La fórmula para el canje
Despues de buscar muchas salidas para el tema del canje parece estarse abriendo paso una fórmula que permitiría, sin leyes ni decretos y sin violentar los estatutos jurídicos, el intercambio de soldados y policías secuestrados por guerrilleros detenidos en las cárceles del país.
La fórmula parte del hecho de que, según el artículo 93 de la Constitución Nacional, "los tratados y convenios internacionales ratificados por el Congreso que reconocen los derechos humanos y que prohíben su limitación en los estados de excepción prevalecen en el orden interno".
Entre los tratados ratificados por el Congreso están los llamados Convenios de Ginebra de 1949 sobre conflictos internacionales, que tienen, en común, un artículo _el tercero_ dedicado a la protección de los derechos fundamentales en conflictos internos como el que vive Colombia en la actualidad.
Ese artículo, después de enumerar las obligaciones de los combatientes, tiene un pequeño párrafo que dice que "las partes en conflicto harán lo posible por poner en vigor, mediante acuerdos especiales, la totalidad o parte de las otras disposiciones" de cada uno de los convenios sin menoscabar el orden jurídico del país.
Lo anterior quiere decir que, previo acuerdo entre las partes, se podrían aplicar al conflicto interno algunas disposiciones que fueran más allá de las contenidas en el artículo 3, común a todos los convenios de Ginebra.
En junio de 1977, y con el fin de desarrollar el artículo 3, se suscribió el llamado 'Protocolo dos' de Ginebra. En él no se habla de prisioneros de guerra sino de personas internadas o detenidas en medio del conflicto.
Y en uno de los artículos del 'Protocolo' se dice que "si se decide liberar a personas privadas de libertad, quienes lo decidan deberán tomar las medidas necesarias para garantizar la seGuridad de tales personas".
Lo anterior, según la última interpretación, significaría que la única limitación para hacer una liberación unilateral de detenidos sería la exigencia de garantizar el retorno seguro de las personas que sean objeto de la operación.
El 'Protocolo dos', sin embargo, sólo habla de personas detenidas en combate. Y la condición de la mayoría de los canjeables de la guerrilla no es esa. Por eso, para poderlos liberar, habría que recurrir a otra norma.
Y aquí entra a jugar el párrafo del artículo 3 sobre acuerdos especiales entre las partes. Según él, se podría recurrir al 'Protocolo uno' de los acuerdos de Ginebra, que desarrolla los temas referidos a los conflictos internacionales.
En el artículo 44 de ese protocolo se dice que "combatiente que caiga en poder de una parte adversa, mientras no participe en un ataque ni en una operación militar, no perderá el derecho a ser considerado combatiente y prisionero de guerra".
Hasta donde logró llegar SEMANA, esta sería la fórmula que avalarían las Farc. Falta ver si la comisión de los tres poderes que se reunirá con 'Tirofijo' la considera viable. Y si a partir de ella se puede llegar a algún acuerdo.
Lo cierto es que el tema del canje será el primer pulso entre la insurgencia y el gobierno. Y que éste no tomará ninguna decisión que vaya en contra de lo que piensa la sociedad civil. Por eso es tan importante la reunión del 23 de noviembre.