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El renacer del río Magdalena

En las dos últimas décadas se han anunciado planes para revivir la navegabilidad del río Magdalena, el afluente más importante del país.

5 de octubre de 2013

El Magdalena, la ruta del futuro

Una empresa invertirá 800 millones de dólares en la principal arterial fluvial del país. ¿De qué se trata?

La principal arteria fluvial de Colombia, el río Magdalena, se prepara para cumplir el sueño de navegabilidad comercial que ha tenido el país por varias décadas. En julio de este año, la firma Impala, especializada en el transporte de petróleo y carbón, hizo una millonaria inversión que asciende a 800 millones de dólares, la cual incluye la construcción de una terminal portuaria en Barrancabermeja, para transportar el petróleo que se produce en Meta y el carbón proveniente de Boyacá y Cundinamarca, hasta los puertos de Barranquilla y Cartagena.

La cuenca del Magdalena, que ocupa el 24 % del territorio continental del país, servirá para optimizar la capacidad de exportación e importación y para reducir significativamente el costo logístico de dichas operaciones. En tal sentido, el principal beneficio de este proyecto, que el gobierno nacional adjudicará este mes de octubre y que está enfocado en reactivar la navegabilidad comercial del río, será para los exportadores e importadores colombianos, dado que el transporte de grandes volúmenes de carga dejará de limitarse exclusivamente a las carreteras.

La infraestructura de carreteras es un factor que limita la capacidad exportadora del país. Si se quisiera sacar de Barranquilla o Cartagena un buque de 30.000 toneladas de carbón, se necesitaría movilizar mil camiones, por cada mil kilómetros. Con una infraestructura fluvial y un puerto multipropósito operando, esas mismas 30.000 toneladas podrían ser transportadas en tres o cuatro convoyes, lo que permitiría mayor rotación e incrementaría la capacidad de exportación, se diluirían los costos fijos y se beneficiaría el valor total de la operación logística.

Según Alejandro Costa, gerente de Impala, el proyecto, que será financiado por esta compañía del grupo suizo Trafigura, beneficiará además y en gran medida a las comunidades ribereñas menos favorecidas. “El río hoy, desde un punto de vista de desarrollo, no existe porque no hay navegación. Una vez se active la navegación, va a aparecer la necesidad de desarrollar compañías de apoyo a la prestación de servicios fluviales a las navieras, y las comunidades ribereñas serían las llamadas a cubrir este requerimiento”.

Para mediados del 2014 se proyecta el inicio de las operaciones con parte de la carga o con algunos tipos e esta. El plan de desarrollo del puerto es de 18 meses y se planea que a finales del próximo año ya esté prestando sus servicios a todas las clases de carga. El uso del puerto es de carácter público, por lo que estará abierto a todas las compañías de transporte fluvial e incluso terrestre.

La importancia de este proyecto, que representará una revolución logística en Colombia, radica en que a partir de la activación de la navegabilidad en el Magdalena, se abrirá una posibilidad de importación y exportación más eficiente y, al ser el río una vía permanentemente abierta, garantizará unos tiempos de servicio y de entrega aún más confiables que los ofrecidos por el transporte terrestre.

El coordinador del Grupo Operativo de Transporte Acuático del Ministerio de Transporte, Juan Alberto Caicedo, dice que la única opción que tiene Colombia para hablar de intermodalidad en términos de transporte es, por todas sus condiciones, el río Magdalena, en el que Mintransporte cuenta con un total de 69 empresas transportadoras.

En este proyecto también interviene la Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena (Cormagdalena), la cual está haciendo una inversión hacia la alianza público privada, con el fin de garantizar la navegabilidad del rio. Por su parte, la empresa de trasporte Impala, se ha propuesto instrumentar nuevas tecnologías en el río y traer equipos fluviales más modernos, para mejorar las velocidades de operación.

Según Caicedo, es una apuesta importante la que están haciendo esas empresas en la región, en materia de inversión y equipos para garantizar que la navegabilidad aumente. “En los últimos años, se tienen unos promedios de carga de un millón 300.000 toneladas por el río, y la expectativa que hay es que esa carga se triplique al menos cuando el río ofrezca garantías de navegabilidad”, agregó el funcionario.

Al ser comercialmente navegable el Magdalena, también se descongestionarán en amplio sentido las vías y se evitarán los daños que ocasiona la continua rotación de tractomulas en el pavimento, en recorridos que bien podrían hacerse por el río, con un daño ambiental mucho menor.

En lo referente al ahorro de emisión, el aporte que puede dar el transporte fluvial al país es significativo. Para desplazar por el río un convoy con 3.500 toneladas, se necesitarían casi 130 camiones. La diferencia en emisión de lo que produce un remolcador que está jalando un convoy de esos y lo que producen 130 camiones, claramente daría un beneficio muy grande en cuanto a ahorro de emisión.

La visualización que tiene el Gobierno sobre el futuro del río Magdalena es que, en no más de cuatro años, el río esté triplicando su capacidad actual. Si eso se logra, se obtendrán unos beneficios importantes -en cuanto a costos- para el dueño de la carga, habrá más oportunidades para las comunidades ribereñas, se podrá hacer una logística adecuada en puertos, a los cuales se podría acceder no sólo por las carreteras, sino también por el río.

En el fondo, el tema logístico lo que busca es aminorar costos tanto de tiempo como de dinero y recursos para que la carga sea mucho más eficiente. Desde esa óptica, el modo fluvial le apuesta fuertemente a ese desarrollo, para el que tanto la empresa privada como el Estado tendrán –respectivamente- que hacer grandes inversiones y mejorar aspectos normativos, que en la actualidad están un poco rezagados.