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Contrario a lo que se cree, en una encuesta de Invamer revelada en el foro Medios de Comunicación y Conflicto Armado, los colombianos opinaron que a pesar del exceso de noticias no se sienten bien informados.

8 de febrero de 2004

Que los colombianos están cansados de las noticias sobre la guerra resultó ser una mentira que, a fuerza de ser repetida, muchos daban por cierta. Las cifras demuestran todo lo contrario. Los colombianos quieren más información sobre la guerra y con más calidad, pues la que reciben es insuficiente, fragmentaria y parcializada. Así lo revela la encuesta sobre medios y conflicto realizada por Invamer Gallup para SEMANA, El Tiempo, Caracol Radio y el Canal Caracol, cuyos resultados fueron presentados el pasado miércoles durante el foro Medios de Comunicación y Conflicto Armado, organizado por los mismos medios, Confecámaras y el Pnud.(*)

Jorge Londoño, director de la firma encuestadora, le confesó al auditorio que tuvo que mandar a revisar varias veces los resultados de la pregunta "¿Es suficiente la información sobre conflicto que publican los medios?". El fue el primer sorprendido con el 51 por ciento que la considera escasa, una cifra muy lejana del 21 por ciento que siente que es demasiada.

Pero esta respuesta no significa que el público esté pidiendo más sangre en la páginas de los periódicos o más escenas de violencia en los noticieros. Por el contrario, refleja insatisfacción con la calidad de la información, la falta de análisis y de mayor equilibrio a la hora de narrar los hechos. Por eso, los datos que dejaron más preocupados a directivos y periodistas son el 73 por ciento que considera que los medios no son independientes de los centros de poder y el 79 por ciento que considera que las noticias no reflejan el conflicto tal y como es, sino que distorsionan los hechos o los presentan de manera parcializada.

En particular consideran que hay un desbalance entre la información de paramilitares y guerrillas, donde los grupos insurgentes son criticados más duramente que los de autodefensa. No obstante estas cifras, los medios ocupan el tercer lugar de credibilidad como institución, con 70 por ciento, después de la Iglesia y las Fuerzas Armadas.

El mito de que la información sobre el conflicto tiene cansados a los colombianos parece haber calado en algunos sectores del gobierno, a juzgar por las intervenciones que hicieron en el foro algunos funcionarios. En la mañana, el viceministro del Interior Juan Carlos Vives, que tiene a su cargo el comité de protección a periodistas, encendió el debate cuando llamó a los reporteros a la prudencia y a "no meterse en la boca del lobo". En el mismo sentido se pronunció el senador Juan Gómez Martínez al afirmar que la prudencia era más importante que la información en determinados momentos, y reafirmar la necesidad de regular con mayor fuerza la injuria y la calumnia. Las respuestas de los comunicadores no se hicieron esperar. Judith Sarmiento hizo un llamado a definir la frontera entre la prudencia y el silenciamiento, y algunos reporteros desde el público llamaron la atención sobre el riesgo de la autocensura.

Pero quien expresó con mayor claridad la posición gubernamental respecto al tema del papel de los periodistas y los medios en el conflicto fue el alto comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, que les propuso a los directivos de medios un pacto para bajar el perfil de la información sobre conflicto y paz. En un tono amigable pero crítico, Restrepo increpó a los directivos por publicar noticias que no han sido verificadas, por dejarse manipular por la guerrilla, refiriéndose a la entrega de pruebas de supervivencia que hicieron las Farc a través de un canal de televisión. El comisionado abogó por una información más reposada y analítica y cuestionó la sobreexposición que se le da a cualquier episodio relacionado con el conflicto.

Hasta ahí la crítica se hacía aceptable para el auditorio, pues de hecho coincidía con los datos de la encuesta de Invamer Gallup; pero cuando Restrepo entró en detalles, se escucharon suspiros de perplejidad entre el público. "En la desmovilización del Bloque Cacique Nutibara, los medios armaron un show de una noticia rutinaria", dijo el comisionado, y a renglón seguido se refirió a la reciente reunión de la Comisión Facilitadora Civil con Francisco Galán, vocero del ELN. "Todos los que conocemos el proceso sabíamos que allí no iba a pasar nada y no pasó nada, pero los medios crearon una expectativa innecesaria y luego una frustración".

La respuesta de los directivos no se hizo esperar. Rodrido Pardo, subdirector de El Tiempo, le recordó a Restrepo que la reunión de Itagüí ocurrió inmediatamente después de que el presidente Alvaro Uribe se entrevistó con Felipe Torres y que, obviamente, ese antecedente creaba de por sí una expectativa. Luego, Paulo Laserna, presidente del Canal Caracol, tomó la vocería de los presentes y con un tono amable y desparpajado le contestó al comisionado: "¿Usted de verdad cree que le vamos a hacer caso?", y remató con la sentencia de que "si usted nos da la información, bien. Si no, la buscamos por otro lado, y si no la encontramos, pues nos la imaginamos". Era una frase en clara alusión a la afirmación hecha por Restrepo al principio del panel cuando dijo que cada día, al leer los periódicos, sentía que entraba a un mundo novelado, de fantasía.

Pero no todo fue polémica y desacuerdo. El gran consenso del foro, en tono de autocrítica, es que se requieren acciones concretas e inmediatas para mejorar la calidad de la información que reciben los colombianos. Y que ello es responsabilidad no sólo de los periodistas sino también de las empresas. Héctor Rincón, director de Caracol Radio, dijo sin ambages que "los contenidos y el lenguaje de los medios son pobrísimos y están permeados por el conflicto". Rincón defendió la idea de que los medios tengan una línea editorial clara, un proyecto de país, y no estén al vaivén de los estudios de audiencia.

En el mismo sentido se manifestó la editora de SEMANA, María Teresa Ronderos, cuando afirmó que el gran problema de los medios es que no tienen agenda propia. También propuso un acuerdo para que los periodistas no utilicen fuentes anónimas, pues en muchas ocasiones la fuente pide la reserva por comodidad, para no quedar mal con nadie. Alvaro Sierra, editor adjunto de El Tiempo, hizo un llamado para que los medios realicen más crónicas y reportajes, géneros que le dan un mayor contexto a los hechos del conflicto y que, como lo demuestra un estudio reciente de su propio periódico, se utilizan muy poco.

Sobre la mesa quedó planteado el debate sobre la responsabilidad que tienen no sólo los medios sino las fuentes de información, especialmente las militares. Los periodistas reclamaron mayor transparencia en la información que se emite desde las brigadas y se denunció que muchos militares usan la información como premio o castigo con los periodistas y medios.

El ministro de Defensa, Jorge Uribe, que escuchó los reclamos con atención, se comprometió con el auditorio a que de su ministerio "sólo saldrá información verdadera y completa, porque una información incompleta es más dañina que una mentira".

La gran preocupación que quedó en el ambiente del foro es que la violencia contra los periodistas y medios está minando la libertad de prensa en muchas regiones del país. Como si una mano siniestra quisiera dar una prueba de la gravedad de la situación, la misma mañana del miércoles fue asesinado Oscar Alberto Polanco, reportero de la televisión local de Cartago, Valle.

Al finalizar el foro había un poco de catarsis, otro poco de esperanza por los cambios que vendrán y otro poco de alegría porque se logró un ambiente de debate franco y abierto. A pesar de que algunos se quejaron de que pululan este tipo de encuentros, el público salió con una sensación que muy bien definió Carlos Alberto Giraldo, editor de paz de El Colombiano: "Estos foros son como el arte: inútiles pero necesarios".