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Guillermo Alfonso Jaramillo fue secretario de Salud y de Gobierno en la administración Petro. | Foto: Alcaldía.

BOGOTÁ

Se va de la alcaldía la mano derecha de Petro

La dimisión de Guillermo Jaramillo fue aceptada por el alcalde de Bogotá. Ahora, liderará la campaña por el “no” en la revocatoria.

10 de febrero de 2014

“Pertenezco al batallón suicida de Gustavo Petro, no estamos en tiempos de luna de miel, son tiempos de retos, aquí lo que hay que entender es el interés del señor alcalde de que trabajemos arduamente para lograr lo mejor para la ciudad”. Esas fueron las primeras palabras del recién posesionado secretario de Gobierno de Gobierno de Bogotá, Guillermo Alfonso Jaramillo el 7 de mayo del año pasado.

Casi nueve meses después el funcionario da un pasó en apariencia más 'kamikaze'. Este lunes anunció que deja su cargo y pasa a encabezar la estrategia para que la ciudadanía vote por el “no” en el referendo con el que se busca revocar el mandato del alcalde capitalino, que seguramente y si antes no hay una fallo definitivo de la Procuraduría, será el 2 de marzo. 

Jaramillo es un hombre de decisiones fuertes. A la par de su ejercicio como cirujano cardiovascular pediátrico, ejecutó su carrera política en la que fue concejal de Armero, diputado de la Asamblea de Tolima, dos veces gobernador de ese mismo departamento y senador de la República.

“Yo me he podido dar el gusto de servirle a la gente de forma gratuita y de trabajar por vocación. No siento mayor gratificación que cuando una señora me agradece por salvarle la vida a su hija, eso no tiene ningún valor económico”, dijo entonces Jaramillo, según reseña la página web de la Alcaldía.

En su primera etapa en la administración Petro, como secretario de Salud, debió enfrentar los gigantescos problemas que se heredaron de la ruinosa administración de Samuel Moreno y los líos del 'carrusel' de la contratación.

Jaramillo ejecutó programas polémicos, como la operación de los centros de atención móvil para drogodependientes (Camad), el inicio del plan de uso de dosis de marihuana por bazuco para tratar el síndrome de abstinencia a adictos, la superación del déficit de los hospitales y el todavía fallido reto de que el Distrito asuma directamente el manejo del régimen subsidiado de salud en la ciudad.

Ya como secretario de Gobierno, debió enfrentar las tomas de la Policía a la inexpugnable zona del Bronx, en el centro de Bogotá, y la lucha contra las mafias del microtráfico.

Con la misma fuerza pública de la capital tuvo encontronazos por cuenta de su accionar supuestamente desbordado, como en el caso del Night Club, al sur de Bogotá, en el que tras un intento de control por parte de los uniformados de un establecimiento nocturno ilegal, se generó una estampida que dejó seis personas muertas.

Hoy la misión de Jaramillo no se ha movido un centímetro de lo que ha sido una constante en todas sus actuaciones, una completa lealtad con Gustavo Petro y se mantiene como su punta de la lanza.

Esta movida sorpresiva representa que el alcalde no está dispuesto a ceder y que dará la pelea para mantenerse en su cargo. Y de su fuerte apuesta por la realización de la revocatoria donde busca que la ciudadanía refrende su mandato. ¿Vencerá Jaramillo en su última batalla?