Home

Nación

Artículo

SANTO DOMINGO CONQUISTA PORTUGAL

Con una inversión cercana a los 100 millones de dólares, Santo Domingo pone un pie en el mercado común europeo, después de derrotrar a las grandes multinacionales cerveceras.

1 de julio de 1991

EL 11 DE MARZO DE 1991, DURANTE LA ASAMblea general de accionistas de Bavaria S.A., el presidente de la compañía, Augusto López Valencia, sorprendió a los presentes al informarles que, con la compra de Centralcer, en Portugal, Bavaria se convertía en el quinto grupo cervecero mundial. Que ese anuncio lo haga el presidente de una compañía americana, europea o japonesa no tendría por qué llamar la atención de los accionistas. Al fin y al cabo están acostumbrados a que sus empresas sean líderes mundiales en sus respectivos sectores. Pero que esto suceda en empresas de un país del Tercer Mundo, caracterizado por ser relativamente aislado y provinciano, resultaba sorprendente.
Según López Valencia, sumadas la producción de las cervecerías colombianas con las de Ecuador y Portugal, que también son controladas por el grupo Santo Domingo, se llegaba a una producción anual de 23 millones de hectolitros. Esta cifra sólo era superada mundialmente por la Anheuser Bush y la Miller de Estados Unidos, la Heineken de Holanda y la Kirin del Japón. De tal suerte que Bavaria dejaba de ser la companía privada más grande de Colombia para convertirse en una multinacional de la cerveza.
El negocio que le había permitido llegar a esa posición era la adquisición de la cervecería portuguesa Central de Cervejas S,A., Centralcer. Antes de eso, Bavaria era un grupo importante a nivel latinoamericano. Al fin y al cabo controlaba la industria cervecera no sólo en Colombia, sino también en el Ecuador, en donde había adquirido en 1981 las dos cervecerías importantes de ese país. Pero una cosa es Latinoamérica y la otra el mundo desarrollado, donde las inversiones -y las utilidades son en moneda dura. Para convertirse en una verdadera multinacional, el grupo cervecero debía tener una pata en alguno de los bloques económicos internacionales como los de Norteamérica, el sudeste asiático y la Comunidad Económica Europea.
De tiempo atrás, el grupo Santo Domingo estaba en la búsqueda de alguna cervecería importante. Durante la década pasada había explorado posibilidades para comprar fábricas en Venezuela, Chile, Perú y Argentina. Pero posteriormente había elevado sus metas y había decidido jugar en las grandes ligas. Por eso empezó a pensar en España y Portugal. De estas opciones terminó concretándose la inversión en Portugal, que surgió de manera accidental cuando el grupo estudiaba una inversión en la industria cervecera española, país donde ya tenía intereses en las industrias metalmecánica y de cerámica. En una reunión en 1989, un alto funcionario del Banco Eurocapital le preguntó a Augusto López Valencia que si estaría interesado en adquirir una participación en Unicer, una cervecería que Portugal se aprestaba a reprivatizar.
Quince años antes en Portugal, durante la denominada