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“Aquí a los ejecutivos que hacemos ‘lobby’ nos miran como pecadores”

EN PLATA BLANCA

"Quizás en Bavaria fuimos los primeros que trajimos las encuestas electorales"

Augusto López Valencia, expresidente del Grupo Santo Domingo, recuerda a don Julio Mario, habla de sus actividades actuales en minería y defiende el apoyo que dio en su momento a Ernesto Samper.

María Jimena Duzán
15 de octubre de 2011

MARÍA JIMENA DUZÁN: Imposible no comenzar por preguntarle por Julio Mario Santo Domingo. ¿Cómo lo recuerda?

AUGUSTO LÓPEZ: Como un gran señor. Yo trabajé en la industria cervecera 38 años, de los cuales 14 fui cabeza de Bavaria y del Grupo Santo Domingo.

M.J.D.: En una entrevista que me concedió hace unos años, confesó que su apodo de Emperador no era merecido porque quien daba las batallas en el grupo era Julio Mario Santo Domingo y que usted era más un bombero…

A.L.: Julio Mario estaba tan enterado de todo lo que ocurría que él mismo llamaba a empresarios, a periodistas.

M.J.D: Pero su apodo de Emperador se lo ganó usted solito, desde que le tomaron aquella foto en la que aparecía en las graderías del Congreso mirando desde el Olimpo cómo era derrotado el entonces ministro de Hacienda Rudy Hommes en su propuesta de crear un nuevo impuesto a la cerveza.

A.L.: Cómo me voy a olvidar de aquel día, si fue un episodio que aún me pesa en mi vida. Yo fui al Congreso e incluso me invitaron a que bajara, pero no quise. Yo me paré al lado de unas columnas romanas que me hacían parecer como un emperador, y cuando estaba de brazos cruzados, me tomaron una foto. Incluso Julio Mario me dijo: "Augusto, esa foto no le quedó bien".

M.J.D.: …Y durante los 14 años que estuvo al frente del Grupo Santo Domingo, todas las propuestas de aumento del impuesto a la cerveza fracasaron en el Congreso… !No se puede negar que fue un 'lobbista' exitoso!

A.L.: Mi obligación como representante legal de Bavaria era atajar esos temas y lo hice con mucho éxito hasta que me fui. Pero además, en Colombia el lobby se ve como un pecado, cuando no lo es. Yo creo que una obligación de un ejecutivo de un grupo económico es mantener buenas relaciones con el gobierno, con los congresistas, con los accionistas y con el público en general. Pero aquí a los ejecutivos que hacemos lobby nos miran como pecadores.

M.J.D.: ¿Era cierto que usted recibía a los políticos que iban a pedir financiación para sus campañas con las encuestas en mano?

A.L.:
Mire, María Jimena, quizá los primeros que trajimos las encuestas electorales a Colombia fuimos nosotros en Bavaria. Cuando los políticos llegaban a visitarme, los recibía con encuestas electorales, y establecimos la política de financiar a todos los que considerábamos defendían la democracia, fueran de izquierda, de centro o de derecha.

M.J.D.: ¿Volvió a conversar con Julio Mario Santo Domingo después de que salió del grupo?

A.L.:
Desde el día en que presenté mi renuncia en su oficina en Nueva York, en 1999, nunca más lo volví a ver.

M.J.D.: ¿Cuándo va a escribir las memorias de sus años como jefe máximo del Grupo Santo Domingo?

A.L.: Sí, tengo algunas cosas escritas, pero no creo que lo haga. En realidad yo doy muy pocas entrevistas. La última se la di a usted hace unos cuatro años y lo hice porque me puso una pistola en la cabeza. Yo creo que uno no tiene por qué salir a contar las cosas que hizo durante el tiempo que estuvo al servicio de alguien. Sigo pensando que es mejor quedarse callado. Pero además, yo firmé un contrato de confidencialidad durante dos años. Y una de las condiciones era que no podía intervenir en ningún negocio en que estuviera el grupo. Y como el grupo estaba metido en todo, pues me tocó irme ese tiempo para Miami.

M.J.D.: Y desde entonces, ¿qué ha estado haciendo?

A.L.: Soy un facilitador de negocios. Si alguien tiene un negocio, yo le busco el cliente que le pueda interesar y hago el acompañamiento hasta que finiquite la operación.

M.J.D.: Y por esa vía se ha hecho usted miembro de juntas de empresas tan importantes como Pacific Rubiales…

A.L.: Sí, soy miembro de la junta de Pacific Rubiales, pero no solo de esa. También soy miembro de la junta de Gran Colombia Gold, compañía canadiense con inversiones en minas de oro, y de la de Petroamérica.

M.J.D.: ¿Qué opina de las preocupaciones que se han planteado en varias regiones del país en el sentido de que este 'boom' minero, si no se hace bien, puede acabar con nuestra biodiversidad?

A.L.: Mire, María Jimena: la oportunidad que se le está presentando a Colombia con el auge de la minería no se puede dejar pasar. Yo sí creo que se han exagerado las cosas en cuanto al cuidado con el medio ambiente, y lo digo porque las normas que ya hay en ese campo son supremamente estrictas. La mayoría de empresas mineras, incluida Gran Colombia Gold, son canadienses y si hay algún país que tenga normas bien estrictas sobre la conservación del medio ambiente es Canadá. En mi sentir, el gran problema del auge minero no es el deterioro del medio ambiente, sino la minería ilegal.

M.J.D.: ¡Pero fue una compañía canadiense la que casi hace una mina de cielo abierto en un páramo!

A.L.:
No conozco ese caso, pero en cambio conozco el puerto de carbón que íbamos a hacer en Cartagena, cuya licencia se revocó porque dizque iba a acabar con el turismo. Ese puerto se necesitaba… En este país se necesitan más puertos y más carreteras. Por eso formo parte de una sociedad promotora que está estudiando la realización de un puerto en Urabá, proyecto que va unido a otro que es el de la construcción de un ferrocarril que va desde ese puerto hasta Santa Fe de Antioquia. De ahí se hace conexión con el Pacífico. Casi que se podría hablar de un canal seco.

M.J.D.: Eso que usted llama minería ilegal son en su mayoría campesinos que viven de la minería y que no conocen otra forma de sustento económico. Que temen por sus tierras, por su futuro…

A.L.:
Pero si es que a ellos les va a mejorar el nivel de vida con la llegada de estas multinacionales, porque van a contribuir a dinamizar la minería en Colombia y van a forzar a que estos mineros no formales se legalicen. Les van a enseñar a no envenenar las aguas, a que adopten medidas medioambientales.

M.J.D.: Veo que está más activo que nunca y no solo en el mundo de los negocios. En Medellín todo el mundo sabe que usted financia la campaña del candidato Luis Pérez. ¿No le ofuscan todas las versiones que han salido vinculándolo con la temible Oficina de Envigado?

A.L.: Le aclaro: yo no financio ninguna campaña: soy partidario de Luis Pérez, que es distinto. Y soy un aportante mínimo. Se lo juro. Desde el momento en que fue alcalde de Medellín, a Luis se le han venido siempre con una serie de acusaciones y hasta ahora ninguna ha resultado cierta. La verdad es que la administración de Luis Pérez es la mejor que ha tenido Medellín en los últimos años.

M.J.D.: Eso no opina el Sindicato Antioqueño, con el que Pérez tuvo un agrio enfrentamiento que, según entiendo, se mantiene. Ellos apoyan al candidato liberal Aníbal Gaviria. ¿Está enfrentado usted con el Sindicato?

A.L.:
Para nada…He hablado con varios del Sindicato y ellos me han dicho que como grupo no tienen a ningún candidato… Es cierto que sí tuvieron una pelea cuando Pérez fue alcalde, por eso yo he querido desempeñar un papel de moderador en ese tema, porque este tipo de enfrentamientos no le convienen a nadie. Pero, además, los del Sindicato no son ninguna organización electoral.

M.J.D.: ¿Y sus relaciones con el Sindicato Antioqueño son buenas? Se lo pregunto porque usted tuvo que ver en la integración de ese Sindicato.

A.L.: Tengo muy buenas relaciones con la mayoría de las empresas de ese grupo… y sí, es cierto: ellos se convirtieron en Sindicato para defenderse del Grupo Santo Domingo, que empezó a comprar acciones de Suramericana y de la Nacional de Chocolates, cosa que no era ni es ningún pecado. Llegamos a tener una participación importante en Suramericana de Seguros; yo, incluso, alcancé a ser miembro de su junta; en la Nacional de Chocolates, en Noel y en Cine Colombia. Lo que pasa, María Jimena, es que en ese momento se interpretaba mal que los inversionistas que no eran paisas llegaran a comprar las empresas antioqueñas. Hoy día ocurre todo lo contrario, y las emisiones de acciones que se hacen en Suramericana se plantean sin que les importe si quienes las compran son o no paisas.

M.J.D.: Lo cierto es que al Grupo Santo Domingo le tocó recular…

A.L.: Sí, es cierto: los del Sindicato reaccionaron comprando acciones de Bavaria, y entonces lo que hicimos fue llegar a un acuerdo: ellos nos vendían las acciones de Bavaria y nosotros les vendíamos lo que habíamos comprado. Al final, alguien de los antioqueños salió a decir que toda esa compra de acciones había sido idea de Augusto López y no de Julio Mario Santo Domingo.

M.J.D.: ¿Y no estaban en lo cierto?

A.L.: ¿Pero acaso no le parece que eso era un buen negocio?... ¡Claro que fue mi idea! … Yo se la planteé a Julio Mario. Le dije: "Mire estas empresas lo que son y lo que van a seˆ". ¡Imagínese si esas empresas hoy las hubieran conservado!

M.J.D.: ¿Está muy santista?

A.L.:
Mucho. Creo que este gobierno ha sido un factor de unanimidad entre los colombianos, que es muy distinto al unanimismo. Unanimidad es que uno apoya lo bueno y critica lo malo, y unanimismo es cuando uno se convierte en un 'yes man'.

M.J.D.: O sea que usted siente un fresco viendo a Uribe de expresidente.

A.L.: Siento un fresco cuando todos los gobernantes terminan su mandato y dan paso a otro. Y no dejo de ver con cierto recelo las peleas entre expresidentes, como el rifirrafe que tuvieron la semana pasada Álvaro Uribe y César Gaviria. En ese sentido hay que reconocerle al expresidente Samper su silencio: es el único que se ha quedado calladito.

M.J.D.: Hablando del expresidente Samper, ¿no se arrepiente de haber sostenido ese gobierno a pesar de que fue acusado de recibir dineros del narcotráfico en su campaña?

A.L.:
No fuimos solo nosotros, sino los demás cacaos: Ardila, Sarmiento, Adolfo Arango y Julio Mario Santo Domingo. Ahí no estábamos defendiendo a Samper, estábamos defendiendo la institucionalidad. De eso no me arrepiento.