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¿Qué esperar de 2007?

María Elvira Molano (Wicca) leyó para SEMANA las cartas del tarot de Colombia, de Álvaro Uribe y de Carlos Gaviria. Se vislumbra un recrudecimiento de la violencia.

6 de enero de 2007

El diablo del Tarot salta de la baraja para mostrar las diferentes fuerzas que se mueven en el ambiente político del país. Habla de que pese a la credibilidad que hasta ahora el actual gobierno ha tenido, la popularidad del Presidente se estrella con fuerzas ocultas y profundas que explotarán durante el año con la fuerza de los volcanes que como fieras dormidas cuidan sus cordilleras. Los movimientos sociales se irán consolidando y 2007 será propicio para que sus esfuerzos se cristalicen.

A pesar de esto, el seis de oros, otra de las cartas que marcan su destino para 2007, dice que la inversión extranjera se fortalecerá y económicamente el país se mantendrá en alto. De otra parte, el nueve de espadas muestra la crisis del proceso de paz con las autodefensas, lo que traerá sangre y lágrimas que correrán por sus ríos, sus valles y sus sabanas. Aparecen también dificultades y enemistades en lo que se refiere a las relaciones fronterizas. Tensiones y grandes diferencias marcarán zanjas que distanciarán la relación con Venezuela y Ecuador, naciones que constituyeron un día el sueño de Bolívar de la Gran Colombia. La fumigación con glifosato provocará grandes diferencias entre los países vecinos, y el veneno que se dispersará por el aire lo sentirán los hombres y las plantas y provocará reacciones insospechadas que traspasarán las fronteras.

Cada planta tiene su alma y su guardián que se despertarán para protestar por los efectos nefastos para la tierra, para la gente y para los espíritus que habitan en ellas. Habrá pues que contrarrestar estos efectos, sembrando los campos de maíz, considerado por las culturas de América el símbolo sagrado de la hermandad entre los pueblos, de la fertilidad y de la abundancia. Habrá, entonces, que sembrar maíz y más maíz como ofrenda a la tierra, como otrora nuestros pueblos indígenas lo ofrecían en sus ceremonias, con el fin de alejar las desgracias, las enfermedades, las sequías y la guerra.

Colombia encontrará su equilibrio en los extremos, siendo tan tormentosa y violenta como alegre y seductora, tanto es así, que quien pisa su tierra vuelve, y el que se va, no deja de sonarla y de sentirla en las noches estrelladas que marcan su destino. El 2007 será un tiempo para que los colombianos siembren sus esperanzas que sin su esfuerzo unido no darán sus frutos.

Colombia tiene la energía del sol, su astro regente que no deja de brillar y de alumbrar hasta en los lugares mas remotos. Colombia es un país de pasiones, de llantos y de risas, de amores y de odios, de muerte y de vida, como se lee en las cartas del Tarot para 2007.

Álvaro Uribe Vélez

El nuevo año, 2007, será difícil para el Presidente. Se enfrentará a cambios importantes para sí mismo. Sentirá, como en una montaña rusa, el vértigo que produce el vacío de aventuras inciertas, y verá sus debilidades y sus fortalezas tan expuestas a fuerzas desconocidas y brutales, a emociones contradictorias y opuestas, que esto lo llevará a refugiarse dentro de su caparazón duro y frío para protegerse de sus propias emociones, pero también a agilizar el paso continuo y firme para seguir como el Loco del Tarot su camino, sin perder la ruta que se ha fijado, endureciendo su estrategia para alcanzar la meta. Las contradicciones en él mismo se agudizarán y en el país también, lo que lo llevará a pedir ayudas externas para protegerse de estas corrientes brutales que lo acecharán como fieras.

Carlos Gaviria

El 2007 será un año de trabajo y de mucha actividad para consolidar sus planes y sus proyectos. Atraerá a muchos a su lado, y logrará cristalizar fuerzas contradictorias y opuestas hacia un objetivo común, que con su mentalidad práctica, su empeño (por no decir terquedad), su voluntad de acción, su capacidad de extraer lo esencial y su poder de seducción consolidarán un movimiento fuerte y exitoso como lo muestra el Mago del tarot. Hará parte del paisaje político de 2007, como un árbol frondoso que extenderá sus ramas al viento y afianzará sus raíces para agarrarse firmemente a las profundidades de la tierra.