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Diego Felipe Becerra. | Foto: Archivo Semana.

JUSTICIA

"Se comprueba que todo fue un montaje", dice padre de grafitero muerto

Así se refirió el papá del joven Diego Felipe Becerra, Gustavo Trejos, a la revelación hecha por Noticias UNO en la que se escucha al patrullero que disparó contra el joven decir que "creyó" que el muchacho tenía un arma.

26 de septiembre de 2011

Ha pasado un mes desde cuando Diego Felipe Becerra, un joven de 16 años, murió a manos de un patrullero de la Policía. Su familia no ha podido descansar. No solo por la ausencia que dejó en el hogar (era hijo único), sino también porque aún no termina la investigación que adelanta la Fiscalía y que será determinante para concluir cuáles fueron las circunstancias en las que murió. “Quiero que quede claro que él no estaba robando, que él no era un delincuente”, dice Gustavo Trejos, su papá.
 
La grabación del momento en que el uniformado reporta el hecho, revelada por Noticias UNO, le da un suspiro a la familia de Diego (ver video abajo). “Escuchar lo que pasó de boca del mismo policía nos confirma lo que hemos estado diciendo. Todo fue un montaje, hubo una manipulación de la escena del crimen”.
 
Trejos cuestiona que en el audio se escuche al patrullero decir que le “pareció que el joven tenía un arma” y que en el lugar de los hechos se hallara un revólver de más, que supuestamente era de Becerra. “Otro punto que llama la atención es que en el video hablan, en principio, de un supuesto robo a residencia y más adelante dicen que fue a un bus”.
 
La familia de Diego Felipe espera que, como se lo han dicho las autoridades, llamen muy pronto a imputación de cargos a Wílmer Alarcón, el uniformado que disparó contra el joven, que fue suspendido de la institución por 90 días y que la Procuraduría investiga.
 
“Sabemos que pronto se sabrá la verdad. Supimos que la Fiscalía además de la grabación que se conoció, tiene pruebas bastante delicadas que comprometen mucho más al patrullero”, asegura Trejos.
 
Por ahora, la Policía Metropolitana de Bogotá señala que continúa en firme la suspensión del patrullero y que hasta que las investigaciones que están en curso terminen, no será otra la decisión que se tome.
 
Y es que además de la Fiscalía, el Ministerio Público desde el 1 de septiembre se hizo cargo de la indagación disciplinaria del policía, luego de que la misma institución empezara con la investigación.
 
Tenemos competencia si está vinculado un funcionario para observar si se incumplieron los deberes funcionales y si el incumplimiento de estos afectó los derechos de los ciudadanos", aseguró Ordóñez hace algunos días, refiriéndose al tema del joven.
 
Una muerte, muchas dudas
 
En declaraciones a Semana.com, uno de los amigos de Diego, que se encontraba con él en el momento de los hechos, entregó una versión en la cual asegura que el joven fue asesinado mientras pintaba un grafiti en la Avenida Boyacá con 116.
 
Los policías comprometidos en el operativo aseguraron que los jóvenes intentaban robar a los pasajeros de un bus, versión con la cual no están de acuerdo los familiares de Diego Felipe.
 
El comandante de la Policía de Bogotá, general Francisco Patiño, en diálogo con la FM, dio la versión que la institución maneja de los hechos. Aseguró que la línea 123 recibió una llamada en la que alertaban sobre un robo en un bus, por lo que la patrulla que estaba más cerca atendió el llamado.
 
Patiño agregó que en la patrulla iban dos policías, uno que conducía y el otro que hizo la persecución. Este último fue el que disparó, según el comandante, porque “parecía que el joven iba a dispararle”.
 
Las dudas que tiene la familia son muchas, “¿por qué si el joven le iba a disparar, estaba de espaldas?, ¿por qué si supuestamente estaban robando, no capturaron a los otros dos jóvenes, sobre todo cuando uno de ellos fue hasta la clínica y estuvo frente a frente con la policía?, ¿por qué no se ha sabido nada de los pasajeros del supuesto bus que intentaron robar?”
 
Las preguntas continúan mientras la Fiscalía intenta investigar el trágico hecho que acabó con la vida de Diego Felipe, un joven que, según sus amigos y familiares, sólo pintaba grafitis en Bogotá.