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| Foto: Semana.com

ENTREVISTA

Un acuerdo humanitario: ¿El salvavidas para el diálogo con el ELN?

Semana.com habló con Monseñor Darío de Jesús Monsalve sobre su propuesta de crear una comisión que construya un acuerdo -en el marco del DIH- que ponga a andar los diálogos con esa guerrilla.

12 de enero de 2017

Después de 289 días desde la publicación de la agenda que encarrilaría el proceso de paz entre el Gobierno y el ELN, los colombianos perdieron la cuentas de los intentos que se han hecho -en casi un año- para instalar la Mesa y darle rienda suelta a la fase pública de la negociación.

Aunque las partes habían fijado el 10 de enero del 2017 como la fecha perentoria, el día se corrió y para este jueves se postergó el encuentro en el que se definirá la fórmula para desempantanar las conversaciones, que al igual que las FARC, buscan ponerle fin al enfrentamiento armado.

El problema es que las partes no han logrado un consenso público en el punto que más las divide: la liberación de los secuestrados, puntualmente la entrega del excongresista chocoano Odín Sánchez Montes de Oca. Justamente ese suceso fue el que llevó a que la mesa no se instalara el pasado 27 de octubre.

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Semana.com habló con uno de los hombres clave que ha tenido la negociación, y que ha servido como facilitador en algunos de los momentos más críticos, sobre las expectativas del encuentro y su propuesta para salir del laberinto en el que aparentemente cayeron las partes desde cuando se hizo pública la agenda.

Semana.com.: ¿Cómo siente los ánimos para el encuentro del Gobierno y el ELN este jueves?

Monseñor Darío de Jesús Monsalve: Bajitos. Hay de por medio exigencias de ambas partes y al parecer no van a ser satisfechas. Esos ánimos bajitos los hemos querido confrontar con propuestas de la sociedad civil y la misma Comisión Episcopal.

Semana.com.: ¿Cuál es su propuesta para desenredar la fase exploratoria?

D. J. M: Hemos propuesto un mecanismo alterno, consistente en un pequeño grupo de especialistas que elabore -de forma pronta- un borrador de Acuerdo Humanitario en el cual se excluyan acciones contrarias al espíritu del Derecho Internacional. En este caso, por ejemplo, la exclusión del secuestro o retención extorsiva de personas e igualmente acciones desproporcionadas que hacen daño a la vida y las poblaciones como los bombardeos.  

Semana.com.: Y una vez se diseñe... ¿qué sigue?

D. J. M: Es bueno hacer un acuerdo humanitario. Por lo menos, sobre esos primeros dos puntos: secuestro y bombardeos. Lo que se espera es que ese acuerdo esté pronto, que ellos lo revisen y que apenas se acepte ese mecanismo se abra la mesa de negociaciones en su fase pública.

Semana.com.: ¿Cómo han recibido el Gobierno y el ELN la propuesta?

D. J. M: El doctor Juan Camilo (Restrepo, jefe negociador del Gobierno) me envío una respuesta muy positiva, dándole trámite a la propuesta con sus colegas de la delegación. De parte del ELN sé que la han recibido también, pero no hay un pronunciamiento oficial aún. Igualmente, espero que sea bien recibida porque está sustentada en una posición que ellos han defendido. Es decir, el derecho a la rebelión y la no aceptación de las leyes colombianas pero si del Derecho Internacional Humanitario (DIH).

Semana.com.: ¿Qué miembros de la sociedad civil estarían trabajando en el borrador para presentarlo?

D. J. M: En el momento no tenemos un grupo identificado. Pero, no es difícil porque hay personas expertas en el tema que se han ofrecido. Me guardo los nombres porque seguramente tienen que ser personas de absoluta confianza para las dos partes.

Semana.com.: ¿El tema está entre la agenda que se discutirá este jueves?

D. J. M: Sí, ellos podrían acordarlo y decidir si esas personas son del orden nacional o internacional, con las mejores garantías que encuentren.

Semana.com.: ¿Cómo ve usted que el secuestro de Odín Sánchez se haya convertido en un inamovible para arrancar la negociación?

D. J. M: Mire que el presidente ha evolucionado en la propuesta. La exigencia era: ‘liberan a Odín o no hay diálogos‘. Sin embargo, la última que le escuché fue: "liberen a Odín y a todos los secuestrados para que haya diálogo". Es decir, yo leo entre líneas que Juan Manuel Santos dio el paso correcto. Pasó del secuestrado al secuestro. Lo que importa aquí no es el secuestrado X,  Y o Z sino el secuestro que involucra no sólo a los que se tienen noticia sino de todos los que han sido tomados en poder del ELN y no se tiene noticia de ellos.

Semana.com.: ¿Qué cree que ha faltado para que la negociación sea más efectiva?

D. J. M: Ha habido mucha dedicación de las partes en la fase exploratoria y una gran colaboración de los países garantes y anfitriones: Venezuela y Ecuador. Sin embargo, también hay que reconocer que falta una mayor cohesión interna en cada una de las delegaciones, una continuidad más garantizada y sobre todo una mayor formalidad en las propuestas que han sido acogidas y aceptadas de manera no suficientemente formal. Ha faltado formalidad ejecutiva. Es decir, que sea una propuesta que se acepta por la partes y que se definan los mecanismos de ejecución premios a la publicación de la misma. La capacidad ejecutiva se ha visto diezmada, proponen cosas y al otro día se caen.

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Semana.com.: ¿Teme que lo de este jueves sea otro paso en falso?

D. J. M: Creo que las cosas son distintas para el escenario de hoy. Esto, porque el acuerdo de La Habana con las FARC está en implementación. Hay un apadrinamiento de la comunidad internacional a las zonas veredales y voluntad de apadrinamiento al proceso con el ELN porque el tiempo del presidente Santos es breve y la protección de las comunidades en los territorios es urgente.

Semana.com.: ¿Considera que la situación que atraviesa Venezuela y las elecciones presidenciales en Ecuador son un obstáculo para que la negociación avance con mejor ritmo?

D. J. M: El proceso de paz hay que nacionalizarlo completamente. No depender sino del apoyo gratuito y generoso de la comunidad internacional y no de las circunstancias políticas internas de los países. En ese sentido, el proceso con el ELN depende de Venezuela y Ecuador en gran medida. El primero porque son ellos los que movilizan a los guerrilleros y el segundo es quién los hospeda. Esperemos que las elecciones en Ecuador no impliquen un cambio de política internacional y segundo que la situación de Venezuela permita que el ELN salga de este país y no tenga que depender de situaciones que están ocurriendo.

Semana.com.: Hace un par de meses se conoció que usted había sido víctima de amenazas. ¿Qué ha ocurrido con esa situación?

D. J. M: No le doy más trascendencia de lo que se puede llamar el menú de los conflictos y las polarizaciones que se da en el país. No veo que yo deba dejar de hacer lo que estoy haciendo, ni que haya que preocuparme excesivamente por lo que hagan quienes no están de acuerdo. Estoy sereno, firme y estoy muy comprometido.