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“Por la habitación de la clínica ha pasado todo el espectro político del país ”

EN PLATA BLANCA

"Que no me pregunten si eran de izquierda o de derecha"

Cristina, Fernando, Rosario y Tatiana, los hijos del exministro Fernando Londoño, hablan del atentado que sufrió su padre, de la polarización del país y de la Colombia que quisieran para todos.

María Jimena Duzán
19 de mayo de 2012

Como periodista curtida, Cristina no oculta su incomodidad de estar en el sillón del entrevistado. Actualmente se desempeña como corresponsal de Telemundo en San Francisco. A su lado, está su hermano Fernando, bastante más reservado, que luego de haber estado nueve años en el Ejército, decidió salirse y entrar a la Universidad de Georgetown en donde estudia Relaciones Internacionales y Políticas Públicas. Rosario vive en Estados Unidos y trabaja en el BID con la población joven de más alto riesgo, desde hace más de diez años. Es devota de Obama. Tatiana, por su parte, tiene más títulos que todos sus tres hermanos y desde el atentado a su padre es la que se ha puesto al frente de todo. Es abogada experta en temas de derechos humanos y ocupa el cargo de procuradora delegada para la Vigilancia Preventiva de la Función Pública. Es la única de los cuatro hijos de Fernando Londoño que vive en Colombia.

MARÍA JIMENA DUZÁN: Los actos violentos lo cambian a uno porque desatan sentimientos difíciles de manejar. ¿Han sentido rabia por lo que le hicieron a su padre?

CRISTINA: Yo tengo una dualidad muy grande. Como periodista cubrí los atentados del 11-S y sé lo que es el terrorismo. Pero nunca me había tocado estar de este lado. Al principio, uno pensaría que la primera reacción es de rabia, pero cuando uno ve a su papá vivo, lo primero que uno quiere es llegar pronto a abrazarlo. En ese momento no sentí rabia, sino alivio de no haber llegado a su entierro. Pero después sentí dolor y el dolor, obviamente, tiene su elemento de rabia. Te duele que haya alguien que pueda tener en su cabeza la intención de devolverles, a los hijos y a la mujer de un hombre, su cuerpo hecho papilla, como sucedió con Ricardo y Rosenberg, los dos escoltas que murieron en el atentado. Eso no lo entiendo.

ROSARIO: Yo sí lo entiendo. He trabajado mucho con jóvenes en riesgo y he visto cómo la mayoría de ellos han vivido experiencias de vida muy dolorosas que no han sabido procesar y ese dolor apresado terminan proyectándolo a través de la rabia. Yo me imagino que ese señor que le puso la bomba a mi papá es un joven que no tuvo salidas ni oportunidades para salir de su rabia.

M.J.D.: En el editorial que hizo su padre al otro día del atentado, dijo que “se nos estaba perdiendo la patria”. ¿Tienen esa misma sensación?

FERNANDO: Acabo de llegar al país y no he tenido tiempo de leerlo. Sí sé que desde hace tiempo él está muy triste con la trayectoria que lleva el gobierno de Santos, pero yo no tengo tanto conocimiento de causa como para criticarlo. ¿En dónde me gustaría que se enfocara el debate público? En ver cómo hacemos para que esto no vuelva a pasar. Y para eso es importante que se haga justicia y que encuentren pronto a los responsables. Y que si son hallados culpables, los encierren no por odio ni por rencor, sino porque son un peligro para la sociedad. Pero no quiero que me sigan preguntando si quienes lo hicieron eran de derecha o de izquierda. Ni que se sigan acusando entre unos y otros, porque con eso lo único que logran es polarizar aún más al país.

M.J.D.: ¿Les molesta que les pregunten cuál es la ideología de los que atentaron contra su padre?

CRISTINA: ¡Pues claro! Para eso está la Fiscalía. Todo el tiempo nos han tratado de acorralar para ver si decimos si fue la extrema izquierda o la extrema derecha. O si estamos con el presidente Santos o con el expresidente Uribe.

M.J.D.: Sorprende que los hijos de Fernando Londoño sean los que aboguen por una tregua verbal y que anden pidiéndole cordura a quienes se han apresurado a señalar a los culpables del atentado contra su padre. (Su propio padre dijo que él creía que el atentado en su contra era de las Farc).

CRISTINA: ¿Por qué le sorprende que actuemos de esa forma? Mucha gente no comulga con las posiciones de mi papá y hay muchos periodistas, como usted, con quien él tiene diferencias de opinión. Y mire, aquí estamos sentados alrededor de esta mesa. También los ha tenido con Darío Arizmendi y con los periodistas de La W y eso no significa que sean enemigos.

ROSARIO: Qué bueno sería que en este país se pudiera hacer un debate con los que opinan distinto a uno, sin correr el riesgo de que lo maten. Lo que dijo Fer es cierto: lo que le pasó a mi papá les puede suceder a personas que piensan de una forma o de otra y, de hecho, ha habido muertes trágicas de ambos lados. Para mí este atentado es contra la libertad de expresión.

M.J.D.: ¿Ustedes piensan que a su papá lo intentaron asesinar por sus opiniones?

CRISTINA: No tengo la menor duda.

M.J.D.: Ese problema no lo tiene solo su papá. A la exsenadora Piedad Córdoba y al alcalde Petro, que están en la otra orilla ideológica, también los tienen amenazados de muerte.

CRISTINA: Yo le prometo una cosa: si algo le llega a pasar a ellos, Dios no lo quiera, los primeros que saldremos a condenar cualquier intento de acallar su voz seremos nosotros. ¿Sabe qué le pasa a este país? Que es intolerante con lo que debía tolerar y tolerante con lo que no debería serlo. La libertad de expresión y las opiniones diferentes deberían ser tolerables, pero no las toleramos. Y la violencia la aguantamos como si estuviéramos adormilados y descalificamos a las víctimas porque son de derecha o de izquierda. Sin embargo, le digo esto: por la habitación de la clínica donde está mi papá ha pasado todo el espectro ideológico de este país. Lo que llaman aquí “la extrema izquierda y la extrema derecha”…

M.J.D.: ¿Como quiénes?

FERNANDO: Pues yo no sé quiénes son los de “extrema izquierda” o de “extrema derecha”, pero sí quiero decir que ha venido gente que guarda unas grandes diferencias ideológicas con mi papá. Ha venido Gustavo Petro y el padre Francisco de Roux, el provincial de los jesuitas.

M.J.D.: ¿Y qué dijo su papá cuando vio a Petro?

TATIANA: Cuando él llegó estábamos con Marta Lucía Ramírez, Pacho Santos y Rafael Nieto. “Veo que todavía está en pie de guerra”, le dijo. “Sí y ahora van a aprobar el marco legal de paz para amnistiarlos de nuevo a todos ustedes”, le respondió mi papá con el más fino humor.

FERNANDO: Yo quisiera aprovechar esta entrevista para expresar lo siguiente: poner una bomba es un acto terrorista. Y ese acto lo tienen que repudiar tanto la gente de izquierda como la gente de derecha. Esas dos ideologías son formas muy respetables de hacer política y no debería ser extraño que una persona de izquierda o una persona de derecha –y yo no soy ninguna de las dos cosas– se sentaran a conversar. A mí me gustaría oír a Petro condenando este atentado si se prueba que fue hecho por la extrema izquierda, pero también me gustaría oír a Uribe y a todas las personas que se consideren de derecha en este país ofendidos porque alguien diga que esto lo hizo la extrema derecha.

M.J.D.: Algo me dice que ustedes se han sentido estigmatizados por ser hijos de Fernando Londoño. ¿Hay algo de eso?

TATIANA: Pues le confieso que cuando los medios me preguntan algo, me ha pasado que la mayoría de los periodistas piensa que tengo la misma opinión de mi papá. Por cuenta de eso, uno termina ganándose unos enemigos gratis, a pesar de que no es cierto. Es más, en temas como, por ejemplo, la ampliación del fuero militar propuesta que iba incluida en la reforma a la Justicia estamos en dos orillas distintas: yo me opuse a esa ampliación y él es partidario de reformar el fuero. Él ha defendido a los militares acusados por los falsos positivos y yo creo que sí hubo excesos. Las discusiones con él son duras porque somos igual de tercos. En otros temas he logrado cambiar su posición. Él fue el primero de los uribistas que aceptó que en el país había conflicto armado y llegó a esa conclusión después de una larga discusión conmigo.

M.J.D.: La felicito por su hazaña. ¿O sea que en su casa Fernando Londoño tiene a sus más grandes contradictores?

TATIANA: Cristina es republicana, aunque ha dicho que es posible que no vote en esta campaña por ninguno de los candidatos. Y Rosario es la ‘mamerta’ de la familia (palabra que le parece despectiva a Fernando).

ROSARIO: A nosotros nos enseñaron a tener nuestras propias opiniones, a cuestionar, a pensar. No nos enseñaron a heredar la opinión de nuestros padres.

CRISTINA: Es cierto que nosotros no heredamos el pensamiento de mi papá, pero estamos muy orgullosos de él. Ha demostrado que no sale corriendo. Que si le quieren encontrar culpas, él siempre estará para dar la cara. Y que está dispuesto a luchar por sus ideales y que lo pueden ver equivocado o no, pero tiene un amor por este país que muchas veces, y sobre todo para un hijo, es difícil de entender. Todos adoramos este país, pero a veces cuesta trabajo entenderlo

M.J.D.: ¿Qué es lo que no entiende?

CRISTINA: Pues es que hoy vimos un ataúd de un señor, al lado de un niño, que dio la vida por mi papá, envuelto en una bandera colombiana. Nosotros hemos sido muy sensatos a lo largo de estos años, pero, si lo quieren saber, esta vez nos hirieron. Nos hicieron daño. No vamos a echar para atrás en lo que pensamos porque eso no es muy Londoño. Pero nos hirieron.

M.J.D.: Tatiana, ¿ha pensado en irse del país?

TATIANA: ¡Noooo.!... Me quedo acá. Soy servidora pública de corazón. No voy a salir corriendo ni a quedarme callada.

M.J.D.: ¿Qué país desearían tener?

FERNANDO: Por el momento, no soy tan ambicioso como para decir que quiero la paz. Me conformaría con un país sin bombas, sin minas quiebrapatas en donde todos pudiéramos, los de derecha y de izquierda, tener una conversación civilizada sin acusarnos de guerrillos ni paracos.

CRISTINA: O como sucede en la mayoría de los países: a que podamos detestarnos en paz. Yo aspiro a un país en que nos podamos hacer atentados, pero por Twitter.