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Rigoberta Menchú ganó el premio Nobel de Paz en 1992. | Foto: EFE

PAZ

Rigoberta Menchú: una semilla de esperanza

La defensora de derechos humanos y premio Nobel de la Paz estuvo en Bogotá. Sus palabras son un sentido homenaje a la paz y a la vida.

6 de marzo de 2013

Con motivo de la vigésimo quinta edición del Premio Cafam a la Mujer, el miércoles la líder guatemalteca y Nobel de Paz 1992, Rigoberta Menchú, participó en un conversatorio con la periodista María Jimena Duzán, sobre el papel de la mujer en la construcción de paz.

Su propia historia, su propia vida han sido iluminadoras porque demuestran hasta qué punto la terquedad de una cultura y de una mujer no se dejan vencer por la adversidad, y más aún, continúan fortaleciéndose, creando y nutriendo espacios de comprensión y de reconciliación.   Aquí sus mensajes:

1. Sobre su vida espiritual

“Donde quiera que estemos, el sol es nuestro guía (…) Todos los días le pide algo al sol”
Pregunta MJD: “¿Y hoy qué pidió?”
RM: “Que mis palabras no lastimen”

2. Sobre su participación en política (y la de las mujeres)

Ha sido dos veces candidata a la presidencia de Guatemala. En 2007, su candidatura le permitió visitar muchos lugares del país que no había podido visitar a causa del conflicto, de la polarización.
“Un partido político debe ser incluyente”.

“En mi país no había habido mujeres que se presentaran en la política”; “Hay que abrir una brecha”; “Hay que tomar en serio la política”. “Mejorar nuestra participación política”.

“Las mujeres debemos ser transformadoras, valientes y no debemos aguantar maltratos. La humillación es diferente a la humildad. Hay que generar una cultura nueva”.

3. Sobre la maternidad, el dolor de la pérdida y la escritura

Su hijo mayor tiene 18 y estudia arquitectura. El segundo hijo, fruto de un embarazo de muy alto riesgo que la obligó a estar en cama 6 meses, murió a los 4 días de nacer.

¿Cuál es la diferencia con la muerte violenta? “El entierro solemne a mi hijo”. Porque hasta ese momento, “todos mis muertos no tenían tumba”.

Su embarazo -1997- coincidió con la masacre en Chiapas, siendo ya Nobel. Dijo que no podía ir pero no dijo por qué “mejor me callé” porque sentía que no iban a entender que por su embarazo no viajara. Fue muy criticada; insinuaron que había pactado con los homicidas, con el poder.

Estuvo muy triste, sentía que cada niño que lloraba era el suyo. ¿Cómo manejó la tristeza de esa pérdida? Alguien le dijo “no puedes salir adelante si no sacas la niña que tienes dentro”. Por eso, decidió volver a sí misma y escribió un libro sobre su infancia, que fue su primer libro. Ahora, ya tiene siete libros de cuentos infantiles. “Es muy duro escribir” “Acudí mucho al mar para recuperarme”.

4. Sobre el conflicto en Guatemala

De su madre no tiene fotos, y desapareció durante el conflicto. “Sigo buscando su rostro en mucha gente”, dice contando que se parece a muchas indígenas guatemaltecas.

Sobre su padre: “Lucharon por la tierra como algo sagrado” “Fue quemado vivo en la embajada de España, con 39 personas que buscaban asilo”. “Mi hermano ya había sido asesinado”.

Por el caso de su papá hay tres juicios, en los cuales participa. Un resarcimiento: que en uno de los juicios una persona involucrada dijo “Yo estuve ahí”. No pidió perdón, pero ese reconocimiento es “un hecho preciso que te da un aliento”. En estos casos del conflicto, “nada es personal, todo es un trabajo colectivo”.

Ha trabajado en mapear 3.000 fosas comunes.

5. Sobre el proceso de paz de Guatemala


“Lo más hermoso que hicieron en Centro América en los últimos 20 años fue terminar el conflicto” “Fue lo más sabio”. “Qué hermoso saber que se terminó.”

“La solución (definitiva) es que (lo pactado) se convierta en política pública, en realidad para la gente”.

6. Sobre un proceso de paz en Colombia

“Creo que Colombia ganaría de todo si terminara el conflicto. Sería una gran bendición para este país, para el continente, para nosotros todos”.

¿Cómo hacer para que sea una paz sostenible? “Que se diferencien los anhelos y sean más a largo plazo”. Así, se evitan frustraciones. Con la tierra, por ejemplo. “La tierra es la causa fundamental de los
conflictos hoy". Si es así, no debe ir como primer punto porque es muy difícil de resolver.

“Yo estoy dispuesta a dar mi aliento. Es nuestra paz, somos nosotros los humanos y es América Latina”.