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Íngrid Betancourt.

ENTREVISTA

¿Se sienten las FARC presionadas por las marchas?

Íngrid Betancourt, ex candidata presidencial secuestrada por las Farc, habló con la BBC sobre la marcha de este 28 de noviembre.

Gerardo Lissardy, BBC
28 de noviembre de 2008

Una serie de marchas multitudinarias han sido convocadas este viernes en Colombia y otros países del mundo para exigir la libertad de los varios centenares de personas que permanecen secuestradas en el país sudamericano.

Sin embargo, se desconoce qué impacto pueden tener esas manifestaciones en la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), principal destinatario del reclamo, acusado de tener a cerca de 700 rehenes en su poder.

BBC Mundo planteó ese interrogante a Ingrid Betancourt, ex rehén de las FARC y primera convocante de las marchas de este viernes, que se celebrarán también en varias ciudades europeas, como París y Madrid, a donde asistirá especialmente.

En los más de seis años que permaneció secuestrada, Betancourt tuvo la oportunidad de conocer a la guerrilla por dentro. La ex candidata presidencial colombiana cree que las movilizaciones sirven para mostrar a las FARC su aislamiento y plantear dudas en sus tropas.

¿Cuál es el propósito de las marchas de este viernes?
Reclamar la libertad de los rehenes colombianos que todavía están encadenados a árboles en la selva. Y porque lo que ocurrió en Bombay es tan horrible y conmovedor, queremos incluir nuestro reclamo por aquellos que fueron capturados y tomados rehenes allí.

Es un reclamo de libertad. También es una aproximación a la Navidad. Cuando eres rehén y llega la Navidad, sabes que no tendrás Navidad, que no estarás con tu familia en este momento especial del año. Es un regalo (para ellos) de los que tenemos la suerte de estar libres.

¿Cómo llega a las FARC el mensaje de estas movilizaciones?
Hay dos niveles de recepción del mensaje. Uno es la tropa, que ve a millones de colombianos movilizándose y se hacen la pregunta obvia: ¿Por qué la gente se moviliza para reclamar la libertad de los secuestrados? A ellos los tienen adoctrinados y les hacen creer que la mayoría del pueblo colombiano acepta esta práctica del secuestro, porque están luchando por el pueblo. Cuando ven que Colombia entera está marchando, se dan cuenta de que eso no es así, que los están repudiando.

Lo que yo veía cuando se dieron marchas a principios de este año y yo estaba cautiva es que a partir de ahí, los jefes los reúnen para hacerles un trabajo de adoctrinamiento, en el que les dicen que los medios de comunicación están al servicio de la oligarquía, que no son millones los que están marchando sino unos pocos, que el gobierno está manipulando la información, que la gente está con las FARC.

¿Las tropas manifiestan esas dudas al liderazgo de las FARC?
Es muy difícil, porque el sistema de las FARC es de vigilancia mutua. Una vez ingresados a las FARC, los muchachos entienden rápidamente que ellos no pueden hablar libremente, porque despiertan suspicacias con sus preguntas, y van a tener problemas con su vida dentro de la organización. Es un régimen muy cerrado, donde las personas están vigiladas por sus compañeros, donde siempre hay la suspicacia de que alguno vaya a traicionar, a denunciar, a colaborar con el Ejército.
Entonces a cualquier interrogante, ellos lo llaman "planteamiento", y lo tienen que hacer de una manera que no levante suspicacias sobre su manera de pensar.

¿A nivel del liderazgo de las FARC estas marchas tienen efecto?
Sí tienen efecto. La cúpula de las FARC tiene que darse cuenta de que su espacio de reivindicación es cada día más limitado. Ellos son conscientes de que el mundo no los ve como una opción política en Colombia; los ven como unos terroristas.

Esto obviamente implica que se les han cerrado todas las puertas en el mundo. Y tienen dos opciones: seguir siendo terroristas por sus acciones y que el mundo los segregue, o que entiendan que si quieren tener alguna oportunidad en la vida de llevar a cabo un combate político, tienen que hacerlo con ideas, carisma, propuestas y por la vía democrática. Y no sólo tienen que liberar a los secuestrados, sino también deponer las armas.