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Juan Manuel Santos. | Foto: AP

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“No es el momento de hacer sonar las trompetas de guerra”

El presidente Juan Manuel Santos dice que frente a la crisis de la frontera con Venezuela actuará con prudencia y diplomacia. “Es hora de los bomberos, no de los pirómanos”.

25 de agosto de 2015

El gobierno colombiano le informó a la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores las medidas humanitarias que ha activado para afrontar la crisis que se vive desde el pasado sábado en la frontera con Venezuela. Más de 1.100 colombianos han sido deportados tras las medidas del estado de sitio implementadas por el gobierno de Nicolás Maduro.

Santos relató que dos albergues en Villa del Rosario y otros dos en Cúcuta, instalados el primer momento en que se determinó el cierre fronterizo, ya han recibido a 608 colombianos expulsados del vecino país, que, según el mandatario, hoy duermen bajo techo y no les falta alimentación ni aseo.

Más allá de este reporte, el primero oficial que emite el Gobierno sobre la situación en la frontera, Santos había convocado a la Comisión Asesora para analizar la postura a adoptar frente al gobierno de Venezuela.

Santos, al término de la reunión, le exigió al gobierno del presidente Nicolás Maduro respeto y trato digno a todos los colombianos, desde el más humilde al más poderoso, desde el más cercano al Gobierno hasta aquellos que lo critican ferozmente. Un mensaje con el que aprovechó para rechazar las graves acusaciones públicas que hizo el presidente de Venezuela al expresidente colombiano y senador, Álvaro Uribe Vélez.

El presidente colombiano dejó entrever que en la cumbre de cancilleres de este miércoles, la ministra María Ángela Holguín elevará una protesta por la forma como han sido tratados los colombianos deportados. “Es intolerable el maltrato a los colombianos”, sentenció.

Santos reiteró que ante la crisis en la frontera colombo-venezolana su gobierno mantendrá la prudencia, la diplomacia y el diálogo para resolver la situación, y aclaró que esta línea de conducta no riñe con la autoridad y la determinación con que seguirá defendiendo la soberanía nacional y la dignidad de los colombianos. “Mi deber es lograr soluciones con serenidad”.

Tras la reunión de la Comisión Asesora, que respaldó de forma unánime al Gobierno, Santos dijo que no es el momento de “hacer sonar las trompetas de guerra que algunos quieren oír”. Por eso cuestionó y censuró a quienes, a su juicio, han aprovechado la situación para pescar en río revuelto, a lado y lado de la frontera, ante la inminencia de las elecciones regionales en Colombia (el 25 de octubre) y las legislativas en Venezuela (el 6 de noviembre). “Los intereses de la patria deben estar por encima de los intereses politiqueros”, dijo.

“Los discursos incendiarios sólo hacen eso, echar leña al fuego. Es la hora de los bomberos, no de los pirómanos”, aseveró.

Santos también informó que el gobierno colombiano seguirá ayudando en la lucha contra el contrabando y las bandas criminales, pero exigió corresponsabilidad del gobierno de Venezuela, pues aseguró que el delito está a lado y lado de la frontera.

El jefe de Estado también calificó de “equivocada” la medida de cierre de los pasos fronterizos legales y le sugirió al gobierno del vecino país hacer control de las trochas o caminos veredales de frontera, que en su criterio son el verdadero boquete que alimenta el contrabando.

La reunión de la Comisión Asesora se extendió por más de doras. Sólo los expresidentes Belisario Betancur y César Gaviria acudieron a la cita, de la que participaron los presidentes de Senado y Cámara, seis parlamentarios y el exministro y candidato a la alcaldía, Rafael Pardo. La Comisión Asesora les brindó pleno respaldo a las actuaciones del Gobierno, las cuales calificó como “prudentes”.

Este miércoles, en Cartagena, la ministra de Relaciones Exteriores se reunirá con su homologa de Venezuela, Delsy Rodríguez, para encontrar soluciones bilaterales a la crisis. Mientras tanto, el presidente Santos dio instrucciones al resto del gabinete para hacer presencia permanente en Cúcuta y monitorear la situación de los deportados.