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¿Qué pasa con los elenos?

Una y otra vez los negociadores del gobierno y el ELN han llegado a acuerdos preliminares para poner en marcha el proceso. Pero una vez más se han caído.

10 de abril de 2000

No salió humo blanco en las conversaciones que se adelantaron el viernes pasado en Caracas, Venezuela, entre representantes del gobierno Pastrana con los voceros del ELN. La reunión terminó sin que se encontrara una solución viable en lo relacionado con el despeje de los municipios para que esa organización guerrillera pueda adelantar su convención nacional y el proceso de paz arranque en firme.

De nada valió el cabildeo que hizo la semana pasada el gobierno en Cuba y Bogotá. El embajador Julio Londoño Paredes realizó una maratónica jornada de viajes, la cual se inició en la isla el pasado 4 de marzo, tuvo escala en Caracas para finalizar dos días después en Bogotá. La misión de Londoño era buscar una fórmula para que las partes llegaran a un principio de acuerdo. Y cuando todo hacía prever que se había dado un paso en firme para que el ELN se sentara a la mesa todo se vino al traste en la reunión del viernes en Caracas.

¿Qué pasó? Lo mismo que ha ocurrido a lo largo de un año, desde cuando se iniciaron los primeros contactos con el ELN. Esta agrupación guerrillera exige que la zona de convivencia para adelantar su convención nacional sea un lugar seguro y en la que el gobierno garantice que los grupos paramilitares de Carlos Castaño no se conviertan en una amenaza para sus frentes. El gobierno, por su parte, le ha dado muchas vueltas al asunto para presentar una propuesta final que siempre ha encontrado muchos peros por parte de los elenos.

En ese tire y afloje el gobierno ha cambiado en tres oportunidades sus negociadores mientras los elenos lo han hecho en dos ocasiones. El primero que asumió el tema fue el alto comisionado Víctor G. Ricardo, pero en una reunión realizada a mediados del año pasado en Caracas con Antonio García, segundo al mando del ELN, las cosas fueron color de hormiga y ambos fueron relevados.

Entonces el turno fue para Juan Gabriel Uribe y Pablo Beltrán. Pero una vez más el tema se complicó cuando se conoció que detrás de esas reuniones estaba la mano de Alvaro Leyva. Uribe le dio paso a Julio Londoño Paredes, quien llegó por carambola al proceso con el ELN. Varias de las reuniones con el gobierno se dieron en Cuba y el facilitador de esos encuentros fue el embajador. El aprecio que le tiene el gobierno cubano, ganado a pulso por Londoño cuando estuvo al frente de la delegación colombiana ante la ONU, y la ascendencia de los cubanos sobre el ELN, fueron determinantes en ello. Paredes le imprimió más dinamismo al proceso y los elenos entendieron que con él las cosas se podían llevar a buen recaudo.

Como experto negociador que es, la primera estrategia de Londoño fue mantener en completo silencio todos los acercamientos con el ELN. El embajador comenzó a viajar a Caracas y Bogotá para sondear el asunto y así, con paciencia, elaborar un preacuerdo en el que las partes por fin hablaran el mismo idioma.

Ese trabajo entró en su recta final la semana pasada cuando Londoño se reunió con Beltrán en Cuba y diseñaron un plan que incluía una propuesta de solución al tema de la zona de despeje. Con ese preacuerdo Londoño voló a Bogotá y el lunes en la mañana se reunió con el presidente Pastrana. Unas horas después el primer mandatario convocó a una reunión a la cúpula militar para presentarles la propuesta y conocer sus comentarios. Al tiempo que ésta se adelantaba comisionó a su ministro del Interior, Néstor Humberto Martínez, para que hablara con los voceros de los campesinos del sur de Bolívar y les informara sobre la zona que pedía el ELN para hacer su convención nacional.

Así se llegó a un borrador de respuesta a los elenos, que incluía una serie de observaciones a la propuesta del ELN. Además el Presidente fue enfático con sus inmediatos colaboradores al pedirles mantener un silencio total sobre lo pactado y que sólo sería anunciado a la opinión pública cuando se firmara la reunión de Caracas.

Pero el trabajo se vino al suelo. Beltrán no aceptó la propuesta del gobierno. De acuerdo con fuentes consultadas por SEMANA, el ELN considera que de las áreas de despeje que ofrece el gobierno debe ser retirado el Ejército por la sencilla razón de que allí no están sus bases y solamente están cumpliendo labores de operaciones. Además consideran que el área ofrecida es demasiado pequeña y eso les origina una serie de contratiempos en su seguridad. Pero el problema de fondo sigue siendo cuáles municipios serán los despejados. Para el ELN debe haber por lo menos despeje en tres cabeceras municipales y tres municipios aledaños. Y le pidieron al gobierno considerar como cabeceras municipales para ese despeje a San Pablo, Simití, Cantagallo, Santa Rosa o Morales. De ellas deberían seleccionar tres.

Una propuesta audaz pero poco probable que el gobierno la acepte. ¿La razón? El paro campesino del sur de Bolívar se hizo precisamente para evitar que el gobierno despejara esos municipios. Y así quedó acordado cuando los manifestantes levantaron el paro, previa negociación que adelantaron con el Ministro del Interior.

Aunque los acercamientos con el ELN no se rompieron del todo en Caracas el proceso regresó a su punto de partida. Otra vez gobierno y elenos tendrán que volver a barajar sus cartas para ver si por fin se ponen de acuerdo. Los voceros de esta organización subversiva manifestaron que la única forma de llegar a un acuerdo es que la zona de convivencia sea en el sur de Bolívar y que tenga por lo menos despejadas tres cabeceras municipales.

Londoño y Beltrán regresaron a sus cuarteles para buscar una luz que por fin ilumine el camino hacia un proceso que parece muy cerca pero que cada vez está más lejos. Si bien el proceso de paz con los elenos debería ser en principio mucho más sencillo que con las Farc es evidente que el ELN deberá tomar una decisión de fondo si en verdad quiere llegar a un acuerdo de paz con el gobierno. Se trata de decidir de una vez por todas si lo que pretende en la negociación de la zona de despeje es recuperar parte del terreno perdido frente a los paras o dar el primer paso, histórico sin duda, hacia la paz con el gobierno nacional.