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Si Otto Bula y Emilio Tapias pusieron a Sahagún como epicentro de la corrupción, los congresistas de este municipio cordobés se han desenvuelto entre el Proceso 8.000, la parapolítica y la mermelada. | Foto: Fotomontaje SEMANA

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Sahagún, del Proceso 8.000 al caso Odebrecht

El municipio cordobés ha sido tierra fértil para los políticos, aunque varios de sus hijos ilustres hayan sido protagonistas del Proceso 8.000, la parapolítica, el carrusel de la contratación, y ahora del caso Odebrecht.

8 de febrero de 2017

Parecen lejanos en el tiempo aquellos días en los que se referían a Sahagún, un pueblo de 120.000 habitantes ubicado entre las sabanas de Córdoba y el río San Jorge, como el lugar “donde la inteligencia es peste”. Eran tantos los sahagunenses ilustres, y no había otro lugar en Colombia que concentrara más congresistas por metro cuadrado, que este pueblo sabanero tenía tanta influencia en la política nacional como la capital del país.

Ahora, ese lugar donde la inteligencia brotaba se convirtió casi que en el epicentro de la corrupción. Sahagún, tal vez sin proponérselo, terminó siendo el punto de la geografía en donde comienzan o terminan los casos de corrupción que más han escandalizado en los últimos tiempos.

A orillas de la troncal de Occidente, carretera que comunica Medellín con la costa caribe, a 30 minutos de Sincelejo (Sucre) y a 40 minutos de Montería (Cordoba), en Sahagún comenzó el carrusel de la contratación de Bogotá, es el pueblo de los senadores con más votos del partido del presidente Juan Manuel Santos, y vuelve a ser noticia por el escándalo de Odebrecht.

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A Emilio Tapia, dicen algunos pobladores, se le debe en buena parte esta nueva imagen de corrupción que se posa sobre el municipio cordobés. El polémico contratista fue intermediario para recibir comisiones de las obras públicas en Bogotá a favor de los hermanos Samuel e Iván Moreno, el primero alcalde de Bogotá, el segundo senador, quien por obra y gracia de Tapia obtuvo 3.876 votos en Sahagún en el 2010, cuando su capital político estaba en Bucaramanga y Bogotá, y cuando en el 2006 apenas había sacado tres votos. Algo extraño a simple vista, nada raro en la política colombiana. Cuentan que Tapia compraba votos a 80.000 pesos, cuando en el mercado electoral se cotizaban a 40.000.

El caso de Otto Bula, primer excongresista capturado por el escándalo Odebrecht, también sorprendió al pueblo. Su padre era un próspero comerciante, ganadero y dueño del único hotel. Bula era muy amigo del hijo de Musa Besaile, Johny, y sin saberlo, esa amistad lo terminaría llevando a la política. Crecieron juntos en una calle próxima a la plaza principal y de jóvenes tuvieron en sociedad una distribuidora de víveres y abarrotes llamada B&B (Besayle y Bula). El salto a la política lo dio Otto por sugerencia de Musa, el padre de su amigo de infancia.

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Bula fue suplente de Mario Uribe, primo del expresidente Álvaro Uribe Vélez, entre 1998 y el 2002, terminó su período y se fue a vivir a Medellín. Pocas noticias se conocieron de él en Sahagún, hasta hace unas semanas, cuando salió en la televisión en condición de detenido, y señalado de haber recibido 4,6 millones de dólares, entre el 2013 y el 2014, como porcentaje de uno de los sobornos confesados por la firma brasileña.

Hoy, las declaraciones del exsenador liberal tienen en aprietos a varios exfuncionarios de Álvaro Uribe, pero también al actual gobierno. El martes, el fiscal general, Néstor Humberto Martínez, mencionó el movimiento de un millón de dólares de una cuenta de Panamá que presuntamente habría sido entregado al gerente de la campaña Santos Presidente 2014.

Martínez, con base en el testimonio de Bula, quien se ha convertido en el ventilador del escándalo, envió copias al Consejo Nacional Electoral. El exsenador confesó que había firmado un contrato "simulado" en el 2016 para soportar los giros de 4,6 millones de dólares de Odebrecht al país. Según le dijo a la Fiscalía, él no se quedó con la totalidad de esa plata.

Del proceso 8.000…

Ese dicho de que en Sahagún levantan una piedra y salen congresistas no es gratuito. Conseguir votos y buscar recursos ha sido un arte en el que se han desenvuelto las familias más reconocidas del pueblo. A pocas cuadras de la plaza principal han crecido familias con apellidos que huelen a capitolio: De la Espriella, Lyons, Bula, Otero, Elías, Besaile, Ordosgoitia, Guerra, Burgos.

El pueblo, que antes era de ganaderos y comerciantes, ahora vive de la política. Los sirio-libaneses que llegaron a principios del siglo XX negociaban con el arroz y se emparrandaban con las corralejas, las carreras de caballos y las riñas de gallo, y bailando porro y vallenato. Los hijos de estas familias crecieron alejados de estas costumbres, estudiaron en las universidades más importantes de Bogotá y tuvieron la capacidad de relacionarse con la clase dirigente de la capital.

Jorge Ramón ‘Joche’ Elías Náder y Salomón Náder Náder fueron los primeros senadores sahagunenses que cayeron en desgracia, a mediados de los 1990. Ambos, primos y liberales, terminaron inhabilitados y tuvieron que abandonar el Congreso, por cuenta del Proceso 8.000.

Cuando el ‘Joche’ Elías recuperó su libertad, tomaba café en la plaza del pueblo, ye empezó a rearmar su electorado. Los que lo heredaron fueron sus sobrinos Bernardo Miguel ‘Ñoño’ Elías, senador del Partido de la U, y Carlos Elías, exalcalde de Sahagún.

… a la parapolítica

Y del 8.000 a la parapolítica. El caudal político de Salomón Náder pasó a manos de su hijo, Mario Salomón Náder Muskus. Le sirvió para hacerse senador en el 2006, pero tiempo después fue condenado a 90 meses de cárcel por parapolítica.

Miguel de la Espriella fue otro de los sahagunenses en el Senado. Fue elegido en el 2002 y el 2006, y terminó en la cárcel por haber firmado el pacto de Santafé Ralito, con jefes paramilitares.

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Reginaldo Montes, también de Sahagún, fue senador en el 2006, y uno de los parlamentarios de Cambio Radical que terminaron en la cárcel, también por la parapolítica.

La mermelada

Ñoño Elías, de 40 años, y Musa Besaile, de 46, son los políticos más influyentes que haya tenido Sahagún. Son los máximos electores del Partido de la U en el 2014 (ambos se repartieron 280.000 votos en el 2014) y pusieron su caudal a favor de la reelección de Juan Manuel Santos cuando este más lo necesitaba, en la segunda vuelta.

A los dos poco se les oye en las comisiones y en las plenarias, pero entre pasillos es donde mejor se saben mover. La opinión pública nacional los identifica como los congresistas más ‘enmermelados’.

Tras la reforma a las regalías, Ñoño y Musa tramitaron cupos indicativos por cerca de 187.000 millones de pesos y llegaron cargados de dinero a Sahagún. Fueron invertidos en ocho kilómetros de ciclorrutas y senderos peatonales en la troncal de Occidente; se pavimentaron las calles y se adoquinaron los andenes; el acueducto empezó a funcionar las 24 horas y el agua llegó a todo la población; transformaron la galería en una central de abastos e hicieron un terminal de transportes como para una ciudad capital.

Sahagún no tiene equipo de fútbol pero muchos equipos de la primera división envidiarían el estadio que los Ñoños construyeron. Por lo pronto lo disfrutan 18 equipos que se disputan la ‘Liga Ñ’. Y en los próximos años la Universidad de Córdoba estrenará sede en este municipio, en un campus universitario que dejará boquiabierto a más de uno.

Si Otto Bula y Emilio Tapia pusieron a Sahagún como epicentro de la corrupción, los congresistas de este municipio cordobés se han desenvuelto entre el Proceso 8.000, la parapolítica y la mermelada.