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Guillermo Grosso | Foto: Grosso: tomada de opiniónysalud.com

SALUD

Los líos de Grosso en Cafesalud

La salida del presidente de la nueva Cafesalud dejó en claro que el lío del grupo Saludcoop no se ha saneado y que muchos la persiguen como un botín burocrático y de contratos.

5 de marzo de 2016

El nuevo escándalo que ahora rodea al grupo Saludcoop, integrado por esa EPS, Cafesalud y Cruz Blanca, entre otras empresas, tiene de todo como en botica: denuncias de despilfarro, de corrupción, de malos manejos; coimas, improvisación y hasta la pugna de varios políticos y partidos interesados en morder algo del que sigue siendo el más jugoso pastel de la salud: 6,5 millones de usuarios y más de 2,2 billones de pesos al año en contratos.

La salida de Guillermo Grosso de la presidencia de Cafesalud, que ocupó desde diciembre del año pasado -en medio de denuncias de supuestos malos manejos- generó una nueva ola de indignación. Según el superintendente de Salud, Norman Julio Muñoz, por segunda vez estaban saqueando al antiguo grupo solidario.

Y es que las nuevas denuncias de lo ocurrido en Cafesalud fueron tan graves, que la nueva junta directiva de esa EPS, en su primera reunión realizada el miércoles pasado, despidió a Grosso. Tomó la decisión después de que César Negret y Augusto López Valencia pidieron a todos los no miembros, incluido Grosso, retirarse para poder deliberar en privado. Eso les permitió discutir la forma cómo la empresa había contratado más de 800.000 millones de pesos en los últimos tres meses.

Al revisar el listado, les llamó la atención sobre todo el monto de algunos contratos con algunas empresas e IPS no muy conocidas en el país, como la IPS Evaluamos de Montería, con la que firmó un convenio por 101.000 millones de pesos para prestar los servicios de salud. Otro, por 90.000 millones, con la Empresa Sistemas y Computadores, para procesar la información de afiliación, novedades y auditoría de cuentas. Y uno más con Dumian Medical S.A.S., por 89.000 millones de pesos. A Audifarma, que hace parte del antiguo grupo Saludcoop, le dieron un contrato por 50.000 millones para distribuir medicamentos.

Además de los montos, que en salud pueden ser normales por el número de pacientes e intervenciones que se deben hacer, a los miembros de la junta les llamó la atención que había otros menos explicables, como el transporte de pacientes por la empresa Servicios Aéreos Panamericanos y otros de asesoría de imagen, mercadeo o liderazgo, que no tenían nada que ver con la misión de la empresa ni con el ajuste de gastos que requiere. Lo que Grosso hizo en la nueva Cafesalud fue replicar el esquema de contratación que había hecho carrera en Saludcoop.

Si bien Cafesalud es una empresa privada, la junta consideró que, por estar bajo el control del Estado y por manejar recursos de millones de colombianos, lo lógico era que hubiera hecho concursos, convocatorias o licitaciones para escoger los mejores proponentes y no a dedo, lo que se presta para todo tipo de especulaciones y rumores. “Lo recomendable en muchos de esos grandes contratos es que se hubiera informado a la junta o al gobierno”, dijo uno de los miembros.

No era la primera vez que Grosso tenía problemas con la contratación. A los pocos meses de asumido el cargo de interventor de Saludcoop, en mayo de 2013, empezaron a llegar denuncias a la superintendencia por el posible interés indebido en la celebración del contrato con la IPS Orthohand e Innovar, Heon Helth on Line o la IPS Saso-V&G, entre otros. Entre diciembre de 2014 y septiembre de 2015, la Supersalud le envió a la Procuraduría, la Fiscalía y la Contraloría siete denuncias que esos entes están investigando.

Estas y otras denuncias se hicieron públicas en su momento. En julio de 2015, un grupo de ortopedistas y traumatólogos del país, junto con el sindicato de Saludcoop, denunciaron que Grosso había entregado el monopolio de todos los servicios de ortopedia y traumatología a un “amigo suyo” aparentemente por medio de la unión temporal de las empresas Orthohand S.A.S. y Hospital Madre Laura IPS, creadas poco tiempo atrás.

Pero uno de los mayores generadores de ruido contra Grosso tiene que ver con su hermana Martha. Ella había sido cercana a Carlos Palacino y tuvo un papel protagónico en la creación y desarrollo Heon Health on Line, empresa satélite de Saludcoop especializada en el desarrollo de software de salud. Hay indicios de que Heon fue creada con recursos y programas propiedad de la EPS, y que después se los vendieron de nuevo a Saludcoop. Martha Grosso llegó como una especie de asesora de su hermano, pero en la empresa dicen que junto con su novio, Giovanni Guzmán, quien pasó de abogado a vicepresidente administrativo de la EPS, se convirtió en un poder detrás del trono y empezó a gestionar contratos en Saludcoop.

Esto lo denunció también esta semana Caracol Radio, junto con otros hechos escandalosos. Según la cadena, Grosso, lejos de mantener una política de austeridad, tuvo grandes gastos que no tenían nada que ver con las funciones del interventor. En 2013, alquiló varias camionetas blindadas por 500 millones de pesos para él, su familia y altos funcionarios de Saludcoop, cuando la EPS ya contaba con un parque de automotores de alta gama. A este contrato se le sumó la fiesta de fin de año de 2014 que, se dice, costó cerca de 1.000 millones de pesos aunque Grosso asegura que fueron solo 400: Saludcoop solo puso 200 millones y el resto corrió por cuenta de empresas contratistas. A los gastos suntuarios se le suma una serie de denuncias por el pago de millonarias indemnizaciones de directivos de Saludcoop que terminaron en la nómina de Cafesalud.

Lo que hoy no se entiende es que si había indicios de manejos no muy claros de la contratación y denuncias en los organismos de control, por qué se decidió designar a Guillermo Grosso como presidente de la nueva Cafesalud en diciembre. Era vox populi dentro del sector que estaría en el cargo un par de meses.

Y eso fue precisamente lo que abrió otra de las grandes polémicas: la pelea política por controlar Cafesalud. Grosso sabía que iba a ser reemplazado, y él mismo tuvo que contratar a una firma cazatalentos para adelantar el proceso. Para mantenerse en el cargo, según un altísimo funcionario del Gobierno, buscó al Partido de la U para que lo apoyara políticamente sin saber que no hay almuerzo gratis.

Dentro de su estrategia, Grosso le envió una carta a María Lorena Gutiérrez, ministra de la Presidencia, en la que le pedía una audiencia para hablarle de su gestión. Esa misiva fue mal recibida no solo en Palacio sino en el Ministerio de Salud y en la Supersalud; más, cuando ese pedido fue respaldado por varios senadores y representantes de ese partido. Esa extraña coincidencia disparó la alarma de que Cafesalud terminara igual que Caprecom, repartida regionalmente entre políticos nacionales y locales. Lo que corroboró que esa alianza iba para allá fue la designación que Grosso hizo de Fernando Gutiérrez, exsecretario de Salud del Valle y muy cercano a la gobernadora Dilian Francisca Toro, como director de la regional de ese departamento.

Se especulan muchos nombres de parlamentarios que respaldaron a Grosso en Palacio o que estarían detrás de la contratación o de las regionales. “Los rumores de politización y las dudas sobre algunos contratos fueron, justamente, los que motivaron a la junta directiva de Cafesalud a retirar a Guillermo Grosso de la presidencia de la entidad. El actual superintentende de Salud, Norman Muñoz, remitió 11 oficios a los órganos de control para que investigaran esas irregularidades. Claramente, en ningún momento tuvimos una actitud contemplativa”, dijo a SEMANA el ministro de Salud, Alejandro Gaviria.

En medio de las denuncias, unos y otros han salido a acusarse mutuamente. Pero si hay algo claro, como dijo a SEMANA el ministro Gaviria, es que detrás de la liquidación de Saludcoop y los contratos de Cafesalud hay grandes intereses de contratistas, de proveedores, empleados, políticos y hasta de los antiguos dueños que siguen viendo la salud como un negocio y no como un servicio fundamental. Cuando muchos pensaban que el caso Saludcoop había terminado con su liquidación, lo ocurrido esta semana muestra que sigue siendo una caja de Pandora que aún tiene muchas sorpresas.