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El Presidente de la República, Juan Manuel Santos, acompañado por el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, y la cúpula Militar y de Policía, encabezó ceremonia de aniversario No 195 del Ejercito Nacional. | Foto: Ministerio de Defensa

GABINETE

Juan Carlos Pinzón, el leal escudero de Santos

Sigue en el Ministerio de Defensa tras tres años marcados por diálogos, escándalos y acciones guerrilleras.

5 de agosto de 2014

El espaldarazo de este martes del presidente Juan Manuel Santos a su ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, a pocas horas de asumir su segundo período en la Casa de Nariño, deja entrever que pudo más la amistad que las críticas y los rumores. 

La ratificación de Pinzón en su cargo frente a nombres de peso como el de Néstor Humberto Martínez y el mismísimo Germán Vargas Lleras -quien asumirá como vicepresidente- es la muestra de que el alto funcionario es de los más cercanos colaboradores de Santos, quien ha depositado en él una confianza a toda prueba.

De hecho, el paso de este economista por el alto gobierno no es nuevo. Primero fue viceministro para la Estrategia y la Planeación, en el Ministerio de Defensa, y luego, en el 2010, lo designaron secretario General de Presidencia. De allí regresó como titular de esa cartera, donde se mantiene a pesar que sobre su cabeza han caído rayos y centellas.

Desde luego, sus primeros críticos han sido las FARC, quienes han cuestionado las duras palabras del ministro y lo han acusado de poner palos en la rueda de los diálogos de paz. Pinzón ha sido firme en manifestar que, si bien respeta el proceso de paz con las FARC, la guerra contra ese grupo guerrillero continúa, independientemente de lo que suceda en la Mesa de Diálogos 

Hijo de militar, Pinzón logra empatía con los militares y les ha declarado la guerra a los grupos al margen de la ley. Sin embargo, aunque ha tenido resultados favorables, también ha conocido las dificultades. 

Momentos difíciles 

Como ministro ha tenido varias crisis. Una de esas situaciones difíciles ocurrió en abril del 2013, cuando el expresidente Álvaro Uribe filtró en su cuenta de Twitter las coordenadas del sitio en el que se suspendieron las operaciones militares para facilitar la salida de miembros de las FARC hacia Cuba. Pese a los anuncios de que se investigaría la crítica fuga de información, para la fecha no hay mayores resultados. 

Luego vendría la caída del proyecto de ley que buscaba cobijar a los militares con un fuero militar modificado, lo que no cayó muy bien en las tropas. También debió sobrellevar el escándalo en Tolemaida revelado por SEMANA, en donde se evidenció la incapacidad del Ejército para controlar el confinamiento de sus hombres detenidos por estar implicados en actos delictivos, máxime cuando varios de ellos purgan condenas por ‘falsos positivos’. 

Además ha estado bajo escrutinio frente al clima de inseguridad que vive el país. Los constantes ataques en Arauca, Cauca y Putumayo que dejan muertos no sólo militares, sino también civiles, son algunos de los episodios que ponen en duda que la situación sea la mejor. 

Este año, en un corto lapso, Pinzón debió reponerse a dos grandes golpes. Primero, en mayo, se descubrió una sala de espionaje en Bogotá, revelado por SEMANA. El hecho les costó la carrera a algunos militares y una lluvia de críticas al Gobierno por mantener en su puesto al incombustible ministro. Luego vino el escándalo de corrupción en el cual, nada más y nada menos, rodó la cabeza del comandante de las Fuerzas Militares, el general Leonardo Barrero.

También vendría el ataque a la entonces candidata presidencial Aída Abella por parte del ELN en Arauca, lo que puso en duda el compromiso del Gobierno de garantizar la seguridad de los partidos de la izquierda para hacer campaña.

Finalmente, también hubo duras críticas a Pinzón por cuenta de la compra de un apartamento en el norte de Bogotá a un contratista vinculado con el Ejército, por sólo 280 millones de pesos. El ministro se defendió asegurando que todo es absurdo y malintencionado. 

Sus logros 

Uno de los logros más recordados como ministro de Defensa ha sido la muerte del máximo jefe de las FARC, Guillermo León Sáenz Vargas, alias ‘Alfonso Cano’, en noviembre del 2011, que ocurrió cuando Pinzón apenas se estaba estrenaba en su cargo. 

El ministro de Defensa también tuvo un contundente logro de inteligencia cuando se reveló un plan para atentar contra el expresidente Álvaro Uribe y el fiscal general, Eduardo Montealegre, por parte de la columna móvil ‘Teófilo Forero’ de las FARC, liderada por el ‘Paisa’.

En su balance entregado hace apenas unas horas al presidente Santos, el ministro de Defensa señaló que en los últimos cuatro años se logró por parte de las Fuerzas Militares que en el 93 % de los municipios no haya acciones de las FARC, el ELN o las bacrimes. Aseguró que en el 88 % de las poblaciones de Colombia no hay presencia de FARC o ELN. 

Señaló además que los homicidios disminuyeron en cerca del 18 % en el período presidencial de Santos. Se constituye en el balance más positivo de los últimos 12 años. Aseguró que el secuestro extorsivo se redujo un 8,9 %, mientras que raptor de personas en total disminuyó un 14,6 %. 

Acerca de los actos de terrorismo, indicó que durante el primer mandato del actual presidente bajaron en 37,2 %, así como se redujeron en 53,5 % las voladuras de oleoductos y en 65 % las de en vías. 

Según el balance de la cartera dirigida por Pinzón, en el 2006 en Colombia había 33 bandas criminales, mientras que para este año sólo existen tres. Se trata del clan Úsuga, los Rastrojos y la disidencia del Erpac. 

En cuanto a la lucha contra las FARC, Pinzón entregó como resultado el dejar fuera de combate a 54 jefes de esa guerrilla. De ellos, 41 resultaron muertos en acciones de las Fuerzas Militares o de Policía. Aseguró que 53 estructuras de las FARC quedaron inactivas entre los años 2013 y 2014. Dijo que en el 2006 esa guerrilla tenía 11.783 integrantes y actualmente cuentan con 6.938 miembros. Por el lado de las bacrimes, señaló que 42 cabecillas fueron neutralizados. 

Las cuentas están dadas y Pinzón, el leal escudero de Santos, deberá mantener sus logros y la ofensiva militar en medio de las demostraciones de fuerza que quieren dar las guerrillas en medio de los diálogos.
Pero parece que será inevitable que sus detractores, al mínimo resbalón, sigan pidiendo su cabeza.