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Iván y Samuel Moreno. | Foto: Archivo SEMANA

JUDICIAL

Samuel e Iván Moreno: dos hermanos y un mismo destino

Los nietos del general Gustavo Rojas Pinilla, llevan la política en la sangre. Siempre aspiraron a llegar a la Presidencia de la República, pero terminaron su carrera condenados tras las rejas por corrupción.

31 de marzo de 2016

Las vidas de los dos grandes responsables del mayor desfalco a los recursos públicos en Bogotá, los hermanos Samuel e Iván Moreno, tienen muchas coincidencias.

Ambos nacieron en Miami, Estados Unidos, donde su familia se había radicado, exiliada, luego de que su abuelo, el general Gustavo Rojas Pinilla, salió de la Presidencia de la República, a la que llegó tras un golpe de Estado en 1953 y en la que estuvo hasta 1957.

Hijos del excongresista santandereano Samuel Moreno Díaz y de María Eugenia Rojas, la ‘Capitana’, la primera mujer en Colombia en ser candidata a la Presidencia (1974), llevan en la sangre los genes de la política y nunca eludieron ese destino.

Por el contrario, los dos, desde muy jóvenes, fueron educados con un mismo objetivo. Que Samuel, el mayor, o Iván, dos años menor, llegaran a la Casa de Nariño y le devolvieran el poder a la denominada ‘Casa Rojas’.

El primero en meterse de lleno a la política fue Samuel. Tras graduarse en Derecho y Economía en la Universidad del Rosario (Bogotá) y con sólo 22 años, se matriculó formalmente en la Alianza Nacional Popular (Anapo), el partido que fundó su abuelo y que en ese entonces dirigía la Capitana.

En sólo tres años fue escalando posiciones en la jerarquía interna, entre 1982 y 1987 pasó de dirigir las juventudes del partido (las primeras funciones de los llamados delfines) a ser coordinador nacional.

Fue jefe de debate de su madre en la primera elección popular de alcalde de Bogotá, también lo fue del presidente Virgilio Barco, lo mismo que de César Gaviria. Fue el gran artífice de la unión de la Anapo con la Alianza Democrática M-19 tras la Constituyente de 1991, año en el que por vez primera fue elegido senador de la República.

Parecía que su hermano Iván sí le haría una gambeta a la política. Decidió estudiar medicina, obtuvo su título de médico cirujano en la Universidad Militar Nueva Granada y montó un par de empresas en Estados Unidos.

Pero a finales de los 90 se dejó seducir por la burocracia y los cargos públicos. A diferencia de su hermano Samuel, lo hizo desde abajo. Llegó al Concejo de Bucaramanga en 1990 y se reeligió en 1992. Dos años después quiso dar el salto a la Cámara de Representantes, pero se quemó.

En ese momento las carreras políticas de Samuel y su hermano Iván empezaron a cruzarse como dos socios inseparables. Mientras Samuel repetía curul en el Senado y sellaba el apoyo de la Anapo al gobierno de Ernesto Samper, Iván fue nombrado viceministro de Salud (1994-1997) y luego ministro de Trabajo (1998). Mientras Samuel era el ‘as’ para conseguir votos, Iván prefería la rama ejecutiva.

Con el presidente Andrés Pastrana, el mayor damnificado fue Iván, que se quedó sin cargo en el gobierno. Samuel se mantenía en el Senado, aumentando su maquinaria, y hasta hizo parte de las negociaciones de paz con las FARC en el Caguán.

Iván no tuvo más camino que regresar a la política local, con éxito. En el año 2000 fue elegido alcalde de Bucaramanga, pero su administración de dos años estuvo envuelta por numerosas controversias.

La mayor, aquel incendio del 2001 que afectó varios pisos de la alcaldía con todos los documentos que reposaban. Los propios bumangueses los señalaban de haberlo propinado ya que la Contraloría adelantaba una investigación en su contra.

Para el 2004, Samuel Moreno llevó a la Anapo a integrarse al Polo Democrático, partido que nació en ese entonces como un nuevo intento por aglutinar la mayor cantidad de fuerzas de la izquierda y el que llegó a presidir. En el 2005 intentó por primera vez pelear la Presidencia de la República, pero perdió una consulta interna con Antonio Navarro.

En el 2006, Samuel renunció a más de una década como senador. Lanzó su candidatura a la Alcaldía de Bogotá, pero transfirió su caudal político a su hermano Iván, que ese año fue elegido senador: fue el cuarto candidato con mayor votación del Polo.

En el 2007, Moreno derrotó a María Emma Mejía en la consulta de la izquierda para escoger candidato único en Bogotá. Y luego, con algo más de 900.000 votos, fue elegido alcalde mayor y derrotó a Enrique Peñalosa.

Samuel llegaba al segundo cargo más importante de elección popular y sabía que sería el gran trampolín para llegar a la Presidencia. Su hermano Iván fue reelegido en el 2010 en el Senado, cada vez con mayor respaldo en votos.

Ambos consiguieron pasar a la historia, pero no precisamente por el éxito de su gestión. Al contrario, según lo comprobó la justicia, fueron el cerebro del mayor desfalco de recursos públicos de la capital, en lo que se denominó el carrusel de la contratación en el Distrito.

Dos hermanos que llevan la política en la sangre, que aspiraban a llegar a la Presidencia, que caminaron juntos por varios cargos públicos, terminaron de la peor forma posible.

Ambos fueron condenados por corrupción. Samuel Moreno será recluido en La Picota con 18 años tras las rejas a cuestas. Desde hace varios meses Iván Moreno purga una condena en la cárcel de San Gil. Dos hermanos y un mismo destino.