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"QUIERO VOLVER A COLOMBIA"

ENTREVISTA: ROBERTO SOTO, DOS AÑOS DESPUES

OLGA BEHAR
1 de diciembre de 1986

Su número, el 31 96 29, figura en el Directorio Telefónico de Viena. De allí lo tomo para intentar lo que hace dos años me fue imposible, a pesar de haber trabajado con su padre varios años en un noticiero de televisión. Soto Prieto, el hombre más buscado del país, no daba entrevistas. Ni siquiera pasaba al teléfono. Una sola vez intento explicarle a los colombianos por qué se declaraba inocente del robo de trece y medio millones de dolares al Estado colombiano, y el resultado fue desastroso: a todo el mundo le quedó la duda, después de ver el premiado programa de T.V. "Por fin habló Soto". Pero aunque dio ese confuso reportaje y lueao fue condenado por el Juzgado 17 Superior de Bogotá, sigue la duda. La mia personalmente está intacta. Pero lo ubico en Viena más para saber qué fue de la vida del hombre mas buscado del país, que para saber si es o no culpable; porque, si no lo es, siempre querre profundizar más en la investiaaclon, y si es culpable, no me lo va a decir. Se trata de contarle a Colombia cómo vive Roberto Soto Prieto -en un apartamento elegante, que quedaría en El Chicó si estuvieramos en Bogotá-; qué hace -maneja las ventas de una compañía enorme de importación y exportación que cambia desde llantas rumanas por banano nicaraguense, hasta elementos para plantas nucleares por armamento-; con quién vive -con su hermosa esposa española y con tres cerebrales hijas que todavía se asombran cada vez que ven a un simple policía austriaco sacar plata del cajero automatico-; en qué se transporta -en un BMW último modelo con teléfono incorporado-; como es que entra a las Naciones Unidas y estaciona su automóvil al lado del del embajador de Colombia -con una credencial que le facilitaron quienes creen en su inocencia (que en Austria son practicamente todos)-; y qué piensa:
OLGA BEHAR: Según todo su proceso, el procurador Carlos Jiménez Gómez se ensañó en usted y esa es la razón por la cual hoy usted está condenado como el cerebro del robo de los trece y medio millones al Estado colombiano. ¿Me equivoco?
ROBERTO SOTO PRIETO: El procurador de entonces se comprometió el treinta de diciembre (de 1984) a tener un culpable en sesenta días. Y cumplió su palabra al entregar el nombre de un "culpable" un poco después de ese término. El lo dice en los autos del juez 23 (que por otra parte yo sé que son escritos por el procurador), y por la conversación de Hernández (el entonces viceprocurador, Jaime.Hernández, n. de r.) que yo tengo las características para serlo. Quedaba muy mal si decía que el autor del robo había sido un operador de télex del Banco de la República, o un portero -es decir alguien de bajo nivel- o si decía que había sido un empleado público, renegado del oficio o en retiro, por esa aureola de purismo que el presidente Betancur le quería dar al gobierno y que el procurador era encargado de vigilar. Entonces salió una chispa: yo conocía la forma de los contratos, porque como representante del banco alemán BHF en Colombia, yo manejaba una cuenta igual a la del Chase, sin ningún controll. Entonces él dijo: "Ajá, dos cosas paralelas, ¿ contrato igual? Tiene que conocerlo. ¿Cuenta igual? Tiene que conocerla". Entonces, con base en estas dos cosas, caí yo dentro de un círculo de posibles personas. Y él dijo "este es". Yo salí de Colombia varias veces, nunca me persiguieron. El le dijo a los alemanes que me cogieran, pero nunca me puso preso en Colombia.
O.B.: Pero además, yo no me explico cómo trató de salir usted del país, el día en que lo pararon en el aeropuerto por problemas con su cédula, y luego de arreglar las cosas viajó un par de días después. Si ya estaba todo investigado y probado, ¿cómo lo dejan salir del país?
R.S.P.: Tuvieron miles de oportunidades de cogerme en Colombia. Entré y salí permanentemente. Y el día que salgo por última vez, el coronel Arenas, jefe del DAS, me da mi pasaporte y me dice "váyase". El sabe que de su oficina salgo al aeropuerto. Con solo levantar el teléfono e informar a sus muchachos del DAS en el aeropuerto, me hubieran parado. Yo tengo la impresión de que el procurador necesitaba un chivo expiatorio, o un culpable. Pero con un culpable fuera de Colombia podía armar más bulla que con un culpable en La Picota o en la Modelo. Así mantenia vivo el interés, que es lo que siempre ha querido, mantener las cosas con escándalo, con mucha publicidad.
O.B.: Pero a usted lo detienen en Francfort el cuatro de abril.
R.S.P.: Cuando yo llegué a Francfort, el cuatro de abril de 1984 (el avión llega a las siete de la mañana) presenté mi pasaporte y me dijeron que entrara a una oficina. Yo no lo tomé a mayores, porque cuando uno viene de Bogotá con pasaporte colombiano está sujeto a mayores controles. Allí me dijeron que quedaba detenido. La Policía de fronteras me dijo que no me podía decir porqué, y que me iba a entregar a la Policía. La Policía me dijo: "Por esto lo detenemos". Y me mostraron un télex que hablaba de 19 millones de dólares; por eso yo no caí en cuenta de qué se trataba. Al rato entró una persona al cuarto donde yo estaba (que no era una prisión sino una oficina de la Policía) y me miró de arriba a abajo. Después un policía alemán me dijo, "es un policía colombiano que venía con usted en el avión". Era el coronel Gentil Andrade, de la Policía Judicial, quien llegaba con la orden de recibirme para trasladarme a Bogotá bajo su responsabilidad. Había entrado al cuarto a ver si efectivamente era yo. Según la Policía de Francfort vino en el mismo avión que yo, lo que es extrañísimo, porque si tuvo tiempo de comprar tiquete y montarse en el avión, con mucha mayor razón tenían tiempo de trancarme en Bogotá y no dejarme viajar.
O.B.: Otra cosa que uno no se explica es la existencia de las tales cuentas confidenciales de las Fuerzas Armadas. Sería lógico que por pocas manos pasara el control de dineros que son para la seguridad del Estado. ¿Pero millones y millones de dólares sin un mínimo de auditoría, cuyo gasto ordenan a su arbitrio unos pocos generales?
R.S.P.: Esas cuentas se manejaron durante unos diez años. Según un calculo de The Economist, son 630 millones de dólares los que se manejaron por fuera del presupuesto nacional, en los cuales aparecen contratos de préstamo, pagos por esos contratos, mas nunca ingresó al Tesoro Nacional el dinero o los bienes. Aunque no todos son de defensa, la gran mayoría sí lo son. De esos 630 millones, yo no sé quiénes recibieron partes, pues nadie habla de esas cuentas y es muy difícil reconstruirlas pues no hay archivos. En enero del 85 la Contraloría hizo una demanda a la Procuraduría por eso, y el procurador nunca hizo nada. En la cuenta del BHF que yo manejé había dos órdenes de pago a nombre de una persona natural y la mayoría a nombre de compañías, que uno nunca puede saber si son reales o ficticias.
O.B.: ¿Quién es esa persona natural ?
R.S.P.: Gonzalo Urrea Delgado, que era gerente de una empresa automotriz, pero los giros no se hicieron a él como gerente de esa empresa, sino a nombre de él, a una cuenta personal suya en el Banco de Bogotá, sucursal Nueva York, y a otra en otro banco en Nueva York.
O.B.: ¿ Y eso se investigó?
R.S.P.: Nunca

EL REPORTAJE DE YAMID AMAT Y MAURICIO GOMEZ
O.B.: Para serle sincera, después del reportaje, para mucha gente, muchísima diría yo, quedó la sensación de que usted era culpable del robo. No hubo en el reportaje de televisión y radio la prueba contundente (al fin y al cabo ellos no son ni investigadores ni jueces) pero sí confusion y enredo que sembraban la duda. ¿Cómo se fraguó ese reportaje, y por qué no convenció al país de su inocencia?
R.S.P.: Ellos estuvieron una semana en Viena. Hablamos durante cinco días y grabamos los últimos dos, por lo menos durante ocho horas. Fue tan larga la grabación, que recuerdo que ellos traían 20 casetes de veinte minutos cada uno, y compraron en la Radio Austríaca otros veinte. Nunca vi el reportaje, por cuestiones técnicas 2. Pero por lo que me contaron, las declaraciones fueron sacadas del contexto general. Hubo muchas preguntas que las repetían dos y tres veces, decía uno "se la vuelvo a hacer de esta o aquella manera", y nunca se repitió ninguna pregunta por solicitud mía. Hasta donde tengo entendido, la única cosa contradictoria es cuando Yamid me muestra un télex a Russell y me pregunta si era cierto. Eso me lo preguntó en febrero de 1985, frenté a un télex presuntamente enviado en junio del 83. Para ese instante, yo no conocía el análisis de la Policía austriaca, pues no lo habían hecho, ya que el gobierno se lo acababa de entregar a las autoridades de Austria 3. Yamid me preguntó, "¿usted envió este télex?". Y yo le contesté, "no sé". Hoy sé que no lo envié. En ese instante no lo sabía porque uno manda muchos télex que en el momento tienen una importancia administrativa, pero son cosa de rutina. Dije, no sé si es cierto, pero si usted lo dice debe ser cierto. En esa pregunta, como debe constar en las cintas originales, que fue hecha por Yamid, no sé porqué, pero cada vez que la hacía y yo comenzaba a contestar, él arrancaba a reirse. Por otra parte tengo entendido que en este reportaje; en aras de abreviar, se oía la pregunta, se oía mi voz, pero bajaban el volumen y uno de los dos, o un locutor, no sé, decía, "aquí el señor Soto explica tal cosa". Yo no sé si lo que leían era una síntesis real de lo que yo explicaba. Siempre les propuse que se sacara una transcripción de todo el reportaje para publicarlo. Nunca quisieron concretar nada al respecto.
O.B.: Hubo el lío de la prohibición de pasarlo. ¿Por qué cree que ocurrió ese aplazamiento?
R.S.P.: Ellos me llamaron el día que lo prohibieron, y yo creo que fue porque la primera versión no le gustó al procurador. Ellos me dijeron que el procurador lo había visto, y que había dicho que si se pasaba se destruirían las instituciones. El programa se emitió una semana después; ellos no me volvieron a llamar, pero sé que el Tribunal de Cundinamarca conceptuó que no era su función ver el programa (como se lo había solicitado la ministra de Comunicaciones) y al regresar el presidente Betancur de un país del Cono Sur, le dijo a los periodistas que no habría censura. Pero creo que, como concesión, se cortó. Por ejemplo, las declaraciones de mi abogado sobre la justicia colombiana, y otras cosas que eran críticas, no las pasaron.

O.B.: Por su cara de sorpresa hace unos momentos, veo que para usted no quedó muy claro que el reportaje no lo favoreció. ¿Es que no habló con nadie de Colombia?
R.S.P.: Con muchas personas hablé. Lo que pasa es que hay mucha gente a la que le da pena decirle a uno la verdad. Le dicen a uno, "estuvo genial" y para dentro piensan otra cosa. Mi papá me dijo que le habían dicho que estaba bueno. Yo creo que lo hicieron por compasión 4. Una de las pocas personas que me criticó fue Jaime García Parra, que me dijo: "Hombre, ahí te fue mal". Después de eso pensé en no volver a dar reportajes.
O.B.: ¿Pero no acudió usted a otros medios periodísticos?
R.S.P.: Frente a todo lo que salía en los diarios, yo busqué aclaraciones y rectificaciones. Por ejemplo, en los casos de traducciones que fueron hechas sin ceñirse al contenido de los documentos enviados desde Colombia, o las informaciones sobre que mi pasaporte era falso, las aclaraciones se hicieron llegar a El Tiempo. El Tiempo nunca las publicó. Luego, en la audiencia, los periódicos nunca se preguntaron por qué la intervención del fiscal no concuerda con la acusación de la Procuraduría de un año antes. Eso fue público. Tampoco dijeron que como parte de la pena me quitaron la patria potestad de mis hijas. ¿Qué tiene que ver eso con trece millones? Y sobre todas las persecuciones de que fui objeto, cuando en Colombia hay todos los días crímenes y más crímenes, nadie dijo nada.
O.B.: ¿Cómo así?
R.S.P.: Es que, ¿a cuál de los grandes criminales ha ido la Policía o un empleado del gobierno a buscarlo por el mundo? A mí me persiguieron cuatro en Alemania, dos en Viena y uno siguió a mi señora Y a mis hijas hasta España; cuando cualquier funcionario tiene problemas para viajar a una conferencia importante para el país, la Procuraduría manda a perseguir a unas niñas de nueve a once años a España en el mismo avión, como consta en las actas.
O.B.: Creo que varios más vinieron a Austria, ¿no?
R.S.P.: Sí, llegaron dos a Viena y se presentaron a la Policía. En este país está prohibido que cualquier Policía extranjera ejerza en el territorio nacional. Ellos le dijeron muy cándidamente que ellos venían por mi. Entonces los austríacos dijeron, "esto lo vamos a ver más cerquita" y les ofrecieron alojamiento en la casa de huéspedes de la Policía, para tenerlos un poco en control. Ellos compraron dos armas; yo creo que lo hicieron por el gusto de tenerlas, no para usarlas. Ellos sí le dijeron a Roberto Pombo 5 que me pensaban secuestrar y llevar a la Embajada colombiana en Austria y como eso es territorio colombiano y no puede entrar la Policía austríaca, armar el lío. El plan si lo tuvieron, pero el embajador se opuso a eso porque dijo que Austria rompería relaciones con Colombia si pasaba eso. La Policía austríaca se preocupó cuando lo supo y hay una orden de la Dirección General de Seguridad a la Policía de Viena, de darme protección.

LOS MUERTOS
O.B.: Aparentemente, este es un caso de un robo al Estado finamente fraguado, pero no más. Sin embargo, ya hay nueve personas muertas entre las que algo han tenido que ver con la investigación. Quiero que usted analice cada caso. Empecemos por Domínguez.
R.S.P.: No sé si todos las muertes tengan relación directa con el caso pero en todas ellas hay una constante: no ha habido demandas o denuncias siquiera en averiguación, y en todas ellas la conclusión la produce un hombre que depende del entonces procurador, Carlos Jiménez Gómez: el detective de la Policía Judicial, Hernán Astorquiza. El primero que murió fue Diego Domínguez, caso sobre el cual la Procuraduría descartó que hubiera sido drogado o algo así, porque exhumó el cadáver más de dos meses después de haber sido muerto, lo cual, si hubo intoxicación que era lo que querían excluir, cualquier médico le dice que eso es imposible saberlo dos meses después, porque químicamente todo se acaba. El murió en un accidente de tránsito, aparentemente sin luz y aparentemente borracho. La versión de la niña que iba con él es diferente. Ella dice que el camión venía en contravía y sin luces.
O.B.: Luego muere Oscar Alvear, que había sido subgerente internacional del Banco de la República.
R.S.P.: Dicen que se suicidó, en el Hotel Dann. Pero la prueba del guantelete fue negativa, y según la prensa no apareció el arma. El investigador, como en el caso de Dominguez, es Astorquiza, quien concluye, a pesar de esto, que fue un suicidio.
O.B.: Luego Bedoya, el secretario privado de Jiménez Cómez.
R.S.P.: En la conversación que le publicó la prensa pedia un soborno para que el procurador diera un concepto negativo sobre una extradición de un narcotraficante. Bedoya dice además que está muy metido en la investigación de los trece millones. El empieza la conversación así. Entonces aparece muerto, dizque se suicidó con un veneno que compró en una droguería, pero aparece muy aporreado y la explicación que da la Procuraduría es que al tomarse el veneno se cayó y se pegó con una mesa. ¿Tantos y en tan distintos sitios, con una mesa? Pero Astorquiza investiga y acaba: "Fue un suicidio".
O.B.: Después, ¿quién sigue?
R.S.P.: Está Juan Lara, un empleado mio, al que boté porque era bastante conflictivo. Cuando mi cuñado Antonio Cebollero dejó de trabajar en Licsa, como era muy capaz y de la región de Tumaco, lo llevó a trabajar allí. A Lara lo llaman a declarar y dice: "Yo no sé nada, yo trabajaba en Tumaco". Aparece muerto, lo mata un detective del DAS, eso sale en El Espectador y en El Espacio. El viceprocurador Jaime Hernández dice que el detective lo mató por accidente, al limpiar su arma, a las dos de la mañana, frente a una discoteca en Tumaco. El detective está hoy en ejercicio, porque fue un accidente, porque al limpiar un arma a cualquiera se le dispara un tiro. Pero era a las dos de la mañana, frente a una discoteca y el tiro le dio en la frente. Por supuesto, el investigador fue Astorquiza.
O.B.: Después sigue el sorprendente asesinato del parlamentario José Vicente Vargas.
R.S.P.: El parlamentario Vargas vino a Viena, habló conmigo, y no sólo me dijo a mí, sino que lo dijo en una comida en París, donde por terceras personas lo supe: "No fue Soto, ni él tuvo nada que ver, y cuando yo llegue a Colombia, ahí se va a armar un escándalo". Después de estar aquí, Vargas estuvo en Suiza, en el Chase en Londres. Cuando él iba a rendir su informe ante la Comisión de Acusaciones, él pidió la palabra y se fijó fecha para una semana después. Según dijo la prensa, él manifestó que no podía adelantar nada sobre la investigación, pero que en todo caso iba a darle un vuelco total al asunto. El fin de semana que hay entre esas dos fechas, 21 cuchillazos. No hay robo. Sólo aparece revolcado su escritorio. Año y medio más tarde, cuando mi abogado le pide al juez 17 Superior, Alvaro González Pimienta, que pida el expediente a la Cámara y el juez se lo niega dos veces, hace la petición por tercera vez, y le dice: "Es que la pide o yo hago un recurso ante el Tribunal, porque usted no puede negarme una prueba favorable"; el juez, a regañadientes, pide la copia. Al expediente de la Cámara, que tenía como tres mil hojas, le faltan mil (eso aparece en el auto), que nadie sabe dónde están. No son hojas del final. sino números intermedios.
O.B.: ¿ Y qué explicación dan en la Cámara?
R.S.P.: Que faltan. Que lo que ellos tienen es eso. Nadie sabe nada. Los primeros periodistas que entraron al apartamento luego del crimen dicen al igual que los detectives, que lo único que apareció revolcado fue el escritorio. Y volvemos a Astorquiza, juez especial nombrado por el Procurador. Ahora, el procurador, a las seis horas de muerto Vargas, cuando sólo se sabe que fue muerto por 21 cuchillazos, da una declaración tajante: "No fue por los trece millones". Para dar una declaración en ese sentido, si uno excluye que no fue por los trece millones, uno tiene que saber por qué fue. Pero nunca dijo cuál había sido el móvil del crimen, ni quién fue, ni se siguio la investigación.
O.B.: También muere el abogado de oficio de Russell.
R.S.P.: Palomino había sido abogado de oficio de Mendoza y Bedoya, y luego de Russell, de oficio. Palomino presentó un escrito ante el juez en lo que llaman el alegato de conclusión. Parece que Palomino se habëa encariñado con el caso, que se había compenetrado mucho con la etapa investigativa. Palomino iba a hacer algo especial en el Tribunal, y aparece muerto de un balazo. Después la Procuraduría dice que no fue muerto por un balazo, sino que se rodó por unas escaleras. Fue la Procuraduría, no el F-2 o el DAS la que aclara que se rodó las escaleras. Y es también Astorquiza. Luego, en junio, hubo otro muerto el que aparentemente quiso retirar la plata en Suiza, el coronel Alberto Lara González. Fue asesinado en los Llanos Orientales de varios balazos. Las Fuerzas Militares negaron la información, pero hay datos de periódicos y de la Procuraduría en que dicen que el tipo se llamaba así.

¿QUIEN SE ROBO LOS TRECE MILLONES?
O.B.: Hay toda suerte de versiones sobre el robo. Quiero que me analice cada una de las siguientes: que usted se robó los trece y medio millones.
R.S.P.: ¡Mentira!
O.B.: Que usted fue una especie de intermediario para el robo, se quedó con una partecita y el resto fue para otros personajes de alto nivel político, o militar.
R.S.P.: ¡Mentira!

O.B.: Que no se trató realmente de un robo, sino que el dinero fue utilizado para financiar la compra de armas para fuerzas oficiales yo no oficiales de Centroamérica.
R.S.P.: Puede ser, por varias razones: porque hay pagos de la cuenta del BHF al banco Hapoalim, y con la cuenta del Chase pudo pasar lo mismo. Creo en esa versión, sin especificar si fueron oficiales o no, ni específicamente para Centroamérica. Porque, si la plata se la han de robar, por qué mandarla a Suiza, cuando allí hay una organización bancaria seria, que podía levantar la reserva. Por qué además la cuenta no era numerada, sino a nombre de Russell. ¿Por qué Russell sigue operando la cuenta en el banco? ¿Por qué la plata se quedó veinte días en Suiza y luego la pasaron a Panamá, y no la mandaron directamente a Panamá? Además, retirar trece y medio millones de dólares en efectivo en Suiza es imposible, mientras en Panamá si se podia cobrar, porque allí el dólar es moneda nacional. Yo creo que esa fue.
O.B.: Otra versión: que Belisario Betancur hizo pactos secretos con la guerrilla para que esta firmara la tregua a cambio del pago, por parte del gobierno, de deudas pendientes anteriores al proceso de paz.
R.S.P.: Yo he oído esa versión, que se sustenta en una coincidencia de fechas muy curiosa. El robo se descubrió muy poco después del encuentro de Belisario Betancur con los jefes de¡ M-19 en Madrid, y que el M-19 habría perdido mucho dinero cuando se accidentó la avioneta que llevaba a Jaime Bateman a Panamá. Yo recuerdo que por esa época el presidente del Banco del Comercio, Jaime Rodríguez, me dijo en un almuerzo que eran sesenta millones de dólares, cosa que es muy difícil físicamente, porque esa suma hace mucho kilo. Y como la plata que luego se pierde (los trece y medio millones) hace un trayecto de Suiza a Panamá, surgió la tesis. Yo creo que si se soltó esa version fue para desacreditar concretamente a un grupo subversivo, el M-19, quizás para hacerle creer a otros grupos guerrilleros que el M-19 había recibido una plata y que ¿por qué ellos no? Sembrar cizaña entre los grupos. ¿Y quién más interesado en sembrar cizaña entre los grupos para que no hubiera un frente común ante las propuestas de paz del presidente Betancur? Los dos sabemos quiénes estarían interesados en ello (risas).

LOS TELEX DEL ESCANDALO
O.B.: Hay varios télex que según las autoridades son la prueba de su implicación en el caso de los trece y medio millones. ¿Cómo explica usted su inocencia, ante la existencia de estos documentos?
R.S.P.: Hay dos télex al BHF de un negocio claro, que plantean la apertura de una carta de crédito para la República de Colombia, con la congelación de fondos como garantía. Esa era una operación legal, y mi negocio era conseguir esos dineros. Colombia dice que haga la operación y me pide que averigue cuánto pagan de interés, y cuánto vale abrir la carta de crédito.
Yo preguntaba por el interés, porque éste varía día a día, y hablamos de la carta de crédito porque la República de Colombia no paga comisiones por cartas de crédito. Pero como los bancos no hacen nada gratis, entonces la manera es -y lo digo en el télex- bajarle al interés, y de la diferencia ganamos la comisión por la carta de crédito. Eso es lo que dicen los dos télex.
O.B.: Pero la acusación del procurador es precisamente porque en los télex usted siempre habla de TRECE MILLONES.
R.S.P.: No sé por qué no se le ocurrió al procurador también ver que en mayo o junio estaba yo negociando un crédito con Carbocol por trece millones, coincidencialmente, pero de marcos alemanes. Cuando uno está en la negociación de un crédito se habla de la suma, y la moneda queda entendida: con Alemania Federal son marcos; por eso se pone trece millones sin más referencias. Eso no se le ocurrió al procurador en aras de aclarar. Porque yo creo que el procurador, como representante de la nación, tiene es que aclarar las cosas y no enredarlas. ¿Por qué no pidió el procurador al BHF información sobre esos télex? ¿Por qué el ministro de Hacienda (en ese momento Roberto Junguito) y el gerente del Banco de la República (entonces Hugo Palacios) no le autorizaron al representante José Vicente Vargas que indagara ante el BHF sobre la cuenta de la República de Colombia? El BHF estaba dispuesto a informar, siempre y cuando el investigador presentara una carta de la República de Colombia, firmada por el titular de la cuenta. Cuando Vargas solicitó la carta, Hugo Palacios le dijo sólo la pueden dar los jueces de la República.
O.B.: ¡Pero usted está insinuando que hay mucha gente importante mezclada en esto!
R.S.P.: Es mejor un Soto culpable que un mundo untado.

EL ASILO EN AUSTRIA
O.B.: Usted pidió asilo en Austria y después terminó viviendo en este país, pero sin esa categoría. ¿ Cómo es esa historia, que tanto revuelo causó en Colombia?
R.S.P.: Yo sabía que me estaban buscando en Alemania y que allí se ejercía una gran presión para que me entregaran. Yo conozco bastante la maquinaria administrativa. Cuando una cosa entra en ella, no hay poder humano que la pare, no hay amistad ni palanca que valgan, y mucho menos soborno que valga. Yo me dije: como no sé de qué me acusan, porque las primeras acusaciones del procurador fueron "es culpable y hay pruebas", nada más, algunos amigos me dijeron que esperáramos a ver qué pasaba, si había algo serio, si era que yo había ayudado a algún general, o a un ministro, a un portero, a un empleado. En síntesis, hasta saber de qué me acusaban. ¿Qué es ser cerebro? Gorbachev y Reagan discuten para sacar a Sajarov de la Unión Soviética. Eso corresponde a una realidad que es que en ciertos países es delito ser "cerebro", por sí mismo. Entonces, guardadas proporciones, ¿mi problema era como el de Sajarov? Ante las presiones sobre Alemania, decido viajar a Austria, un país al que conozco tan bien como a Alemania, hablo el idioma, tenía amigos. ¿Qué hubiera hecho yo en Noruega o en el Brasil? Inclusive, ¿qué haría yo en Miami o en Panamá? Decidí ir a un país que yo conocía, a esperar con tranquilidad. Cuando le expliqué a mi abogado acá, cuál era mi situación, él me dijo que hay paralelas en la historia, que se repiten, independientemente del país y de la época. Analizó la situación política y dijo: "Esto es un pequeño peón en un gran ajedrez". Es toda una política de un gobierno para irse armando posibles casos para el futuro. A dos años de las elecciones presidenciales, era una política del gobierno para tener casos listos contra personas en un momento dado, que de golpe las usa, de golpe no las usa.
O.B.: ¿O sea que en su opinión, todo este asunto fue maquinado para ser usado contra candidatos del liberalismo, por el propio gobierno?
R.S.P.: Pues sí. Para ser usado contra candidatos, o para ensuciar un partido, para no atacar directamente sino mostrar que sus miembros son unos hampones. Cuando el siete de mayo de 1984 pedí asilo en Austria, argumenté que mi persecución iba más allá de lo que la ley permite. Si soy un hampón, ¿por qué me dejaron salir de Colombia, si en el mismo avión iba un detective? Eso ya es muy sospechoso. Segundo, ¿por qué el procurador dice que juega su prestigio contra mi culpa, sin haber descargos? También cuestionamos las razones de la destrucción de cosas que no sólo me afectan a mí y a mi familia, sino, por ejemplo, ¿por qué destruyen a una empresa como Licsa, que generaba 1.200 empleos en Tumaco, y después además aseveran que era una empresa fantasma? Todo iba encaminado a armar un escándalo, orientado a crearle al Partido Liberal una mala imagen. A mi papá se le caracterizaba como muy amigo de López, y públicamente muy conocido como amigo de Barco, uña y mugre. Entonces, lo que mi abogado argumentaba era que la mejor manera de perjudicar a López y a Barco era echarle basura a sus amigos, a sus personas de confianza, para ir construyendo la teoria, a dos años de las elecciones. A raíz de toda la presión colombiana, los austriacos tenían mucho temor de dar asilo. Querían tomar la decisión con mucho sustento, pues no podían entregarme así no más, pero tampoco podían protegerme sin estar seguros de que no fuera un hampón. Entonces, pidieron ayuda e información de las investigaciones que por el robo adelantaron los alemanes, los ingleses, los suizos y los americanos y en ninguna de ellas aparece mi nombre, ni directa ni indirectamente mencionado. Y le pidieron al alto comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados, como entidad supranacional, una opinion sobre si mi caso era de asilo, y le mandaron todo el expediente. El alto comisionado conceptuó que sí era un caso de asilo, de acuerdo con la Convención de Ginebra.
O.B.: Entonces, ¿por qué no se asiló?
R.S.P.: Por razones sentimentales y porque no había fallo en Colombia, ni juicio para ese entonces y yo creía que en el juicio se podría hacer justicia, que allí tendría que salir la verdad. Como yo tenía esperanza, me dije: "No quiero asilo", porque eso me hubiera significado el que me quitaran el pasaporte, me dieran un documento de convención, podría hoy hasta ser austríaco y obtener otros efectos automáticos favorables de asilo. Teniendo en cuenta que podría vivir y trabajar aquí libremente y no quería renunciar a mis condiciones de ciudadano colombiano, paré la gestión .

O.B.: Tuve la oportunidad de ver la negativa de extradición de Austria a Colombia, y encontré varias cosas que me parecieron realmente extrañas. Por ejemplo, referencias a Contadora, a la tregua con el M-19 y una serie de documentos que, en mi opinión, poco tienen que ver con los trece millones. ¿Será que hubo una saturación de papeles que, como me lo dijo un jurista austríaco, pudo causar un efecto contraproducente?
R.S.P.: Sí. Yo creo que la Embajada, no sé si por instrucciones del gobierno, se dedicó a mandarle tanto documento a los austríacos, como los que usted cita, que pudo molestarlos. La educación de un juez europeo lo lleva a separar los hechos. Entonces para ellos, ¿qué es el caso contra Soto? Y el M-19 puede ser una cosa muy simpática o loable, lo mismo que el señor Betancur quiera la paz en Nicaragua, pero, ¿qué tiene que ver eso con el caso de Roberto Soto? Entonces, al ir separando, queda muy poco. La Embajada mandaba y mandaba documentos, y entre ellos metía mentiras como que yo era empleado público, y que mi pasaporte era falso. Y falsearon las traducciones, pues en español un documento decía que el auto de llamamiento a juicio estaba pendiente, y en alemán que estaba en firme. Para los austríacos, que el 16 de enero se dijera eso, cuando en realidad el llamamiento quedó en firme el 10 de julio, fue sorprendente. Creyeron que engañándolos y mandando documentos que abogaban en papel, haría que a Soto lo entregaran, no contra argumentos, sino contra kilos de papel.
O.B.: En este período el entonces ministro de Justicia, Enrique Parejo, estuvo dos veces en Viena. ¿ Usted supo si contactó a miembros del gobierno de Austria para gestionar su extradición?
R.S.P.: Sí, Parejo vino a reuniones de las Naciones Unidas sobre lucha contra la droga, y aprovechó las venidas para hablar con abogados -cosa curiosa que el gobierno de Colombia haya contratado abogados, que le costaron al país más de 500 mil chelines, o sea treinta mil dólares. ¿En qué partida presupuestal están?, ¿quién los pagó?-, a pesar de que Austria dijo que no contratara, porque el código no prevé una representación de una nación con abogados para casos penales. Además habló con el ministro de Justicia y yo sé, por el memorando que se hizo de esa reunión, que, palabras más, palabras menos, el ministro austríaco le dijo a Parejo: "Usted me dice que el caso de Soto no es político, pero a mí nunca, en casos de personas de much