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E N T R E V I S T A

Repensar el Ejército

Margaret Daly Hayes, directora del Centro Hemisférico para Estudios de Defensa del Pentágono, viene a Colombia. SEMANA habló con ella.

1 de mayo de 2000

Esta semana tiene lugar en Bogotá una conferencia internacional sobre ‘El papel de las fuerzas militares en una democracia en desarrollo’. Con el fin de hacer una profunda reflexión sobre su papel en la vida nacional las Fuerzas Militares de Colombia invitaron a un selecto grupo de expositores, entre los cuales está Margaret Daly Hayes, directora del Centro Hemisférico para Estudios de Defensa, un think tank del Pentágono creado para asesorar a los ejércitos del continente. SEMANA habló con ella antes de su viaje a Colombia.

SEMANA: ¿Cuál cree usted es el principal reto del Ejército colombiano hoy en día?

Margaret Hayes: Construir un consenso nacional sobre cuál es el Ejército que Colombia quiere, qué debe hacer y qué no debe hacer y cuáles son sus funciones. Ese debate hay que hacerlo ya.

SEMANA: En su opinión, ¿qué sería lo más recomendable?

M.H.: Si ustedes echan un vistazo a lo que está pasando en la mayoría de los países del mundo, hay una tendencia a que los ejércitos le tiendan la mano a la sociedad en áreas que van más allá de los roles tradicionales de defensa de las fronteras y de la soberanía.

SEMANA: ¿Deben los ejércitos dedicarse a la labor antinarcóticos?

M.H.: Bueno, eso depende del tamaño del problema en cada país. En pocos países con un territorio tan extenso como Colombia las Fuerzas Militares no participan de este tipo de labores ya que la Policía sola no puede. Eso se debe a su falta de movilidad, algo esencial en las operaciones antinarcóticos.

SEMANA: ¿Y en Estados Unidos?

M.H.: En mi país la ley prohíbe que el Ejército haga este tipo de operaciones. Pero yo recomiendo con fuerza que se lleve a cabo ese debate, aquí y en todos los países. Hace poco tuvimos un serio incidente en la frontera entre Texas y México cuando un infante de marina mató a unos civiles en una operación de este estilo. Eso demuestra que nuestras tropas no están entrenadas para la interacción con los civiles que requiere esta tarea. Tenemos entonces que crear otra fuerza o reentrenar a nuestros hombres.

SEMANA: En los procesos de paz de El Salvador y Guatemala las Fuerzas Armadas fueron fuertemente modificadas. ¿Qué se puede esperar con el proceso de paz en Colombia?

M.H.: A veces la integración de todas las fuerzas combatientes dentro de un país es la única forma de reconstruir un ejército nacional. El tema central ahí es el deseo de la sociedad de llegar a una solución manejable y pacífica de la situación. No es un proceso fácil. La experiencia de Suráfrica en ese tema es especialmente importante. Se le dedicó mucho trabajo a lograr que la interacción de mandos y de personal fuera óptima a pesar de las tensiones raciales. Y ha sido exitoso. En El Salvador, y un poco menos en Guatemala, se ha venido avanzando en esa materia.

SEMANA: ¿Qué posibilidades hay de que se cree una fuerza hemisférica para enfrentar problemas como el narcotráfico o para adelantar misiones de paz en algún país?

M.H.: Creo que es poco probable en el mediano plazo. En materia estratégica sería muy difícil la coordinación entre naciones. ¿Un movimiento de tropas extranjeras a través de una frontera en forma coordinada? Casi imposible.

SEMANA: ¿Cómo serán los ejércitos de este siglo?

M.H.: Fuerzas más pequeñas con misiones más exigentes. Se van a pedir más resultados con menos plata. Mucha más movilidad. Fortalecimiento de la aviación. Más equipo y equipo más versátil, más elementos de patrullaje pequeños en lugar de acorazados o bombarderos. Alta tecnología y grandes economías de escala gracias a su utilización. La tendencia juega en contra del servicio militar y tiende hacia una fuerza de voluntarios profesional bien pagada y educada. Eso puede ser mucho pedir en la Colombia actual pero el futuro va hacia allá.