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¿Sabía demasiado?

Un manto de misterio cubre el asesinato de Rommel Hurtado, un hombre que fue protagonista de primera línea de algunos de los episodios más controvertidos del país.

17 de julio de 2010

"Nadie se muere la víspera". Esta frase fue pronunciada por el abogado Rommel Hurtado el miércoles de la semana pasada durante una entrevista en una emisora del Quindío en la que denunció que había recibido amenazas de muerte. Menos de 24 horas después fue asesinado en una calle de Armenia por un sicario que le disparó en la cabeza. El homicida fue perseguido por la policía y murió al enfrentarse con los uniformados.

El asesinato de Hurtado causó una gran conmoción especialmente en el Quindío. Durante los últimos tres años instauró más de 80 denuncias sobre casos de corrupción a nivel local. Una de las últimas terminó en la formulación de pliego de cargos contra la ex gobernadora y senadora electa Amparo Arbeláez Escalante. Recientemente también había iniciado procesos en contra del ex alcalde de Armenia David Barros y algunos concejales de esa ciudad. Si bien las autoridades investigan si su homicidio estaba relacionado con alguna de estas denuncias, tampoco descartan que el crimen pueda estar ligado a otros hechos del pasado de Hurtado. Y aunque para algunos su nombre pueda ser relativamente desconocido hoy en día, la realidad es que este abogado fue un polémico protagonista de los episodios más importantes de la historia reciente del país.

Hurtado era un abogado conservador que había ocupado algunos cargos públicos a finales de los años 80 y comienzos de los 90 y era reconocido por ser un hombre bastante cercano a Álvaro Gómez Hurtado. Durante la época de la persecución contra los jefes del cartel de Cali, los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, estuvo en medio de la polémica al revelarse que intentó mediar ante el Bloque de Búsqueda, que perseguía a los capos, con el fin de bajar la presión sobre ellos.

Hurtado cobró relevancia nacional por el escándalo que se desató por los documentos encontrados durante un allanamiento que hizo la Fiscalía a su casa en octubre de 1998. Los papeles, entre los que estaba uno titulado "acta de poder constituyente", básicamente dejaban en evidencia la existencia de un plan para dar un golpe de Estado al presidente Ernesto Samper en 1995 o 1996 y habían sido elaborados por un grupo que en esa época fue conocido como "los conspiradores". Algunos de quienes fueron relacionados con ese grupo terminaron siendo investigados por el caso del magnicidio de Álvaro Gómez.

En marzo de 1999, Hurtado volvió a ocupar las primeras páginas; fue arrestado y acusado de enriquecimiento ilícito ya que según la Fiscalía había recibido diez cheques de empresas fachadas del cartel de Cali.

Unos años más tarde, volvió a jugar un papel fundamental cuando fue uno de los testigos principales contra el ex congresista del Quindío Carlos Oviedo Alfaro, quien fue condenado en 2001 por la Corte Suprema de Justicia a 26 años de prisión por enriquecimiento ilícito y doble homicidio. En 2006, Oviedo consiguió una rebaja de pena por declarar en contra de Alberto Santofimio en la investigación que se le seguía por el crimen de Luis Carlos Galán. Y en abril de 2008, Oviedo fue asesinado en una calle de Armenia.

Durante los últimos tres años Rommel Hurtado se había alejado del panorama nacional y se había dedicado a diferentes actividades en su natal Armenia. Aunque aún no son claras las razones de su asesinato, sus amigos y familiares afirman que existe una alta posibilidad de que tenga que ver con la reapertura por parte de la justicia de muchos casos sensibles del pasado que nunca fueron plenamente aclarados y en los cuales Hurtado fue testigo directo. El proceso 8.000, el caso Álvaro Gómez, el intento de golpe de Estado contra Samper y el magnicidio de Galán son tan solo cuatro de esos. Con la muerte de Hurtado no solo desapareció un hombre muy polémico sino una de las fichas claves que conocía parte de la historia reciente del país.