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¿Se acaba la búsqueda?

Un año después de la creación del Bloque de Búsqueda de Pablo Escobar, este cuerpo está al borde de la disolución.

11 de octubre de 1993

HACE SEIS MESES, CUANDO el Bloque de Búsqueda logró dar con el paradero, en pleno centro de Medellín, de Mario Alberto Castaño Molina "El Chopo", el hombre más leal y guerrero de Pablo Escobar, se pensó que los días del jefe del cartel de Medellín estaban contados.
Ese 19 de marzo los oficiales que participaron en el operativo descubrieron que en el apartamento donde fue abatido "El Chopo" también había permanecido escondido Escobar. Por esa razón, cuando los integrantes del Bloque regresaron a su cuartel, localizado en la escuela Carlos Holguín, no sólo celebraron con bombo y platillos la operación que unas horas antes habían culminado con éxito sino que se encontraron con una verdad a boca de jarro: Escobar estaba más cerca de lo que habían imaginado. En medio de la euforia, uno de los comandantes comentó: "La muerte de 'El Chopo', es el padre de todos los golpes al cartel de Medellín. Ahora sí estamos encima de Escobar".
Desde entonces han transcurrido seis meses y de la euforia se pasó al pesimismo. Los colombianos se quedaron a la espera del gran golpe que hasta ahora no se ha dado. Por el contrario, el Bloque de Búsqueda entró en una especie de sueño profundo que con los días se le ha convertido en una pesadilla. Los mismos organismos estatales ya han comenzado a cuestionar su trabajo y hoy se preguntan si después de un año de estar tras Escobar, sin lograr su captura, el Bloque fracasó. Si bien es cierto que durante los 12 meses que han transcurrido desde su creación, el cartel de Medellín está completamente desarticulado, pues sus principales jefes están tras la rejas o muertos, también es verdad que, desde el operativo de "El Chopo" el Bloque de Búsqueda no volvió a sonar.

¿QUE PASO?
Para los oficiales que tienen el manejo del Bloque de Búsqueda, la persecución de Pablo Escobar sigue siendo sistemática, continua y en ningún momento se han bajado los brazos. Lo que ocurre, según ellos, es que las condiciones cambiaron y de esa violencia despiadada que sacudió al país en los primeros seis meses de la fuga de Escobar se pasó a una etapa de tranquilidad donde se logró recuperar el orden y la paz. Y eso es producto de la desarticulación de las bandas de sicarios y de la organización del cartel. "No hemos bajado la guardia. Lo que hicimos fue darle un perfil bajo a las operaciones para no crear falsas expectativas. No podemos salir a decir todos los días que ya vamos a coger a Escobar", señaló a SEMANA uno de los comandantes.
Cosa distinta piensa la Procuraduría General de la Nación, que decidió meterse en las entrañas del Bloque de Búsqueda para indagar qué es lo que está pasando. En un informe que se encuentra en su etapa final y que conoció SEMANA, el Ministerio Público hace una serie de cuestionamientos a la operatividad del Bloque y señala que, como van las cosas, la persecución a Pablo Escobar está a las puertas de convertirse en uno de los mayores fracasos de la Policía colombiana.
En primer lugar, para el Ministerio Público hay una actitud desconcertante por parte de los generales encargados del manejo del Bloque, pues no existe una explicación lógica del porqué decidieron desmantelarlo. Por lo menos mil oficiales han sido trasladados del cuartel de Medellín para otras guarniciones y en su reemplazo, hasta el momento, no han asignado nuevos policías. igualmente, tampoco entiende la Procuraduría cuáles son las razones por las que los allanamientos han disminuido notoriamente y los operativos relámpagos de retenes móviles en Medellín, como en las principales vías de acceso a la ciudad, han desaparecido. "Desmantelar el Bloque de Búsqueda y reducir los controles, no es otra cosa que reconocer elfracaso de la persecución a Escobar. El objetivo principal es la captura del jefe del cartel de Medellín. Esta no se ha logrado. Entonces, ¿cómo se puede pensar en ceder?", manifestó a SEMANA, de manera categórica, uno de los funcionarios de la Procuraduría.
De acuerdo con la investigación del Ministerio Público, el punto más grave en cuanto a la operatividad del Bloque es el caso de los retenes. Desmontarlos es como darle una boleta de libertad a Escobar para que circule a sus anchas por el Valle de Aburrá.
Y otorgarle ese tipo de ventajas no es otra cosa que permitirle que se reorganice para que inicie de nuevo una ofensiva terrorista.
Otro de los temas donde la Procuraduría puso el dedo en la llaga tiene que ver con los 10 mil allanamientos realizados en los 14 meses de labores del Bloque. Si bien es cierto que en las primeras semanas, cuando el número de allanamientos era de un promedio de 70 por día, se cometieron algunos excesos de autoridad, el Ministerio Público es enfático en afirmar que esa actitud se cambió y que, hoy por hoy, la ciudadanía de Medellín no tiene queja alguna respecto a la inspección de sus viviendas y propiedades.
Las pocas denuncias por atropellos que se elevaron ante la oficina de Derechos Humanos de la capital antioqueña fueron instauradas por familiares y personas allegadas a la organización del cartel de Medellín con el propósito de frenar el asedio de las autoridades.
Sin embargo se encontró que el 90 por ciento de esos allanamientos se realizaron sin una orden judicial. Y las pocas veces en que los fiscales expidieron las correspondientes autorizaciones para que el Bloque actuara, no las firmaron. La única razón que encuentran los funcionarios de la Procuraduría en la actuación de los fiscales, es que querían eludir su responsabilidad en una eventual investigación por parte del Ministerio Público. "La Fiscalia no tiene una posición clara frente a esta situación. ¿Cómo encontrar una explicación al respecto, cuando los fiscales que han sido asignados para este trabajo tienen unos códigos especiales para proteger su identidad, viven en el mismo cuartel donde opera el Bloque, cada mes son relevados de ese cargo y todos ellos provienen de ciudades diferentes a Medellín? No obstante, de todos estos mecanismos de seguridad se niegan afirmar las órdenes judiciales de allanamiento", señala el informe de la Procuraduría.
Pero además de ello, tanto los fiscales como el grupo de inteligencia del Bloque han cometido una serie de irregularidades en la verificación de las pistas entregadas por los informantes. Cada vez que un ciudadano se comunica por la línea caliente del Bloque para entregar información sobre el paradero de Escobar, se ordenan de inmediato operativos y allanamientos sin que conste si la información es falsa o no.
Por esa razón se comprende que muchos de los operativos han terminado en gigantescos allanamientos que cubren, muchas veces, la totalidad de una región o de un de barrio sin mayores resultados.

¿SOBORNOS?
Cuando el 23 de marzo pasado el fiscal general de la Nación, Gustavo de Greiff, señaló en una improvisada rueda de prensa en los pasillos del Congreso de la República que "muchas veces la persecución de Pablo Escobar se había truncado porque era posible que hubiera síntomas de corrupción, ineficiencia y cobardia en las fuerzas encargadas de esa misión", desató una tormenta que le costó las primeras críticas en su larga luna de miel con la opinión. Seis meses después de estas explosivas declaraciones, la Procuraduría General de la Nación vuelve a poner el tema sobre el tapete para afirmar que si ha habido corrupción dentro del Bloque de Búsqueda. "Se pudo establecer que varios de los policías encargados de conducir los camiones en los que se desplaza la tropa para realizar los operativos y allanamientos, entregaron información previa a la gente de Escobar de los lugares donde se iba a operar", dijo a SEMANA uno de los funcionarios del Ministerio Público.
Con todo, las denuncias no paran ahí. Igualmente, se señala a miembros del Bloque de Búsqueda que filtraron información al cartel de Medellín sobre el número de las placas, color y marca de los vehículos en los que se movilizan los agentes de inteligencia y los comandantes del Bloque. Pero quizá la denuncia más contundente sobre filtración de datos que tiene el Ministerio Público, está relacionada con el robo de los expedientes que contenían las declaraciones de algunos de los informantes que decidieron colaborar con la justicia, cuyos testimonios fueron entregados en las propias dependencias del Bloque ante los fiscales que tenían allí su centro de operaciones. En lo que si es categórica la Procuraduría es que el soborno y la filtración de información fue en mandos medios y nunca puso en peligro ninguno de los grandes operativos realizados por el Bloque de Búsqueda.
Respecto a estas denuncias, los comandantes del Bloque dijeron a SEMANA que las afirmaciones de la Procuraduría tenían validez, pero que, antes de ser conocidas por los funcionarios de esta entidad, ya habían sido detectadas por el grupo de contrainteligencia y se habían tomado los correctivos necesarios. Por ejemplo, en el caso de los policías choferes, dos de ellos fueron destituidos fulminantemente de la institución porque desde un principio se tuvo sospechas de su actuación. Respecto al robo de expedientes, un oficial del Bloque manifestó: "Hasta donde nosotros sabemos el robo no ocurrió por la sencilla razón de que en la escuela Carlos Holguín, donde opera el Bloque, nunca se guardan documentos de esta clase''.


LOS CONTROLES
Hace seis meses la Procuraduría General de la Nación decidió que el Bloque de Búsqueda era una rueda suelta y que requería una veedur+a. Entonces se tomó la decisión de nombrarle un Procurador Judicial que acompañara a los oficiales en los operativos con el fin de evitar cualquier exceso de autoridad. Sin embargo, la presencia de un funcionario del Ministerio Público ha tra+do más problemas que soluciones.
"La Procuraduría amarró al Bloque de Búsqueda. La tropa ha sentido que detrás de ella hay un inquisidor que a cualquier momento la va a condenar. No rechazamos su presencia porque eso nos garantiza la legalidad de cada uno de los operativos. Pero una cosa es la fiscalización y otra muy distinta la limitación y la intromisión en nuestras funciones que son netamente de carácter policivo. En este momento en las instalaciones del Bloque hay 17 funcionarios de la Procuraduría que no pierden un solo detalle de nuestras acciones.
¿Quién trabaja así?", manifestó a esta revista uno de los oficiales del Bloque.
Lo único cierto es que desde el momento en que se instaló en la escuela Carlos Holguín un funcionario del Ministerio Público, las acciones del Bloque han disminuido obstensiblemente. Los agentes y oficiales pasan más tiempo rindiendo informes sobre sus actividades que planeando y ejecutando operativos. Los trámites para llevar a cabo una acción son cada vez más engorrosos, y mientras se llenan formularios y se dan explicaeiones, el factor sorpresa, que fue determinante para desarticular al cartel de Medellín en los inicios del Bloque, se perdió. "'Nadie quiere trabajar. Cuando un contingente sale a realizar un operativo piensa dos veces antes de actuar.
Por eso ahora, al llegar a una casa o a un apartamento, nos anunciamos como el lechero o el panadero y desde la puerta decimos que somos policías y que venimos a un allanamiento. ¿Será que así algún día podemos dar con el paradero de Escobar"?, dijo otro oficial del Bloque.
Pero más allá de rendir cuentas y llenar formularios oficiales, en el ambiente hay una sensación de que el Bloque de Búsqueda cumplió su ciclo y que ya es hora de probar con otro modelo que sí dé resultados. No obstante, los jefes del Bloque consideran que el organismo no está muerto ni tampoco va a ser desmantelado. Pero aceptan que el modelo que se implantó en estos 12 meses de operaciones ya se agotó y que llegó la hora de cambiar. Los primeros pasos de ese cambio se comenzaron a dar hace un par de meses. Entre las decisiones que se optaron está, entre otras, la de sacar al Bloque de Medellín y regarlo por todo el país. Se conformaron grupos de asalto que operan de civil y que en cualquier momento recibirán apoyo de efectivos del Ejército. Igualmente se concentraron mayores esfuerzos en inteligencia para clasificar y seleccionar con más detalle las informaciones que llegan a través de la línea caliente y de la correspondencia que se recibe tanto en Bogotá como en Medellín.
El Bloque de Búsqueda seguirá en cuidados intensivos. Porque tiene que evitarse su muerte prematura, como lo dice el general Octavio Vargas Silva, subcomandante de la Policía Nacional.
Si eso se logra, una vez salga del peligro estará lo suficientemente revitalizado para continuar con el objetivo por el cual nació: encontrar vivo o muerto a Pablo Escobar.