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Se va el escudero

El principal asesor político de Álvaro Uribe se retira de Palacio, pero seguirá en la tarea de buscarles sentido y buena imagen a las controvertidas ideas de su jefe.

20 de agosto de 2005

Nadie se habría imagina-do que José Obdulio Gaviria, el más cercano asesor político del presidente Uribe, quisiera irse de la Casa de Nariño. Sobre todo en la temporada alta de la política: el decisivo remate del cuatrienio, con campaña electoral incluida. Pero el hombre encargado de hacer los discursos, tirar línea sobre las propuestas del gobierno y representar al Presidente en los escenarios académicos, tiene planeado salir de Palacio en octubre. La determinación está tomada, aunque el viernes pasado el primer mandatario le pidió a su consejero que la revaluara.

El carácter sorpresivo de la noticia fue mayor por su oportunidad. Días antes, el representante Wilson Borja había advertido que lo demandaría por enviar decenas de correos electrónicos para mostrar los indicadores negativos de la Empresa de Teléfonos de Bogotá. "La información relacionada con la ETB fue manipulada y el daño sobre la empresa está hecho", reiteró el parlamentario.

La coincidencia de la salida con el desafortunado episodio de la ETB generó la percepción de que estaban relacionadas. Pero José Obdulio asegura que, contrario a lo que se podría pensar, la renuncia estaba decidida desde hace meses. Tiene un fuerte argumento para respaldar su posición: desde principios de año venía trabajando en el diseño de un periódico en el que se concentrará de octubre en adelante. El proyecto está avanzado. Se llamará Ahora, aparecerá cada 15 días y difundirá las acciones y los principios ideológicos del gobierno Uribe. "Lo haremos desde una oficina privada, con aportes de los suscriptores y voluntarios, no habrá ni un asistente ni una secretaria. Todo estará en mis manos", dice.

Ahora estará al servicio de la reelección y buscará ser el eje de lo que su creador llama un "gobierno deliberante", abierto a debatir las concepciones que lo guían, en las que José Obdulio es experto. "¿Cómo no va a ser deliberante el gobierno si está poniendo patas arriba decenas de conceptos, hasta ahora admitidos como incontrovertibles por la academia, por la dirigencia política, por casi todos los opinadores colombianos y por los propios altos funcionarios?", se preguntaba recientemente el asesor.

El periódico de José Obdulio es poco usual, arriesgado y hasta polémico. Se explica como parte de la obsesión del gobierno por generar nuevas concepciones, y erradicar otras, para darle legitimidad a su gestión. El ejemplo más conocido es la controvertida idea de "hacerle la guerra al concepto de guerra civil o de conflicto interno armado originado en causas sociales, políticas o económicas". Pero no es el único: las definiciones de terrorismo, el rechazo a la supuesta inexistencia de izquierda y derecha, les han parado los pelos a los tradicionales representantes del pensamiento político. No son pocos los académicos que señalan que definir la realidad con palabras que se ajusten a las metas del gobierno es una estrategia de los dirigentes para imponer visiones de país, evitar debates y limitar la deliberación.

En muy pocas ocasiones se había visto que un asesor tuviera las funciones de José Obdulio. El ideólogo del régimen. Él atiende todas las invitaciones a foros en los que se discuten iniciativas gubernamentales, escribe en la prensa y participa en programas de radio y televisión. Lo hace con la camiseta del pensamiento oficial, acudiendo a referencias históricas con las que justifica la validez de la política de seguridad democrática, de la "concepción social del capitalismo", de la reelección, o de cualquiera de los otros pilares del proyecto uribista. Estas ideas se reflejan en los discursos presidenciales, en estrategias de gobierno como los consejos comunales y en la manera que tiene el Presidente de relacionarse con la gente. Así, por ejemplo, el asesor siempre ha insistido en que Uribe sea el primero en promover el nacionalismo, en usar un lenguaje patriótico y en "acudir a las soluciones micro sin desconocer las macro", como pretende hacerlo en los consejos comunales.

La propaganda política es una herramienta a la que acuden todos los gobiernos. Con ella ganan popularidad y aceptación, las cuales amplían los márgenes de maniobra. Las estrategias de comunicaciones son, para la política del siglo XXI, lo que en el XX era la plaza pública, condición de los grandes oradores. El presidente Uribe es muy consciente de esta realidad, y le dedica tiempo y trabajo al tema. En Palacio, incluso, consideran que el gobierno es tratado en forma muy dura por los medios. "Uribe tiene la opinión pública, pero no la opinión publicada", escribió una vez Fernando Cepeda. Un punto de vista exactamente contrario al que se debate en los foros profesionales del periodismo, donde se considera que el oficio está excesivamente contaminado de gobiernismo. La obsesión por el tema, en los círculos cercanos a Uribe, es tal, que varios se han retirado para fundar medios o trabajar en ellos: el ex ministro Fernando Londoño tiene un programa de radio, Pedro Juan Moreno publica La Otra verdad.

José Obdulio es el principal consejero de Uribe en la exitosa construcción de su imagen, cuyo arquitecto es el propio Presidente. El escudero no se desempeña en la definición de la estrategia -en la que también participa Jaime Bermúdez- ni en los contactos con los medios -en cabeza de Ricardo Galán- (ver recuadro). Es el intelectual del paseo: el que crea los argumentos. Muchas veces, incluso, para darles sentido a salidas intuitivas de su jefe.

Gaviria sueña que su periódico sea el canal de comunicación entre el gobierno y un público que no tiene acceso a medios convencionales. Por eso, siguiendo el mismo esquema que se utilizó en la campaña a la presidencia de Uribe, busca llevar cómo mínimo 100.000 ejemplares a lugares recónditos del país. En el contenido incluirá columnas y artículos de analistas que comparten los grandes lineamientos del pensamiento uribista, como Hernando Corral, Fernando Cepeda, Eduardo Posada Carbó, Malcolm Deas y Darío Acevedo, entre otros. También publicará entrevistas con el Presidente, analizará las políticas del gobierno y promoverá la reelección, una de las causas de Gaviria. En 2004 llegó incluso a publicar un libro en el cual justificaba la necesidad de cambiar la Constitución para introducir la figura. Por eso no es gratuito el nombre del periódico. "Todo debe ser ahora", dice.

¿Cuál es el sentido del periódico si la reelección inmediata no es aprobada por la Corte Constitucional? Para José Obdulio, lograr que la agenda del cuatrienio de Uribe se extienda en el tiempo. "Si no contamos con el líder, nos debe unir el proyecto ideológico que se reflejará en 'Ahora'. La idea es hacer un periódico como 'El Liberal', que creó Alberto Lleras para la reelección de López Pumarejo", afirma. Y no descarta que sirva para consolidar al uribismo como una organización suprapartidista en la que sea posible la concertación entre sus distintas fuerzas. También para, si se presenta esta eventualidad, orientar a los votantes para elegir a quien sería el candidato escogido por el Presidente para sucederlo.

Por ahora, José Obdulio sabe que para la reelección, es probable que le sea más útil al Presidente por fuera de Palacio. Y está seguro de que su periódico contribuirá a consolidar el apoyo de las bases que creen que Uribe debe quedarse cuatro años más. Pero hacer un periódico -por más respaldo económico que tenga- no es fácil. La matrícula política afecta la credibilidad. Experiencias de otras épocas, cuando los jefes políticos fundaban revistas para difundir sus ideas, no dejaron nada durable. Y la idea de José Obdulio no es, propiamente, que Ahora se sume a la lista de publicaciones como Tribuna Roja, del Moir, que sólo tienen impacto entre los ya comprometidos miembros del partido.