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Colombia y Estados Unidos van tras el guerrillero que controla la mayor área cocalera del mundo.

2 de octubre de 2000

Millones de colombianos vieron el fuerte abrazo que el presidente Bill Clinton le dio a una de las viudas de la guerra contra el narcotráfico en su visita a Cartagena la semana pasada. Con los ojos aguados el presidente escuchó el testimonio de Carmen Elisa Quintero sobre la muerte de su marido, el capitán de la Policía Wilson Quintero. En marzo de 1998 el capitán, tres policías y tres guerrilleros desertores se escaparon de la custodia de combatientes del frente 16 de las Farc que los mantuvieron secuestrados durante un año. Los policías habían caído en poder de los guerrilleros luego de que el helicóptero en el que realizaba operativos antinarcóticos fuera derribado por las Farc. Después de caminar nueve días por la selva llegaron a la casa de un campesino quien los delató a un pelotón de guerrilleros. Estos torturaron y mataron al capitán y sus compañeros. El oficial recibió 36 tiros.

Al mando de ese pelotón, según las investigaciones, estaba un comandante guerrillero que ha adquirido una inusitada importancia para los organismos de Inteligencia de Colombia y de Estados Unidos. Se trata de Tomás Medina Caracas, alias el ‘Negro Acacio’, un corpulento combatiente de las Farc que para muchos es hoy el eslabón perdido de la guerrilla y el narcotráfico en esa tenue frontera que Clinton y el presidente Andrés Pastrana trataron de marcar en vano en Cartagena. “Es el Pablo Escobar de la guerrilla”, dijo un alto oficial que pidió no ser identificado.

¿Quién es en realidad este hombre cuyo imperio de coca y armas en las selvas de Colombia ya está plenamente ubicado en los satélites antinarcóticos y que de continuar en su negocio pondrá una vez más a los gobiernos de Estados Unidos y de Colombia en el reiterado dilema de a dónde deben apuntar los helicópteros cuando empiecen su danza?

SEMANA consultó fuentes en los organismos de Inteligencia, habitantes de la zona donde opera el comandante y tuvo acceso a documentos clasificados y al testimonio de uno de los hombres más cercanos del guerrillero durante seis años para conocer detalles de su personalidad y sus actividades en la zona de mayor producción de coca en el mundo.

Con 35 años de edad, el ‘Negro Acacio’, es el mayor proveedor de base de coca para los carteles de la droga colombianos y últimamente los mexicanos. Se calcula que bajo su control está 80 por ciento de la base de coca del país. Su apodo sirve de pasaporte para los compradores al por mayor de la base, quienes deben atravesar ríos y selvas del corazón del Guainía infestados de retenes de la guerrilla. “Cuando a usted lo detienen en un retén guerrillo no es sino que diga el nombre del ‘Negro’ y lo dejan pasar’’, dijo un comprador de drogas de la zona.

El ‘Negro’ es la caja registradora de las Farc y sus actividades cubren una cadena tan amplia de la producción y venta de la coca que los militares creen que las Farc ya no pueden seguir sosteniendo el trillado argumento de que la guerrilla es simplemente una recaudadora de impuestos del narcotráfico.

De origen caucano, el ‘Negro Acacio’ ingresó a las Farc en mayo de 1987 cuando tenía 22 años. Fue profesor de escuela pública de Santander de Quilichao, en el norte del Cauca, cerca de la vereda Mary López, donde nació. Bajo el nombre de ‘Arturo Guevara’ se enroló en las Farc apadrinado por Iván Márquez , miembro del estado mayor de ese grupo subversivo, según consta en su hoja de solicitud de ingreso. Pero fue el ‘Mono Jojoy’ quien lo bautizó como el ‘Negro Acacio’ en honor a uno de los héroes de la revolución cubana.



El capo guerrillero

Los dos primeros años de la ‘carrera militar’ de ‘Acacio’ —1988 y1989— fueron bastante tormentosos, aun para la misma organización guerrillera, según fue anotado en los registros individuales que las Farc llevan de sus combatientes. En la hoja de vida de ‘Acacio’, incautada hace poco por las autoridades, aparecen anotaciones hechas por su jefe en mayo de 1988 en las que afirma que el ‘Negro’ “se deja llevar por la emoción. Ordenó darle bala a una casa sin saber quién estaba ahí y mató a una viejita”. En otro de los apartes el comandante de ‘Acacio’ registra que “no maneja bien las relaciones internas y las órdenes Fue el responsable de la bomba del Castillo en donde murieron varios civiles”.

El comportamiento de ‘Acacio’ hizo que los comandantes tomaran la decisión de alejarlo de la zona donde operaba, el Magdalena Medio, y optaron por enviarlo a otra región en donde ocasionara menos problemas. Fue así como en 1990 ‘Acacio’ fue asignado al frente 16 de la Farc, que operaba en el oriente del Meta, parte de Vichada y Guaviare. Con lo que muy pocos contaban, incluso los mismos comandantes guerrilleros, es que justamente ese traslado convertiría a ‘Acacio’ en lo que es hoy: el hombre más importante dentro de la estructura financiera y logística de las Farc.

El frente 16 estaba bajo el mando de Josué Eliseo Prieto, alias ‘Esteban González’. En los últimos cuatro años este comandante guerrillero logró consolidar al frente 16 como la columna vertebral de las finanzas de las Farc. Según los organismos de Inteligencia del Estado, ‘Esteban González’ le reportó a las Farc ingresos entre 1996 y 1998 por cerca de 15 millones de dólares producto, principalmente, del narcotráfico. Desde 1992 el ‘Negro Acacio’ era la mano derecha y el hombre de confianza de González. Entre los dos lograron consolidar la misión que en 1997 les encomendó el ‘Mono Jojoy’ directamente: establecer contactos internacionales para el intercambio de droga, armas, municiones y material de apoyo logístico.

La carrera del ‘Negro Acacio’ dio un gran salto en mayo del año pasado al ser nombrado como comandante del frente 16 tras la muerte de González durante un operativo del Ejército en el Vichada.

Desde entonces el ‘Negro Acacio’ no sólo ha cumplido sino que ha superado la misión que le encomendaron las Farc hace varios años a él y a ‘Esteban González’. Primero solucionó el problema de la debilidad del pie de fuerza, dando entrenamiento militar básico a los dueños y trabajadores de los laboratorios de procesamiento de coca que funcionan a lo largo del río Guaviare. De esa manera los 150 guerrilleros que componían el frente 16 recibieron un refuerzo de unos 1.500 colaboradores armados y organizados como anillos de seguridad.

En segundo lugar, y esta medida aparentemente fue la jugada maestra que lo convirtió en el hombre cash de las Farc y uno de los ‘consentidos del secretariado’: consolidó los centros de acopio, donde se unificaba la producción de los laboratorios. Con la población en su bolsillo y la producción de la zona bajo su control, el frente 16 se hizo a un servicio de inteligencia insuperable. De allí que cuando en San José del Guaviare se inicia un operativo militar la voz de alarma corre cientos de kilómetros y llega a Barranco Mina a orillas del río Guaviare.

Barranco Mina, un corregimiento de unos 1.000 habitantes, está prácticamente bajo el control de ‘Acacio’. La única presencia del Estado es un inspector de policía que nada puede hacer cuando el guerrillero hace su ingreso al caserío en una camioneta Toyota.

‘Acacio’ consolidó un proyecto que venía trabajando en compañía de su antiguo comandante, ‘Esteban González’. Instaló en Barranco Mina a un grupo de narcotraficantes de poca monta traídos del Valle para aprender de ellos la dinámica del negocio y, especialmente, para utilizar los contactos internacionales que éstos tenían. A los pocos meses de ser nombrado comandante le abrió las puertas a un narco brasileño de apellido Da Costa, alias ‘Fernandinho’, quien se convirtió en uno de los más importantes enlaces internacionales para el trueque de armas y drogas.

Pero la trascendencia de Barranco Mina no es sólo su distancia de la ley. El patrimonio de este pueblo, que tan sólo tiene una vía principal en la que desembocan 14 polvorientas calles, es una pista de 1.800 metros de longitud autorizada por la Aeronáutica Civil, en la cual han aterrizado aviones DC-4, Antonov y toda clase de aeronaves pequeñas. “En esa pista hay más tráfico que en El Dorado’’, dijo un comprador de base retirado. Desde hace cerca de dos meses los vuelos comerciales hacia ese lugar se encuentran suspendidos por la Aeronáutica, que recibió una petición de la Fuerza Aérea Colombiana —FAC— de cancelar las operaciones aéreas en esa pista debido a “la situación del narcotráfico en la región”. Tan sólo en los primeros siete meses del año la FAC ha derribado ocho aviones con droga y armas en esta zona. El último de ellos hace dos semanas. “Los aviones entran volando a 500 pies, donde no los detectan los radares, por todo el suroriente del país, principalmente desde Brasil. Aprovechan que el mayor control aéreo se está realizando en La Guajira y el Caribe”, dijo a SEMANA un alto oficial de la FAC.

Desde el control de los ciclos de los cultivos de la coca hasta su comercialización el proceso está supervisado estrechamente por el comandante guerrillero. Los campesinos del área están obligados a reportar las hectáreas cultivadas y las fechas de recolección . Una vez convertida en pasta, la coca es trasladada a unos 15 centros de acopio situados a lo largo del Guaviare. En otras zonas es transportada por vía terrestre.

Una flota de lanchas verdes y blancas con techo azul remontan el Guaviare para recoger la producción por cuenta de las Farc. La compraventa de la pasta se hace en un campamento conocido como Casaverde, en el que se practican pruebas químicas al producto para determinar su calidad. Al lado del guerrillero, su compañera Andrea, se encarga de llevar la contabilidad en una computadora portátil.

En los últimos meses los silos de las Farc están al tope. Se calcula que los guerrilleros tienen unas 300 toneladas de cocaína listas para la exportación pero han tenido problemas para conseguir socios en rutas. Las causas más conocidas de la sobreproducción son la ruptura de los guerrilleros con compradores que trabajan con paramilitares y la suspensión de compras por parte de un poderoso narcotraficante del Norte del Valle que está en conversaciones con el gobierno de Estados Unidos para su entrega.

En estos tiempos de abundancia, explicó un comprador, el ‘Negro’ se pone generoso y entrega mercancía a crédito con grandes facilidades. Se sabe, además, de visitantes de México que han llegado a la zona para negociar directamente con las Farc la compra de la materia prima.El poder omnímodo de ‘Acacio’ se deriva de una decisión de las Farc de concentrar en una sola persona el trabajo más delicado y comprometedor de la guerrilla: droga y armas. En lugar de manejar esa actividad a través de varios frentes, los dirigentes guerrilleros decidieron dejarlo en cabeza de una persona, que ha resultado ser más eficiente de lo que esperaban.

Con ciertas fallas, no obstante. En junio un organismo de Inteligencia del Estado intervino una conversación al ‘Mono Jojoy’ en la que se refiere a él como “guerrillero oligarca” y lo recrimina por llevar una vida de lujos, marcada por gustos extravagantes entre los cuales mencionó los whiskies Buchanan y Chivas y el perfume Carolina Herrera.