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Procurador Alejandro Ordóñez se opone a la venta de Isagen. | Foto: Archivo SEMANA.

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“La venta de Isagén no es un buen negocio”: Procurador

En la carta, Alejandro Ordóñez augura la pérdida de más de dos billones de pesos con la negociación y recomienda que se luche más contra la corrupción y que cese la 'mermelada'.

12 de enero de 2016

A pocas horas de que se realice la venta de Isagén, el procurador Alejandro Ordóñez se metió en la polémica con una dura carta en la que advierte que, contrario a lo que dicen los representantes del Gobierno, el negocio resulta inconveniente.

Para el procurador Alejandro Ordóñez la venta de la empresa es un mal negocio. Tanto, que augura la pérdida de más de dos billones de pesos. "No es un buen negocio como lo ha señalado el Gobierno, por el contrario, podría implicar un detrimento patrimonial sin antecedente en la historia del país", dice en el documento.

Según una carta que le enviará este martes el jefe del Ministerio Público al Gobierno, la valoración actual de las acciones no tuvo en cuenta la verdadera incidencia de la escalada del dólar.

En el documento el funcionario advierte que es claro que pese a la revisión en el precio de la acción, este sigue siendo menor al que debería tener. En su criterio, esta falta de previsión está generando que el eventual comprador se haga a los activos de la Nación en Isagén a un precio 27 % por debajo de su valor real. Según sus cálculos, estaría pagando 0,46 dólares menos por acción.

"Mientras en el 2013 cada acción ascendía a US$ 1,71, a pesar del ajuste por IPC de la acción, para el 2016, aun con el ajuste del Decreto 2468 de diciembre del 2015, equivale a US $1,25, es decir, US$ 0,46 menos", aseguró.

La Procuraduría tampoco cree que la venta traiga alivios para el déficit presupuestal al que se pueda ver expuesto el Gobierno. Al contrario, se mostró de acuerdo con las conclusiones de la Contraloría, según las cuales este negocio obligaría al recorte de la inversión en infraestructura.

Recordó que ese organismo de control fiscal auguró que la pérdida de los ingresos derivados de la operación de Isagén terminará obligando al Ejecutivo a otras fuentes de financiación. En ese escenario, dijo, es previsible un aumento en el recaudo tributario.

Para el procurador, antes que aumentar el cobro de impuestos, el Gobierno debe privilegiar una planeación económica más responsable. Su recomendación es ser más austeros, no trasladar los gastos a los ciudadanos y acabar con la llamada “mermelada”, "vena rota del presupuesto público atada a apetitos clientelares", dice.