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| Foto: Archivo SEMANA

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Relaciones colombo - venezolanas a fuego lento

Aunque encuentros entre autoridades de un país y de otro para concretar estrategias de cooperación se han hecho frecuentes, analistas coinciden en que los "grandes esfuerzos" han dado pocos resultados palpables.

Karem Racines Arévalo
31 de mayo de 2012

Las relaciones entre Colombia y Venezuela parecen estar en un muy buen momento. Sin embargo, los analistas internacionales coinciden en que los resultados de este acercamiento son menores a los que demandan las complejas realidades de ambas naciones.

Es cierto que se recuperaron los vínculos diplomáticos entre los dos países, una vez que salió Álvaro Uribe de la Presidencia, y se establecieron acuerdos para que los gobiernos de Santos y Chávez se convirtieran en "buenos amigos" de nuevo. También es verdad que se promueven reuniones entre autoridades de ambos países y se firman convenios para mejorar la cooperación en áreas como la seguridad fronteriza, el comercio y el intercambio energético. Pero, para algunos expertos, no se ha podido restablecer del todo lo que se tenía antes de que se rompieran las relaciones bilaterales en el 2010.

Esta semana, la Asamblea Nacional de Venezuela autorizó la Ley Aprobatoria del Acuerdo de Alcance Parcial de Naturaleza Comercial entre los gobiernos de Venezuela y Colombia, cuyo fundamento principal consiste en establecer condiciones para un comercio bilateral justo. Y con ello se sustituyen algunos de los beneficios mutuos que estaban garantizados por la Comunidad Andina de Naciones, de la que Venezuela dejó de formar parte en abril del 2011. Es un buen paso.

La semana pasada estuvo movida la discusión con respecto a la seguridad en la frontera que comparten los dos países, después de un ataque de las FARC al Ejército colombiano que dejó como saldo 12 militares fallecidos y nueve heridos. La situación obligó al presidente Chávez a reconocer los problemas que caracterizan a las regiones próximas a la línea divisoria, y motivó un encuentro entre los cancilleres de ambos países para afinar estrategias de vigilancia y control.

La internacionalista colombiana Socorro Ramírez opina que todas estas iniciativas son meritorias. Cataloga como un gran avance el hecho de que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, reconociera la gravedad y la complejidad de los problemas en la frontera y fuera enfático en su disposición de no permitir la presencia de las FARC en el territorio vecino, pero advierte que los pasos que se dan en materia de cooperación no van tan rápido como los demanda la realidad.

"Se trata de gobiernos que tienen muy fuertes diferencias ideológicas, en países en los que tienen que soportar grandes presiones. Por eso valoro mucho los esfuerzos y pienso que aunque los avances sean lentos, es indispensable mantener un buen nivel de relaciones para que se pueda complementar la construcción de los Estados, cada quien por su lado, con las acciones conjuntas", declara Socorro Ramírez.

La experta dice que no es el momento ideal de las relaciones colombo-venezolanas, principalmente porque los líderes de los gobiernos tienen perspectivas muy diferentes: "Estamos poniendo cara a cara al comercio administrado de Venezuela versus el libre comercio de Colombia, pero el hecho de que se establezcan normas para suplantar las de la Comunidad Andina de Naciones, y promover el intercambio, es de enorme importancia", detalla Ramírez.

"Mucho ruido y pocas nueces"

La internacionalista venezolana Beatríz de Majo opina que "los gobiernos de los dos países son muy buenos en publicitar lo poco que hacen". Dice que las acciones instrumentadas recientemente para garantizar que los guerrilleros no se escondan en territorio venezolano son tardías, y advierte que estas medidas de emergencia evidencian que se han pisoteado los compromisos que se hicieron hace casi dos años, cuando llegó Santos al poder.

"Después del ataque de las FARC movilizaron un contingente importante de militares a la zona fronteriza, pero era tarde. A esta hora, por lo menos 12 hogares colombianos están llorando a sus muertos. Y aquí nadie puede decir que era que no sabían que en la región había guerrilleros", dice con total convicción De Majo refiriéndose a las autoridades venezolanas. 

La experta en relaciones entre Colombia y Venezuela también indica que el intercambio comercial que tienen los dos países actualmente no se ha podido restablecer a los niveles en que tenía antes de la crisis diplomática del 2010. Las importaciones provenientes de Colombia, en esa época, casi desaparecieron, pues pasaron de 6.000 millones de dólares a mil millones de dólares, y ahora si acaso llegan a 2.000 millones. Y esto tiene que ver con que Venezuela ha estado más interesado en privilegiar las negociaciones con Brasil, Argentina, China o Irán que con su vecino más cercano.

Por otra parte, explica De Majo, Venezuela no tiene nada que ofrecerle a Colombia porque ni siquiera tiene capacidad para abastecer su mercado interno alimentario. Entonces las cifras de exportación hacia Colombia tampoco se recuperaron.

"Lo que hay que reconocer es que el venezolano encontró en Colombia un excelente ugar para hacer sus inversiones, y así, un fenómeno muy poco común en el que los nacionales sacan su capital para asegurarlo, se ha vuelvo bastante recurrente hacia nuestro vecino", explica la internacionalista venezolana.

Construir confianza

Por otra parte, Aldo Olano, experto en temas de América Latina, opina que la presencia de Uribe entorpecía las relaciones colombo-venezolanas y su salida fue un gran alivio. De tal manera que en este momento se puede decir que esos vínculos se recompusieron y ha sido manifestada "abiertamente" una voluntad política en Venezuela contra la insurgencia: "Hay una intención de trabajar con los mismos objetivos, aunque no se haga de manera conjunta, por ahora".

"Los resultados más palpables de esa mejora de relaciones están en las poblaciones que residen en la zonas fronterizas, donde resultan beneficiados los comerciantes, el sector transporte, las familias de lado y lado… Volver a consolidar relaciones en materia comercial lleva su tiempo. Lo bueno es que en este momento hay una disposición de reconstruir mecanismos de confianza y eso hay que valorarlo", concluyó Olano.