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El año pasado se autorizó que algunos voceros de las FARC viajaran desde La Habana a los campamentos para explicar a los guerrilleros rasos los acuerdos alcanzados en la isla. | Foto: Archivo particular

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Las FARC le hicieron 'conejo' al Gobierno

Aunque el Gobierno aseguró que la visita de Iván Márquez a Conejo (La Guajira) fue la única que rompió las reglas, Roy Barreras asegura que en dos oportunidades las FARC hicieron política con armas. ¿Afectará los diálogos?

18 de febrero de 2016

La presencia de Iván Márquez en La Guajira generó revuelo en todo el país. No sólo porque desde el proceso de paz en el Cagúan no se conocían fotografías suyas en territorio colombiano, sino por el ambiente que rodeó su sorpresiva presencia en la plaza pública del corregimiento el Conejo. Las imágenes lo mostraron en medio de la comunidad y rodeado por un grupo armado de las FARC. En la zona, no había presencia militar.

De inmediato se generaron reacciones y las especulaciones. El uribismo fue el primero en denunciar una presunta orden de prohibir presencia de uniformados en la zona y hasta aseguraron que el Gobierno ya les había entregado La Guajira a las FARC como zona de concentración.

“Genera una indignación nacional –dice Óscar Iván Zuluaga, director del Centro Democrático– que con la complacencia del Gobierno se autorice la presencia de terroristas. Es la muestra clara de cómo el presidente Santos está entregando al país. Es un paso fronterizo con Venezuela, la ruta del narcotráfico y las armas. Es una afrenta a la fuerza pública”.  

Pese a la reacción del uribismo, la Unidad Nacional no justificó el hecho, por el contrario, hubo voces autorizadas que alarmaron ante la presencia de jefes guerrilleros en las comunidades haciendo política con armas. Incluso, alguna preocupación se advirtió, precisamente ahora, cuando el pan de la paz parece estar en la puerta del horno.

Como lo reiteró este jueves Humberto de la Calle, jefe del equipo negociador del Gobierno, el año pasado se autorizó que algunos voceros de las FARC viajaran desde La Habana a los campamentos para explicar a los guerrilleros rasos los acuerdos alcanzados en la isla. Para el Gobierno era de la mayor importancia, pues precisamente son ellos los que tienen que acogerse a los acuerdos y cumplirlos.

Además de las garantías de seguridad durante el traslado y la presencia de los jefes guerrilleros en el territorio, la otra gran regla de juego era no tener trato con la población civil, menos participar en eventos públicos y menos con armas.

Desde cuando fueron autorizadas estas visitas de socialización, según De la Calle, hasta el momento se han registrado cinco. Pero la que se produjo este jueves, según se tuvo conocimiento, encabezada por Iván Márquez, violó las reglas de juego. El vocero de las FARC tuvo contacto con la población y habló con la comunidad desde una tarima, rodeado de varios de sus hombres armados.

Para algunos, como los uribistas, el episodio debe motivar una reacción ciudadana contra la entrega que le están haciendo al país. Otros admiten que pudo ser un error de Márquez que podría tener consecuencias en la recta final del proceso de paz, pues sin duda, el Gobierno lo va a percibir como un gesto contra la confianza de lo ya acordado.

Roy Barreras, jefe del Partido de la U, considera que, como en los partos, la fase final del proceso de paz obliga a ser “más cuidadoso” con cualquier manifestación inapropiada que puede echar al traste el proceso, pero considera que en este caso, mientras el Gobierno “mantenga límites precisos”, se superarán los impasses.

Por eso respaldó la decisión del presidente Juan Manuel Santos de suspender las autorizaciones a los jefes de las FARC para venir al país.

Y es que, a diferencia de lo informado por el Gobierno, Barreras señala que la de Iván Márquez en Conejo, La Guajira, no sería la única visita en la que las FARC habrían violado las reglas acordadas.  

El jefe de La U le dijo a Semana.com que el pasado 29 de enero, en Mocoa, Putumayo, hubo “fiesta y arengas”, como también las hubo dos semanas antes en San Pedro, a dos horas de Florencia, en Caquetá. En las tres visitas coincidió Pablo Catatumbo, y en las tres hubo proselitismo armado.

El congresista dice que las FARC deben acelerar la firma del acuerdo, pues ese será su único salvoconducto para hacer política, por eso confió en que el proceso de paz no sea el damnificado.