Home

Nación

Artículo

SE DESGRANA LA GUERRILLA?

Entre deserciones, bajas y capturas, la guerrilla ha perdido en tres meses 1.200 hombres, más del 10 por ciento de sus efectivos.

12 de abril de 1993

EN EL BATALLON DEL EJERCITO DE UNA ZOna céntrica del país ocurrió hace unos días algo que, un tiempo atrás, habría sido un acontecimiento. Allí se presentó un muchacho jóven que vestía uniforme de policía y llevaba una vieja tula de color verde oliva. En la entrada de la instalación militar, le dijo a los guardias de turno que era guerrillero y que quería entregarse. Mientras abría la maleta y sacaba de ella su fusil, preguntó con quién debía hablar y de manera rápida fue instruido por los soldados.
Hoy en día, casos como el anterior ya no son excepcionales. Más de medio centenar de guerrilleros se han presentado voluntariamente ante las autoridades desde que fue decretado el Estado de Conmoción Interior, y en especial desde cuando a principios del año, las medidas adoptadas permitieron afinar los instrumentos jurídicos para la reinserción y la atenci6n legal a los guerrilleros que se sometan a la justicia.
A estas entregas se suman más de 750 capturas efectuadas en diferentes operativos durante las últimas 12 semanas, así como poco más de 500 bajas, lo cual significa que la guerrilla ha per dido, en escasos dos meses y medio, más del 10 por ciento de sus efectivos.

DESERCIONES
Si bien es cierto que las deserciones no alcanzan cifras tan altas como las capturas o las bajas, la verdad es que poco a poco se han convertido en un elemento clave en la estrategia antisub versiva. La colaboración con las autoridades, que tantos resultados ha dado a la Fiscalía en el caso del narcotráfico y el crimen organizado, se ha extendido a la subversión. En el caso de la guerrilla, la información brindada por los desertores no sólo le permite a la fuerza pública actuar en ciertas regiones con un mayor conocimiento del enemigo que enfrenta y del terreno que pisa, sino que le da a la Fiscalía la posibilidad de montar casos judiciales contra los jefes guerrilleros.
La primera deserción realmente importante desde los tiempos de la tregua con las Farc, se produjo hace dos años mientras se desarrollaban las sesiones de la Asamblea Nacional Cons tituyente, cuando el comandante de uno de los frentes guerrilleros que opera en el sur del país se entregó a las au toridades. Su testimonio proporcionó datos que obligaron a las fuerzas de seguridad a replantear viejos conceptos de la lucha antisubversiva.
Según el comandante-desertor, una de las más graves consecuencias que la destrucción del bastión de La Uribe acarreó para la subversión, fue la de tener que abandonar su escuela de formación de cuadros donde, durante años, habían recibido entrenamiento político y militar los cabecillas de los frentes. Tras el operativo del Ejército, la guerrilla perdió este enclave estratégico y las autoridades, que comprendieron el daño que esto representaba para la subversión, dirigieron buena parte de sus operaciones a golpear a los jefes de cuadrillas y a los mandos medios. "El combate -señaló un alto militar a SEMANA- produce bajas considerables, pero ese está lejos de ser un problema in superable para la subversión. La guerrilla está en capacidad de volver a reclutar y armar a muchos hombres, pero en cambio después de La Uribe, ha perdido buena parte de su capacidad para formar nuevos cuadros. Y eso es muy grave para ellos porque la subversión depende de la calidad de sus jefes".
Hoy por hoy, las pérdidas de la guerrilla en este sentido han sido considerables. Actualmente, siete comandantes de frentes (de un total de 30 realmente activos) y tres individuos de la cúpula superior están en manos de las autoridades. Las cuadrillas que estaban bajo su mando no encontrarán fácilmente un reemplazo para el jefe que perdieron. Además, cuando uno de los jefes acepta colaborar con las autoridades, la información que proporciona vale mós que la que brinda una docena de guerrilleros rasos.
Frente a ello, como es obvio, la comandancia guerrillera no se ha quedado quieta. Desde hace algunas semanas han optado por desarrollar una estrategia destinada a impedir que la colaboración entre el Ejército y los desertores se consolide. Tan pronto un subversivo se entrega o es capturado y decide colaborar, alguno de sus compañeros interpone una denuncia penal en su contra y garantiza con ello que en muy corto tiempo, el individuo sea trasladado del batallón donde se encuentra colaborando, a una cárcel donde sus ex compañeros pueden contro larlo mejor o incluso, si lo creen necesario, matarlo.

BAJAS Y CAPTURAS
Pero a pesar del significativo peso que tiene la proliferación de las deserciones, la verdad es que esto por sí sólo no sería nada si al número de desertores no fuera posible sumar el de guerrilleros dados de baja o capturados. Gracias a la creación de nuevas Brigadas Móviles, la acción de los soldados profesionales y de los batallones especializados en contraguerrilla y la labor de los grupos Unase, ha sido posible aprovechar la información de inteligencia para golpear operativamente a la guerrilla. Desde comienzos de diciembre, las autoridades han dado de baja a más de 500 guerrilleros y han capturado a más de 750. Y a pesar de que las cifras de bajas y capturas del año pasado fueron, en su momento, consideradas como un éxito, en tan sólo 12 semanas se ha llegado a superar la mitad de lo que se logró durante todo el año 92.
A diferencia de lo que sucedía en el pasado, la mayoría de las capturas no se ha realizado en combate sino gracias a operaciones derivadas de una labor previa de inteligencia. El fortalecimiento de las unidades de inteligencia de los batallones, que antes contaban con un presupuesto mensual de 30.000 pesos y hoy en día pueden invertir en ello hasta un millón sin contar con el pago de recompensas, ha sido determinante en el éxito de sus operaciones. Una de las ventajas de esta nueva modalidad es que el Ejército no tiene que esperar a que la guerrilla asome la cabeza para golpearla. Hoy por hoy las operaciones de seguimiento y las redes de información establecidas han permitido realizar capturas aun cuando no haya confrontaciones armadas, y, por otro lado, ha permitido golpear a personajes claves de las organizaciones.
Pero hay otro elemento que está cambiando con respecto al pasado.
Anteriormente la importancia de las capturas era relativa, pues estas casi nunca conducían a procesos judiciales y por lo general desembocaban en la pronta liberación de los detenidos, con el argumento de la falta de pruebas. La estrecha colaboración de la Fiscalía y la fuerza pública, así como el cúmulo de información brindada por los desertores y colaboradores, ha permitido que hoy en día, entre un 70 y un 80 por ciento de dichas capturas se confirmen con un auto de detención y la iniciación efectiva de un proceso judicial. En el caso de los Unase urbanos y rurales, el grado de judicialización de las capturas es mucho mayor, pues supera el 95 por ciento.
Otra evidencia del éxito de las operaciones de contraguerrilla que han realizado las fuerzas militares es la reducción significativa en el numero y monto de los secuestros, al menos en algunas regiones como Santander. Según aseguró a SEMANA el general Harold Bedoya, comandante de la II División del Ejército en Bucaramanga, "a la guerrilla le estamos frenando su mayor ingreso económico: el secuestro. El año pasado, entre enero y marzo se registraron en el nororiente del país -una de las zonas más candentes en cuanto a violencia guerrillera y extorsión 87 secuestros, por los cuales la guerrilla cobraba entre uno y tres millones de dólares. Este año, en el mismo período sólo han sido registrados 26 secuestros, y los rescates exigidos rara vez han superado los 100 millones de pesos. Esto demuestra -agregó el ofi cial- que el esquema de finanzas de la guerrilla ha sido alterado, y que las cuadrillas están buscando dinero rápido".
Todo lo anterior contribuye a explicar el que, al parecer, la guerrilla se este desgranando. Pero es aún muy pronto para cantar victoria. Este año habrá que ver si el Ejército logra evitar que las Farc instalen una nueva escuela de cuadros, si la presión operativa y de inteligencia sigue produciendo bajas, capturas y deserciones, y si la Fiscalia es capaz de lograr que los autos de detención se conviertan en condenas. Y habrá que ver también si el Gobierno logra sacar el Plan Nacional de Rehabilitación del estado de postración en que ha permanecido por más de dos años, y recupera así la herramienta necesaria para complementar con pre sencia estatal los éxitos que región por región, obtengan las Fuerzas Armadas.

LAS PRINCIPALES CAPTURAS
Nombre: Gerardo Bermúdez
Alias: " Francisco Galán"
Función: tercer hombre en el mando del ELN. Capturado en Bucaramanga en Diciembre del año pasado.
Antecedentes: Las autoridades lo acusa de ser el directo responsable de las voladuras del oleoducto Caño-Limón-Coveñas. La Fiscalía le dictó cargos por los delitos de rebelión, terrorismo, secuestro extorcivo y otros.

Nombre: Luis José Meneses Reyes.
Alías: " Jerónimo"
Función: Jefe de la cuadrilla " Capitán Parmenio" que opera en el oriente santandereano. Capturado en Bucaramanga por el grupo Unase.
Antecedentes: se le sindica de la voladura de puentes, y de colocar minas "quiebrapatas" que le acusaron de la muerte a por lo menos 50 campesinos.

Nombre: Diego Alberto Gómez Cardona.
Alías: "Octavio" o "Comandante Ramírez"
Función: Jefe del IV frente de la Farc que opera en el Magdalena Medio.
Cargos: responsable de organizar y adoctrinar las llamadas Milicías Bolivarianas que operan en Medellín.

Nombre: José Euclides Suárez Mahecha.
Alías: "Vladimir" o "Clodomiro"
Función: comandante del 23 frente de las Farc que opera entre los departamentos de Boyacá y Santander. Capturado en Medellín.
Cargos: las autoridades lo acusan de ser el responsable de las coladuras de las torres de energía.

Nombre: Carlos Sanabria
Alías: "El Maestro"
Función: jefe de finanzas de la cuadrilla "Capitán Parmenio". Capturado en la región de San Vicente de Chucuri.
Antecedentes: organizador y coautor de varios secuestros de ganaderos y agricultores. Según las autoridades, en el momento de la captura tenía bajo su responsabilidad una caleta donde están guardados mil millones de pesos.

Nombre:Omar de Jesús Restrepo Correa
Alías: "Olmedo" o "Genaro"
Función: Comandante del 36 frente de las Farc. Capturado en Medellín.
Antecedentes: participación en hechos delictivos en la jurisdicción de Carolina y Gómez Plata.