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¿Santos ganará o perderá las elecciones?

El Jefe del Estado parte con un amplio rechazo a su reelección, pero aún no tiene contendores que puedan ponerla en riesgo. Análisis de Semana.com

Por Rodrigo Urrego / Periodista de Semana.com
20 de noviembre de 2013

Por primera vez en la historia del país un presidente buscará la reelección inmediata sin necesidad de cambiar las reglas de juego. Juan Manuel Santos, quien había confesado que no le gustaba la figura de la reelección en sí misma, pues en su criterio a la gente le gusta ver caras nuevas en los cargos oficiales, aprovechó la opción que le ofrece la ley para apostar por otros cuatro años de administración. De esta forma se convierte en el segundo presidente candidato, luego de que Álvaro Uribe estrenara esta figura en el año 2006.

El presidente Juan Manuel Santos anunció este miércoles 20 de noviembre que está listo para un segundo mandato. En la alocución dijo que iba a radicar ante al Registraduria Nacional la carta en la que “protocolizo mi interés de ser candidato a la presidencia de la República para el periodo 2014-2018”.

"Lo hago porque estoy convencido de que hemos avanzado lo suficiente y que –por fin– es posible llegar a ese futuro de prosperidad y de paz que merecemos todos los colombianos".

Lea aquí la alocución presidencial

La reelección, en la práctica, según los analistas, es como una especie de plebiscito en la que los ciudadanos califican los logros y fracasos de un determinado mandatario. Y Santos aceptó medírsele a esta evaluación al considerar que aspirando a la presidencia por un segundo periodo es la mejor manera de garantizar la continuidad de sus políticas. 

La principal de ellas, sin duda, es la paz. Pese a que la apuesta de Santos era acordar el fin del conflicto con las FARC en un año, las dilaciones del proceso en La Habana han convertido la paz casi que en el tema determinante de la campaña, tal como sucedió en las épocas de Belisario Betancourt, Virgilio Barco, César Gaviria, Ernesto Samper, Andrés Pastrana y el propio Uribe. La diferencia de entonces es que en esta campaña los colombianos encontrarán un proceso de paz en marcha, y a pesar del escepticismo reinante en muchos sectores del país, la reelección sin duda estará marcada por los avances o el estancamiento de este proceso.

Ahora, en los meses que le quedan en la Casa de Nariño, Santos no sólo tendrá que defender su obra de gobierno, sino que a la vez tendrá que hacer política para garantizar la prórroga de su mandato. Eso sí, sin confundir las labores propias de presidente con los actos de campaña, pues tendrá encima la ley de garantías, que entre otras, le prohibirá la inauguración y entrega de obras públicas y sociales.

Esta vez el tema de las garantías ha estado más presente en el debate por dos razones. La primera, el activismo del procurador Alejandro Ordóñez, quien en reiteradas oportunidades le ha advertido al presidente sobre el riesgo de cruzar el límite entre las funciones de gobierno y el proselitismo político. La segunda, porque las encuestas no indican que el presidente tiene asegurada su reelección, a diferencia de lo ocurría con Uribe, quien en el 2006 pocos dudaban de que ganaría como en efecto ocurrió.

La pregunta es si Santos, por su condición de candidato presidente, tendrá un camino despejado para garantizar su permanencia en la Casa de Nariño.

Sin duda, Santos parte con ventajas, propias de su condición de presidente. Por ejemplo, cuenta con mayor exposición de los medios de comunicación y el registro de todas sus actividades de gobierno. Circunstancia que le favorece a la hora de la campaña.

Además Santos cuenta con el respaldo de una amplia bancada de parlamentarios de cuatro partidos políticos. La U, el Partido Liberal y Cambio Radical desde tiempo atrás están jugados con la reelección. La U, como es lógico, porque Santos es su jefe natural, fundador del partido y el primer presidente de la república avalado por la colectividad. Los liberales, muy cómodos con Santos y cuyo gobierno lo identifican de talante liberal. Cambio Radical, aunque su jefe natural es Germán Vargas Lleras, quien según las encuestas sería el único capaz de derrotar la reelección, ha manifestado su lealtad con el presidente. 

El otro socio de la Unidad Nacional, el Partido Conservador, aún mantiene el dilema de continuar en la coalición de Santos y apoyar la reelección o aventurarse con un candidato propio, así su baraja de posibilidades cada vez más se reducen, sobre todo cuando la mayoría de parlamentarios del partido están más cerca del gobierno, y consiguieron aplazar hasta el mes de enero la Convención en la que decidirán si apoyan a Santos o lanzan candidato propio. Una decisión que se advierte tardía de cara a las elecciones. De momento, sólo Martha Lucía Ramírez es la carta de los conservadores, la cual no tiene el pleno respaldo entre los parlamentarios del partido. 

Este capital político parece ser suficiente para que Santos garantice su reelección, más aún cuando desde la oposición no se vislumbra aún el verdadero gallo que pueda poner a tambalear la continuidad de Santos en la Casa de Nariño. 

La oposición más férrea proviene del expresidente Álvaro Uribe, quizás el más férreo opositor al actual proceso de paz. Sin embargo, su candidato presidencial, Óscar Iván Zuluaga no tiene un amplio reconocimiento entre la opinión pública y en la mayoría de encuestas no superaba el 15 % de intención de intención de voto. 

Sin embargo, tras haber sido aclamado en la Convención del Centro Democrático, ha tenido un e repunte en los sondeos. La estrategia del uribismo está más concentrada en las elecciones parlamentarias, en las que Uribe es su principal candidato, y confían en que los resultados de estas elecciones sean favorables no sólo para obtener un importante número de curules en el Congreso sino que permitan potenciar la candidatura de Zuluaga. 

La izquierda, aparentemente, tendría en bandeja de plata la mejor oportunidad de convertirse en una opción de poder y surgir como una tercería entre Santos y el uribismo. Pero a seis meses de las elecciones se encuentra dividida en tres posibles candidaturas. Clara López, candidata del Polo, Aída Abella, de la renacida Unión Patriótica, y la posibilidad de Antonio Navarro de Progresistas, quien buscaría el aval de Alianza Verde, para lo cual tendría que medirse en una consulta interna con una baraja más amplia de candidatos, uno de ellos Enrique Peñalosa, con quien no hay identidad ideológica, y que aparentemente emerge como el principal obstáculo para la unidad de la izquierda. 

Quizás, el principal obstáculo de Santos para la reelección sea su favorabilidad en la opinión pública. Muchos analistas advierten que un presidente con menos del 50 % de imagen favorable no tiene fácil es un capital reducido. Santos pareció tocar fondo en las encuestas en septiembre, cuando la “tormenta” que generó el paro agrario, le redujo su favorabilidad a apenas el 29 % (según Invámer Gallup). 

Esa misma encuesta también reveló que el 19 % apoyan la reelección, mientras el 77 % expresó su rechazo a esa posibilidad. Sin embargo, en los posibles escenarios electorales, Santos derrota a todos sus eventuales contendores aunque con un reducido margen. Esta circunstancia cada vez más anticipa el escenario de una segunda vuelta presidencial.