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Hinestrosa era miembro de una estirpe de humanistas y librepensadores en vía de extinción.

PERFIL

Se apagó un faro

La muerte de Fernando Hinestrosa dejó al país sin uno de los juristas y humanistas más importantes de su historia moderna, y a la Universidad Externado, la más rica del país, en vilo frente a la elección de su sucesor.

17 de marzo de 2012

Humanista, educador, ju-rista, exministro, exembajador, librepensador, radical liberal y maestro son algunas de las muchas palabras que han tratado de resumir la brillante, prolija e intensa vida del rector de la Universidad Externado, Fernando Hinestrosa Forero, que falleció la semana pasada. Incluso su despedida, a la que asistió toda la élite del país, así como visitantes de la academia y la política de Francia y otros países, se asemejó a la de un exmandatario de Estado.

Este bogotano, nacido en 1931 en un país que despertaba a la modernidad, se erigió con el tiempo en una institución y en un maestro que iluminó a muchas generaciones, especialmente de juristas, que terminarían dejando su impronta en Colombia. A pesar de su estatura moral e intelectual, este cachaco universal, vestido casi siempre de saco, corbata y chaleco, de memoria prodigiosa y caminar presto, era un desconocido para la mayoría de colombianos. De ahí que la conmoción que causó su muerte el sábado pasado, unido al tsunami de información que ha aparecido tratando de resaltar y definir muchas de las virtudes de este hombre complejo, ha generado una curiosidad intelectual que no se veía hacía muchos años. Todo un homenaje a un hombre que consolidó al Externado como una de las universidades más importantes de Colombia y también como una de las más ricas, con participación en bancos, empresas de aseguramiento y construcción, entre otras.

Desde niño, la vida de este lector incansable, amante de la ópera, de Wagner y Bach, estuvo unida al Externado. Su padre, el exmagistrado Ricardo Hinestrosa Daza, era el rector de esta institución y heredero de los principios liberales radicales que habían inspirado a su fundador, Nicolás Pinzón, en 1886. Desde el comienzo, el Externado, creada bajo la filosofía de dar una educación como en Europa y con un modelo contrario al internado, se convirtió en una rareza; más aún en tiempos en los que Rafael Núñez había sentado las bases de una Constitución conservadora que buscaba borrar la historia del Olimpo Radical. En contraposición al endoso que recibió la Iglesia Católica de la educación pública, el Externado fue la única universidad laica y privada que nació en Colombia en el siglo XIX. Y así se ha mantenido en sus 128 años, durante los cuales solo ha tenido cuatro rectores. Nunca ha recibido recursos públicos ni donaciones, para no perder su autonomía.

De niño, Hinestrosa compartía sus clases en el Colegio San Bartolomé, de los jesuitas, con las tertulias y enseñanzas liberales que había en su casa. Siempre se declaró ateo. De su padre, quien sería su gran mentor intelectual, heredó el gusto por el Derecho, por el conocimiento y por el estudio de las lenguas. Aprendió griego y latín en el colegio y, de forma autodidacta y a lo largo de su vida, el francés, inglés, alemán e italiano, con el único fin de beber de su fuente original libros y tratados de derecho, filosofía y literatura. De su obra se destacan las traducciones que hizo de libros que aún son una referencia tanto para primíparos como para los juristas connotados de Colombia y América Latina.

Ingresó en 1947, con 16 años, a estudiar Derecho en el Externado, que para entonces funcionaba en una sede arrendada. Y en 1953, dos años después de graduarse, regresó a la Universidad como profesor. A los 28 años fue designado decano de la Facultad de Derecho y en 1963, tras la muerte de padre, fue nombrado rector, cargo que ejerció por 49 años.

A la par de su prolija vida académica, también fue servidor público. Desde muy joven, a los 36 años, fue nombrado magistrado de la Corte Suprema de Justicia. Con la tutoría de Carlos Lleras Restrepo, fue ministro de Justicia entre 1968 y 1970 y, después, de Educación. Fue también concejal de Bogotá y presidente de esa corporación y, posteriormente, embajador en Roma y conjuez de la Corte Constitucional , entre otros."Hay cosas de las que es mejor salir rápido y joven", decía cuando recordaba su paso por el gobierno o frente a ofertas para ser de nuevo magistrado, ministro o candidato presidencial.

Al poco tiempo de llegar a la Rectoría, tras la muerte de su padre, la Universidad se trasladó a su campus actual, en los cerros del centro de Bogotá, lo que le permitió crecer en programas y alumnos. De la mano de Hinestrosa, la Universidad sufrió una increíble transformación, hasta convertirse en una de las más importantes e influyentes de Colombia, especialmente en la Justicia, donde sus egresados han ocupado cargos destacados en las altas cortes. También lo hizo patrimonialmente, hasta convertirse en accionista de un holding de empresas y bancos.

Todas las personas consultadas por SEMANA coincidieron en advertir que uno de los legados más importantes que dejó para su alma máter y para el país fue su programa de becarios, que comenzó casi desde que Hinestrosa tomó las riendas. Empezó a enviar egresados y profesores sobresalientes a Francia, España, Italia e Inglaterra. Con el pago de sus estudios y una mesada que les permitía vivir con austeridad, muchos tuvieron un pasaporte a universidades a las que difícilmente hubieran podido acceder. Uno de ellos fue Alfonso Reyes Echandía, que viajó a Italia y a su regreso dejó una importante huella en el Externado y en el país, hasta que fue asesinado en la toma del Palacio de Justicia junto a otros 11 magistrados, todos profesores de la Universidad, y otros egresados sobresalientes, como Manuel Gaona Cruz, Carlos Medellín, Fabio Calderón Botero, Alfonso Patiño Roselli y Horacio Montoya Gil. Hinestrosa siguió, sin dormir y acuartelado en el campus, todo lo que pasaba en el Palacio. Y frente al magnicidio, dijo: "A tantos colegas, pero sobre todo a los jóvenes y, en especial, a los estudiantes, vaya una exhortación ahincada a recoger las armas de la juridicidad que yacen al pie de los cadáveres de nuestros colegas, a montar guardia para que no penetren jamás en nuestros corazones y ánimo, ni la cobardía, ni el oportunismo".

Hoy, la Universidad tiene unos 80 profesores estudiando por su cuenta en universidades de todo el mundo. Cada uno le puede costar en su formación unos 400 millones de pesos, pero era en lo único que Hinestrosa no escatimaba. Sabía que la educación era el mejor ascensor social, que estaba sembrando para la universidad y para el país. Por eso, nunca se opuso a que sus profesores, formados por la Universidad, ocuparan cargos públicos .

Por este programa de formación pasaron personas como el exministro de Justicia y exgobernador de Cundinamarca Andrés González; exfiscales como Alfonso Gómez Méndez; la actual Contralora, Sandra Morelli; el exprocurador, Edgardo Maya Villazón, o los expresidentes de la Corte Constitucional, Juan Carlos Henao o Humberto Sierra Porto. Para muchos, "Hinestrosa era no solo un maestro, sino un padre, pues en sus viajes a Europa nos llamaba, nos invitaba a comer, a ir a los museos, a acompañarlo a comprar libros antiguos de derecho o literatura o a caminar por el Sena", recuerda Henao.
A la par que Hinestrosa cuidaba con celo el talento intelectual y académico, también lo hacía con las finanzas. La consolidación del patrimonio institucional comenzó a mediados de los años setenta, cuando empezó a invertir parte de sus utilidades en otros sectores, especialmente en el Grupo Bolívar. Por eso, sin quererlo, la Universidad quedó en medio de la dura batalla que mantuvieron, entre 1979 y 1988 por el control del Banco de Bogotá, el entonces constructor Luis Carlos Sarmiento y José Alejandro Cortés, cabeza del Grupo Bolívar. Aunque se ha dicho que el Externado ayudó a salvar de la quiebra al Grupo, Cortés le dijo a SEMANA que la Universidad ya tenía una parte importante antes de la puja. Lo cierto es que hoy tiene cerca del 26 por ciento del Grupo Bolívar.

Como en juego largo hay desquite, el grupo empezó a crecer en los negocios de seguros, en la construcción y con Davivienda, que se convirtió en el nuevo banco del Grupo. En 2006, después de la crisis económica, el gobierno puso a la venta Bancafé. De nuevo Cortés se enfrentó con Sarmiento por su control. Finalmente, Davivienda y el grupo Bolívar pagaron 2,2 billones de pesos (casi 1.000 millones de dólares) por la entidad, 330.000 millones de pesos más de lo que ofreció Sarmiento. Hinestrosa, que fue durante años presidente de la Junta del Grupo, siguió desde su casa la operación. Y al final, cuando le preguntaron si no le preocupaba haber pagado casi dos veces lo que valía Bancafé, solo dijo: "Es una cuestión de honor".

Con esta compra, Davivienda se convirtió en el tercer banco más importante de Colombia. El año pasado tuvo ingresos por 3,1 billones de pesos y utilidades por 630.000 millones de pesos. Y se ha fortalecido tanto que en enero adquirió las operaciones que el Banco HSBC tenía en Costa Rica, Salvador y Honduras por 800 millones de dólares. A pesar de todas estas inversiones, solo hace cuatro años Hinestrosa se dio cuenta de que además de una universidad tenía un holding de empresas. "Es normal que ,como lo tienen las grandes universidades del mundo, el Externado tenga un patrimonio que le permita garantizar su futuro, y el doctor Hinestrosa manejó con pulcritud y tino esos recursos", dice Andrés González. A su vez, José Alejandro Cortés dijo que "se sienten muy cómodos y tranquilos con la relación con la Universidad, pues compartimos, al igual que con Fernando, una concepción de la democracia, la libertad y la tolerancia".

A pesar de ser maestro de maestros, Hinestrosa nunca pudo estudiar una especialización en el exterior. Sin embargo, su talla intelectual superó cualquier título. En 2010 la Universidad Panthéon-Assas le otorgó el título de Doctor Honoris Causa en sesión solemne en La Sorbona, en París. Un título que ningún latinoamericano había recibido.

Su poder era el del maestro y el de la academia, no el del poder político. Nunca trató de influir en favor de nadie, ni siquiera de sus amigos o alumnos preferidos. Y su rechazo, por ejemplo, a la dictadura de Rojas Pinilla o frente al unanimismo del gobierno de Uribe, con frases en defensa de las instituciones y de los principios democráticos -nunca sin entablar disputas personales-, se erigió como un faro en contra de la segunda relección. "Era un espíritu iluminado en todos los ámbitos, en lo personal y en lo académico. Un ser absolutamente excepcional, y me atrevo a decir que nadie en la Universidad ni en el país tenía su talla intelectual y su ética", dijo Juan Carlos Henao, y contrario a lo que se ha dicho, nunca fue masón.

El número de obituarios que aparecieron en los periódicos después de la muerte de Hinestrosa sorprendieron, al ser comprables a los que tendría un jefe de Estado. En el fondo, reflejaban la desaparición de un hombre que encarnaba unos valores éticos e intelectuales que lamentablemente son cada vez más escasos en un mundo donde rige el imperio del dinero y la fama. No puede sino evocarse con admiración una vida entera dedicada al culto del espíritu, al conocimiento y a la docencia.

El nombre de Hinestrosa en los últimos años de su vida se había convertido en un genérico de esos valores. Con frecuencia, cuando se especulaba sobre posibles nombres para el Ministerio de Justicia o la Fiscalía, se oía decir: "en ese cargo lo que se requiere es un Hinestrosa". Algo parecido a lo que se decía en una generación anterior de Darío Echandía. Ojalá su partida no signifique el final de esa especie.
 
Difícil sucesión

La sucesión de Hinestrosa en la Universidad Externado ha empezado a centrar muchas miradas e intereses, no solo por la forma como podrá ser reemplazada una figura excepcional por la que pasaban todas las decisiones, desde la administración de la Universidad hasta la aprobación para poner un afiche. A esto se suma su solidez patrimonial y el buen estado económico, pues en 2010, según el Ministerio de Educación, tuvo ingresos por 130.000 millones de pesos y utilidades por 30.550 millones.

El próximo martes se reunirá el Consejo Directivo para empezar a discutir sobre las cualidades y el perfil que debe tener el nuevo rector porque, más que una universidad, en el Externado hay una ideología, un legado que debe protegerse. En la vista están sus hijos, Martha Hinestrosa, que era la secretaria general y quedó encargada de la Rectoría, así como su hijo Roberto, que hizo una larga carrera en la Universidad. También suena Juan Carlos Henao, magistrado de la Corte y quien era considerado su alumno preferido y uno de los pocos amigos que tenía Hinestrosa. Estarían en la baraja el exgobernador Andrés González, el exfiscal Alfonso Gómez y el exprocurador Jaime Bernal Cuéllar. Sin embargo, algunos externadistas advierten que el rector saldrá del grupo de profesores actuales. En caso de que no sea elegido un miembro de la familia en la Rectoría, sin duda tendrá un papel importante en la dirección de esta alma máter.