Home

Nación

Artículo

BOGOTÁ

Qué es lo que huele mal de Corabastos (I y II)

Las últimas administraciones tienen a la central de abastos más grande del país sumida en una profunda crisis. Los casos de corrupción y la presencia de mafias tienen en vilo su futuro. En dos entregas Semana.com presenta una radiografía de Corabastos.

3 de abril de 2012

El mercado más grande de Bogotá se les salió de las manos a sus administradores. El lugar al que diariamente entran 12.000 vehículos de carga que transportan entre 12 y 14 toneladas de alimentos y que recibe 200.000 personas que dejan una caja de 24.000 millones de pesos, está inmerso en una crisis económica que lo podría llevar a la quiebra.
 
¿Qué llevó a la despensa de la capital a este caos? La respuesta señala dos grandes causas. Por un lado, los malos manejos de las últimas administraciones, señaladas de irregularidades en la contratación lo que le está costando un detrimento patrimonial valorado en más de 1.800 millones de pesos, según el último informe elaborado por la Contraloría General.
 
El segundo causante es la falta de ejecución de las alcaldías de Luis Eduardo Garzón y Samuel Moreno que no implementaron las medidas que contemplaba el Plan Maestro de Seguridad Alimentaria, creado en el 2006 y cuyas órdenes y recomendaciones quedaron únicamente en el papel. Pero para entender la complejidad de la situación es necesario ir por partes.
 
Corabastos perdió el norte

Ariel Ávila, investigador de Nuevo Arco iris, corporación que repetidamente ha denunciado la presencia de mafias en este lugar, explica que el desgobierno no solo ha llevado a que la gerencia se vea en la imposibilidad para controlar los fenómenos de ilegalidad, "sino en situaciones complicadas de contratación y corrupción, que tiene al borde de la quiebra a Corabastos".

La posibilidad de que la central de abastos se haya convertido en una empresa inviable quedó en evidencia después de que la Contraloría revelara un informe sobre presuntas irregularidades, pues según señala el mismo organismo. "Corabastos perdió su norte".

En el documento entregado hace una semana y que responde a la auditoría realizada durante el 2010, se asegura que "la Corporación de Abastos de Bogotá, en su gestión presupuestal no fue eficiente, pues no contó con suficientes recursos producto de sus actividades o la venta de sus servicios, toda vez que los gastos operacionales fueron por $18.336 millones, superando los ingresos operacionales de $17.446 millones".
 
En el informe también se advierte que en la ejecución de las actividades contractuales de Corabastos, no se observan las normas aplicables y se detectan "debilidades en la etapa precontractual, ejecución, liquidación de los contratos y en el ejercicio de la interventoría en donde se establecen cinco posibles hallazgos fiscales por $1.912 millones, cuatro posibles hallazgos con incidencia disciplinaria y cuatro posibles hallazgos con incidencia penal".
 
Sobre este punto, Ariel Ávila asegura que "los hallazgos en materia de contratación permiten evidenciar que algunas gerencias tomaron a Corabastos como negocio o al menos fueron bastante ligeras en materia de contratación".

En un informe entregado a Razón Pública, Ávila detalla varias irregularidades que se han dado en la contratación. Uno de los más complejos tiene que ver con el contrato de concesión vial 070 del año 2005 y cuyo objetivo era la pavimentación de 11 kilómetros de vía en el interior de Corabastos.

Esta obra le fue adjudicada a Covial por $342 mil millones de pesos, es decir casi el doble de los activos de Corabastos. Siete años después sólo se han construido tres kilómetros.

Al borde de la quiebra, una vez más

Aunque estos problemas administrativos se han ventilado en los últimos años, los malos manejos vienen de tiempo atrás. En el 2009 la Contraloría había encontrado "un estado de iliquidez e insolvencia para cubrir sus obligaciones de corto plazo y que la ubicó en serias dificultades financieras, al mostrar un capital de trabajo negativo de $1.840 millones, un indicador de liquidez del 0.81% y que las políticas de recuperación de cartera no dieron los resultados esperados afectando los activos".
 
Según un informe de La República, Corabastos ya había sido sometida a control por parte de la Superintendencia de Sociedades en julio de 2003, porque la entidad encontró deterioro de la situación económica y financiera, problemas de liquidez e incremento a la cartera no pagada.
 
Hoy la situación económica de la central de abastos es mejor que la de esos años por los activos con los que cuenta que están valorados en $220.000 millones.

Para el representante a la Cámara Ángel Cabrera la situación es tan grave que si no tuvieran unos inmuebles hoy Corabastos estaría en la quiebra. "Lo que pasa es que con el patrimonio fijo están respaldando la pérdida operacional de $7.000 millones de pesos", asegura Cabrera.
 
Futuro incierto

Mientras varios políticos y autoridades debaten sobre cuál debe ser el futuro de Corabastos los comerciantes dejaron en claro su descontento con la administración de la central durante la huelga que se vivió a mediados de marzo y que ocasionó pérdidas alrededor de los $2.000 millones.

La concejal Patricia Mosquera advierte que es necesaria una gran reforma para Corabastos aunque la central no debe desaparecer, pero sí ser objeto de una reestructuración profunda donde los pequeños comerciantes tengan las mismas condiciones que los grandes. "Los comerciantes pequeños pagan 15 millones de pesos mensuales, para que se les suministre seguridad, pero la realidad es que los celadores no están, las armas que se usan son falsas o de juguete", dice Mosquera.

Por su parte, Gustavo Parra, quién apenas lleva un mes frente al cargo, es enfático en decir que no permitirá que la central cierre. "Nuestro trabajo y nuestra propuesta está diseñada para mejorar la situación actual, para eso queremos censar y dar un carnet a todos, incluidos los que se dedican a descargar la carga de los camiones o lo muchachos de la zorras para tener un mejor control sobre la gente que entra al lugar”, explica Parra. Y concluye que "vamos a mejorar la administración pero de ninguna manera permitiremos su cierre".