Se busca a enemigos de los osos de anteojos

Ahora, la misma fundación hace público que una familia en la finca Las Lagunas en el municipio Florida, en el Valle del Cauca, tiene en cautiverio un osezno andino.

 

La preocupación que han generado estos dos hechos tiene sustento en la necesidad de proteger la enorme riqueza natural de Colombia. Los osos de anteojos están en riesgo de desaparecer pues su hábitat está sujeta a muchas presiones, entre ellas la cacería.

Por su importancia para el equilibrio de la naturaleza, esta especie fue elegida como  representante del boque tropical húmedo por el Banco de la República cuando seleccionó, hace más de un año, los animales que iban a estar presentes en las nuevas monedas. 

Viven muy cerca de la capital del país. Pero como su hábitat está despareciendo, ellos también. Es más, hace poco, el instituto Humboldt publicó con gran entusiasmo unas fotografías de una manada de ellos que habitan en el parque Chingaza. Otros han sido vistos en los alrededores de Guatavita.

Según Parques Naturales, “lo que más caracteriza a esta especie es la presencia de manchas blancas o amarillentas en torno a los ojos” y de ahí viene su nombre. Llegan a medir hasta dos metros y a pesar hasta 140 kilos. Tienen unas poderosas garras que les permiten trepar árboles con facilidad. 

Mucha gente dice que parecen primates y por eso, en el país hay mitos y leyendas en los que se refieren a ellos como "hombres salvajes peludos que viven en las selvas". Por esta razón la entidad envío un comunicado en el que asegura que el oso “se convirtió en nuestro símbolo, en la misión de la conservación en la medida en que al proteger esta especie se permite la protección de muchas otras que comparten el mismo hábitat”.