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REGRESO A LA SOMBRA

La nueva detención, a los 58 años, de Félix Correa, lo convierte alos ojos de muchos colombianos en una nueva víctima de la ineficiencia judicial.

25 de septiembre de 1995

POCAS PERSONAS HABIAN pasado tanto tiempo en la cárcel como Félix Correa. El ex magnate antioqueño que tuviera sus días de gloria hasta 1982 se convirtió en el símbolo de una crisis que terminó por arrastrar a una parte muy importante de la clase dirigente cotombiana.
Por cuenta de las acusaciones por la quiebra del Banco Nacional durante la crisis financiera de 1982 y los autopréstamos del Grupo Colombia, entidades de las cuales era presidente, pasó ocho años en la cárcel. Después fue liberado en 1990 porque aún no se le había definido responsabilidad. Es decir, porque aún no se le había condenado.
Ahora, a los 58 años, este paisa peliblanco, que ha visto lo bueno y lo malo, vuelve a entrar a la cárcel. Un proceso que comenzó hace cerca de un año terminó por enredarlo de nuevo.
El juez quinto civil del circuito especializado, que conoce del proceso de quiebra de Correa Acevedo y Cía., encontró que sus actuaciones debían ser de nuevo investigadas. Lo que ocurre es que, dentro del proceso de la quiebra de esa entidad. cuando se descubrió que los bienes con que se contaba no eran suficientes para atender el pago de los acreedores, Correa fue requerido para completar el patrimonio de la sociedad. El ofreció el producto de la venta del 60 por ciento de las acciones del Florida International Bank -FIB- que eran de su propiedad y sumaban cerca de seis millones de dólares.
Esto ocurrió en 1983, pero el problema, según un abogado vinculado al proceso de quiebra, es que "después de que salió de la cárcel, Félix Correa inició gestiones ante una corte estadounidense tendientes a lograr que se le reconociera a él, personalmente, como titular de las acciones y que en consecuencia se le entregara el producto de su venta".
De ahí que el 11 de agosto, el Cuerpo Técnico de Investigaciones -CTI- de la Fiscalía lo haya detenido en su casa al norte de Bogotá para rendir indagatoria como presunto responsable por tres delitos relacionados con el caso del FIB: fraude procesal, fraude a resolución judicial y tentativa de estafa. A comienzos de la semana pasada, la fiscal encargada del caso le dictó medida de aseguramiento, mientras se define su situación jurídica, y Correa Maya hoy reside en la cárcel de Itaguí.
¿Y en qué consisten los delitos por los que se le acusa? En el caso de fraude a resolución judicial la fiscalía investiga si Correa impidió que el producío de la venta de las acciones en el FIB ingresara a la llamada masa de la quiebra de la compañía Correa Acevedo & Cía., tal como lo había dispuesto la justicia colombiana, perjudicando a los acreedores.
La otra acusación tiene que ver con un supuesto fraude procesal, en el cual se evalúa si buscó evitar el disfrute de las acciones por parte de los innumerables acreedores de la quiebra, aun cuando eran un derecho adquirido. Lo habría hecho mediante influencias ejercidas sobre la Corte norteamericana, que en 1993 resolvió "retener jurisdicción" para pronunciarse en decisión posterior acerca de la distribución del producto de la venta. Y como si eso fuera poco, Correa enfrenta también acusaciones por estafa, caso en el cual se investiga si es cierto que buscó la forma de ponerse a salvo, tanto él como a su familia, a la vez que perjudicó a terceros, con la oferta de acciones en litigio.
Saber qué le va a ocurrir ahora a Félix Correa es tan incierto como lo fue durante los ocho años que estuvo detenido. Lo único claro es que ya tiene ganado su puesto como el protagonista de uno de los juicios más largos de la historia del país, que nunca pasó de ser eso: un juicio en el que no hay condena.