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En cuanto al cese y la ubicación de los guerrilleros de las FARC las grandes diferencias siguen estando en los números. | Foto: AP

PROCESO DE PAZ

Sin humo blanco en La Habana sobre cese al fuego bilateral

La noticia del fin de la guerra en Colombia sigue sin producirse. Pero estamos a días de que se anuncie.

3 de junio de 2016

El anuncio del fin del conflicto entre el gobierno y las FARC, que se esperaba podría hacerse en La Habana este fin de semana, sigue en vilo. A pesar de que se trabaja sin pausa no se pudieron superar las diferencias que hay todavía sobre la mesa en materia del cese del fuego y hostilidades, de zonas de ubicación y dejación de armas. 

En cuanto al cese y la ubicación de los guerrilleros de las FARC las grandes diferencias siguen estando en los números. Mientras el gobierno cree que no deben ser más de 14, la guerrilla piensa que el número debe estar alrededor de 60.  Hay quienes creen que esa discrepancia, que ha estado planteada así desde hace varias semanas, debería resolverse cuando la ONU diga cuántas zonas tiene capacidad de verificar. Fuentes extraoficiales calculan que serían alrededor de 25. La otra diferencia numérica es cuántos guerrilleros podrían salir de las zonas de ubicación a cumplir labores propias de los acuerdos. La diferencia oscila entre 50 y 70.

Pero esta semana la mesa estuvo dedicada a resolver sobre todo detalles en materia de dejación de armas. Básicamente son tres los puntos que separan a Gobierno y FARC. 1) La primera es sobre cuándo se produce la dejación. Si los guerrilleros deben dejar las armas al llegar a las zonas de ubicación –que es lo que quiere el Gobierno- o cuando se haga efectiva la dejación –como piensan las FARC-. 2)

La segunda es sobre cómo debe ser la dejación. En el Gobierno hay quienes creen que debe ser en tres partes, empezando con un 30 % al llegar a las zonas de ubicación para darle al país un mensaje contundente. Aunque también hay quienes creen que debe hacerse por frentes, gradualmente. Las FARC quiere un esquema progresivo de acuerdo al tipo de armamento, dejando la fusilería para el final. 3) La tercera diferencia es cuál será el destino de las armas. Mientras el Gobierno plantea que deben destruirse, las FARC creen que se deben inutilizar, posiblemente bloqueando o destruyendo algunas de sus piezas. La razón por la que la guerrilla se niega a destruirlas es la dignidad, pues consideran que los fusiles encarnan la sangre de sus muertos. Adicionalmente las FARC tienen reparos a la idea de que el Ejército tenga un retén de control de entradas y salidas de las zonas. Para la guerrilla, este control debería ser civil.

Dejación después de la refrendación

Hasta el martes pasado a pesar de que estaba claro que no se alcanzaría a hacer ningún anuncio para el fin de semana, había tranquilidad y optimismo pues se consideraba que las diferencias expuestas anteriormente podrían ser superadas. Sin embargo, ese día la cámara de Representantes le añadió una condición a la vigencia del Acto Legislativo para la paz, y es que antes el acuerdo final debe ser refrendado en las urnas. Eso les cayó como un baldado de agua fría no solo a las FARC sino a algunos miembros del Gobierno pues en la práctica modifica todo el cronograma de la dejación de armas. Se había establecido que la dejación de armas empezaría dos meses después de firmado el acuerdo final. Ahora el día D será el de la refrendación, lo cual implica una demora todo. Esta claro que la guerrilla no está dispuesta a abandonar los fusiles, antes de una refrendación que podría (aunque es remoto) tumbar todo el acuerdo.

Avances muy significativos

Pero si bien aún hay escollos en esos temas, también hay acuerdos totalmente cocinados o a punto del último hervor. El acuerdo sobre garantías de seguridad está totalmente cocinado pero ninguna de la partes quiere anunciar todavía su contenido porque hace parte integral del fin del conflicto y no puede entenderse sin lo acordado en materia de cese y dejación de armas. La mesa también tiene prácticamente resultas las salvedades del punto dos, de participación política. Aunque no se sabe cuáles serán las zonas de circunscripción especial electoral, se tiene claro que estas deben coincidir con los Programas de Desarrollo Territorial que se impulsarán como parte de la implementación de los puntos agrarios y de drogas, y también con las zonas de ubicación y de reincorporación de los combatientes.

El Gobierno presentó una propuesta con 15 zonas, que incluyen alrededor de 160 municipios que cayó muy bien pero que seguramente tendrá ajustes y complementos. La propuesta ha sido calificada como excelente en materia técnica, pero tanto unos como otros tienen una “pequeña” duda:  ¿de dónde saldrá la plata para estos programas?