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Se salva la unidad

La izquierda superó la crisis que estuvo a punto de impedir la unión y ahora le apunta a ser la primera fuerza del Congreso y la alternativa a Álvaro Uribe.

12 de febrero de 2006

El viernes pasado, el senador Carlos Gaviria volvió a tener una cara optimista. Después de tres semanas en las que la unión del Polo Democrático y Alternativa Democrática (AD) -su movimiento- estuvo al borde de la ruptura, los líderes de ambas organizaciones llegaron a un acuerdo. Con él, sellaron el comienzo de lo que puede ser un exitoso ejercicio de oposición a Álvaro Uribe en las elecciones de 2006 y, sobre todo, un primer intento realista de unir a la izquierda colombiana. Una izquierda que, tradicionalmente, ha estado caracterizada por las divisiones, las peleas de poder y el canibalismo interno. Los esfuerzos por unirse vienen desde marzo, cuando los jefes de AD y del Polo decidieron unir sus plataformas programáticas para presentar los mismos candidatos al Congreso y respaldar a un solo aspirante presidencial. Sin embargo, en el último mes, cuando llegó la hora de definir los asuntos prácticos que le darían contenido a la unión, ésta se puso a tambalear. Desde el punto de vista programático, se hicieron evidentes las distancias entre algunos representantes de una izquierda moderada -como Samuel Moreno, Luis Eduardo Garzón y Antonio Navarro- y otros más radicales, como el representante Gustavo Petro y el senador Jorge Enrique Robledo. Los primeros, que terminaron imponiéndose en la conformación del acuerdo, eran partidarios de incluir la mayor cantidad de fuerzas posibles en la supracoalición de izquierda. Los segundos, entre los que estaban los dirigentes de Alternativa Democrática encabezados por Carlos Gaviria, defendían la necesidad de construir primero un consenso ideológico para después determinar qué otras organizaciones sociales podrían entrar a hacer parte de la alianza. Pero la convicción entre los integrantes del Polo y de AD de que sólo con una oposición sólida es posible competir con las aspiraciones presidenciales y el proyecto político que promueve Álvaro Uribe, fue el argumento que se impuso para que las partes cedieran. Sobre todo, los miembros de Alternativa, quienes sentían que estaban siendo demasiado generosos al olvidarse de su personería jurídica para trabajar con la del Polo y al aceptar la inclusión de nuevas fuerzas a costa de lo que -según sentían- significaba restarle importancia al papel de su partido en la coalición. Después de un día entero de deliberaciones, a las 9 de la noche del pasado jueves, ambas colectividades avanzaron en la formación de una nueva organización política. Ésta tendrá la personería del Polo Democrático y llevará por nombre Polo Democrático Alternativo. Para guiarla, se conformará una mesa de 18 integrantes, seis del Polo, seis de AD y seis de otras fuerzas y personalidades que acepten ser parte del proceso de unidad. Esta mesa será la encargada de determinar quiénes más pueden asociarse a la alianza, distribuir los recursos de financiación de campañas otorgados por el Estado y -la tarea más importante- definir las listas que presentará al Congreso este nuevo partido. La conformación de la llamada Mesa de Unidad fue uno de los puntos que más tensiones generaron. Los miembros de Alternativa se opusieron a ella en un principio. Creían que el Polo tenía cooptados los seis puestos de los nuevos integrantes. Pero la ausencia del senador Jorge Enrique Robledo -quien representa al Moir en AD y era uno de los más críticos de la logística de la Unidad- fue uno de los factores que permitió formarla. Se planteó, además, que entre las personalidades que podrán llegar a integrarla podrían estar líderes de opinión con una imagen independiente como los ex ministros María Emma Mejía y Enrique Parejo, los ex gobernadores Parmenio Cuéllar y Floro Tunubalá, el ex alcalde Iván Moreno y los integrantes del Partido Verde Oxígeno, fundado por Íngrid Betancourt, entre otros. Por último, se acordó que el Polo Democrático Alternativo llevará un solo candidato a las elecciones presidenciales y que éste representará el ideario político del partido. Para que así pueda ser, y para que esta alianza realmente represente la unidad de izquierda, se tendrá que dar un proceso previo. AD y el Polo tendrán que acordar sus principios programáticos. Tarea nada fácil, si vuelven a jugar las diferencias ideológicas entre radicales y moderados. Pero tarea imprescindible, si lo que busca esta nueva colectividad es consolidarse como uno de los dos partidos -junto con el Liberal- capaces de oponerse al gobierno y quitarle votos al uribismo. De la identidad programática, de la imagen de unidad que proyecte y de encontrar nombres que jalonen votos de otros sectores para sus listas, dependerá que -como lo cree el senador Samuel Moreno- el Polo Democrático Alternativo pase de tener 16 parlamentarios a contar con 40, entre Senado y Cámara. Pero, sobre todo, la posibilidad de demostrar que en esta ocasión, y bajo un esquema moderno, el proyecto de unidad de la izquierda colombiana no fue, de nuevo, inviable.