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En la puja están dos pesos pesados expertos en el manejo de plantas de tratamientos de aguas residuales. | Foto: SEMANA

MEDIO AMBIENTE

En 'jaque' la adjudicación para descontaminar el río Bogotá

Dos empresas de origen extranjero se disputan un jugoso contrato para ampliar una planta de tratamiento de aguas residuales.

27 de enero de 2016

Desde cuando el alcalde Enrique Peñalosa le puso el ojo al río Bogotá para construir en sus orillas un megaproyecto urbanístico que denominó “Ciudad Río”, también revivió la disputa entre dos empresas que quieren quedarse con la licitación para la ampliación de la planta de tratamiento de aguas residuales (PTAR) Salitre, que ayudaría a la descontaminación de este afluente.

En ambos lados de la caudalosa puja están dos pesos pesados expertos en el manejo de plantas de tratamientos de aguas residuales. Se trata de las empresas Consorcio Aguas del Salitre Odebrecht y el Consorcio Expansión Ptar Salitre Aqualia, firmas que por separado buscan quedarse con un jugoso contrato que alcanza los 480 millones de dólares.

La historia

La ampliación de la planta, que está ubicada en el extremo occidental de Bogotá, localidad de Suba, es clave para la descontaminación del río. Esa obra ayudaría a ampliar el nivel de tratamiento de las aguas al pasar de cuatro metros cúbicos por segundo a 7,1 metros cúbicos por segundo. Con ello, sus aguas podrían ser utilizadas para actividades agropecuarias y darle un nuevo ambiente al río.

En abril del 2013, la CAR inició el proceso para la adjudicación del contrato. Tres meses después, ocho empresas se presentaron, de las cuales cuatro firmas aprobaron el proceso de evaluación y precalificación en mayo del 2014, esa entidad recibe las ofertas de los proponentes precalificados, donde sólo dos de ellos superaron esta atapa: Odebrecht y Aqualia.

En adelante la puja por quedarse con el contrato adquirió mayor fuerza y se inició un choque. La razón, Aqualia presentó la propuesta con el menor valor: 484,7 millones de dólares, el 1,37 % menos de la suma presentada por Odebrecht, que puso en sobre cerrado la cifra de 491,4 millones de dólares.

En el numeral 39 del pliego de condiciones de la licitación internacional, la CAR estableció que: “el contratante adjudicará el contrato al licitante cuya oferta haya sido evaluada como la más baja y que cumpla sustancialmente los requisitos”. 

Las partes

Esa cláusula ha hecho que la empresa Aqualia señale que el contrato de ampliación de la planta se le debe adjudicar. “Nuestra preocupación no es otra que el proceso continúe como se ha venido adjudicando conforme a los criterios que son a la oferta solvente más económica (…) esperamos que no se afecte la recta final del proceso”, dijo el presidente de esa empresa, Emilio Soler, quien llegó a Colombia para respaldar esa adjudicación.

Odebrecht no se ha quedado quieta. Ante la CAR han insistido para que se les entregue el informe de evaluación y de ofertas, al igual que las observaciones de la CAR. También presentaron inquietudes porque Aqualia no cumple las exigencias de endeudamiento del pliego de condiciones.

El reconocido abogado Jaime Lombana, quien dice actuar en defensa de la moral pública, señala que sí existe un menor valor por parte de uno de los oferentes, pero que es “ínfimo y cercano al de la otra propuesta, tanto que se vuelve sospechoso”.

¿Qué dice la CAR? Desde la corporación se ha dicho que la obra no se ha adjudicado y que las dos propuestas están en proceso de evaluación por parte de esa entidad y a la espera de concepto del Banco Mundial, que es el que gira el dinero.

“Aqualia tiene un pedazo de verdad, que es que hoy día una oferta es más económica que la otra, pero no por eso se puede concluir que son los ganadores porque todavía no se conoce cuál es el cumplimiento del requisito técnico por cuenta de ambos proponentes”, señaló el director de la CAR, Néstor Franco.

A pesar de que la descontaminación del río ha sido una prioridad para la Nación, el departamento de Cundinamarca y Bogotá, el camino para lograr ese objetivo ha sido tormentoso y ahora desde la entidad no se descarta que eventualmente la licitación se declare desierta y el proceso arranque de cero.