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| Foto: SEMANA

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Paz: Ituango amaneció sin trincheras

Este municipio del norte de Antioquia regaló una de las imágenes del ‘día después de la guerra’ regaló. Tras la firma del acuerdo, las trincheras que por 10 años estuvieron en la plaza del pueblo fueron derribadas.

24 de junio de 2016

Ituango es un municipio que, como tantos otros, arrastra en su nombre las heridas de la guerra. La masacre que se identifica con el nombre del pueblo es uno de los capítulos más dolorosos de esa historia de balas y sangre que para muchos tuvo final hace unas horas, al medio día del 23 de junio, cuando las FARC decidieron abandonar las armas y acordar con el Gobierno el silenciamiento definitivo de los fusiles.

En lo que podría ser el día después de la guerra, este municipio, ubicado en el norte antioqueño, regaló una de las mejores imágenes del nuevo amanecer en el país. Horas después de la firma del histórico acuerdo, la Policía decidió quitar las trincheras que llevaban más de diez años en la estación de Policía del pueblo. No es un gesto menor, esta es la región de Antioquia donde las FARC tienen más fuerza y donde más combates se han presentado desde cuando empezaron las negociaciones de La Habana.

La presencia del frente 36 de las FARC, uno de los más fuertes de la guerrilla, y el movimiento del 34 y el 5 por algunos de sus corredores han dejado a su paso cultivos ilícitos, minas, secuestro, miedo, y la huella terrible de los paramilitares que, en su persecución subversiva, asesinaron a cientos de campesinos inocentes.

Para Luis Guillermo Pardo, gerente de Paz en Antioquia, esto ya hace parte de lo que se acordó en la mesa: “Ituango va a ser uno de los ejes del posconflicto y este es un buen gesto de la Policía. La Policía ya sabe que no será atacada por las FARC y ese es uno de los territorios donde las FARC son más Fuertes. Esto nos muestra que la cosa va en serio”.

En el pueblo se vive un optimismo mesurado, así lo dice Luz Miriam Mazo Ortiz, líder de la Asociación de Mujeres Ideales de Ituango, quien ve en el gesto de la Policía una oportunidad para empezar a olvidar “el horror de la guerra y es una muestra de que el Ejército y la Policía están esperanzados en que todo esto va a cambiar. Llevábamos viendo muchos años esas trincheras que son un símbolo del miedo. Nos sentimos muy contentos. Aquí prácticamente todos somos víctimas. Este horror lleva muchos años con nosotros”.

Pero Mazo Ortiz sabe que la firma de este jueves en La Habana es un símbolo y que el trabajo apenas comienza: “No podemos dejar que esta violencia que termina se convierta en otro tipo de violencia. Este es el comienzo de una vida diferente y tenemos que hacer todo para que no sea una guerra diferente. Tenemos que ver qué les vamos a ofrecer a esas otras personas, cómo vamos a convivir. Ese es el verdadero camino hacia la paz, porque nosotros no sabemos qué es eso”.

Y es que Antioquia será uno de los engranajes claves en el posconflicto, pues según el gobernador Luis Pérez Gutiérrez, en el departamento habría cuatro zonas de concentración para la desmovilización de las FARC y estas estarían en Ituango, Remedios, Dabeiba y Vigía del Fuerte, que está en límites con Chocó. Por ello, solicitó al Gobierno que se cumpla un protocolo especial allí y que el territorio le sea devuelto al departamento.

Pérez Gutiérrez le pidió al presidente Juan Manuel Santos que se firme un protocolo con cada gobernador de departamento que vaya a recibir desmovilizados, y de esta manera se puedan construir los aportes de cada región a la paz: “Que nos devuelven el fusil y el territorio, para nosotros podemos ingresar a cambiar cultivos ilícitos por lícitos y que a los campesinos podamos ponerles un salario permanente, seguridad social, que se puedan jubilar, que tangan vacaciones. Estamos muy cerca de la dignificación del campesino”.