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SEMANA DE PASION

Después de la muerte de 12 policías, el camion-bomba de la calle 85 y el secuestro de Federico Estrada,"Los Extraditables" dicen que la extradición no es lo único que les interesa.

7 de mayo de 1990

Para la Policía Nacional, la semana de pasión comenzó ocho días antes. El domingo 1o. de abril. los habitantes de Medellín se despertaron con las noticias de una nueva modalidad de violencia: el asesinato indiscriminado de agentes de policía. A mediados de la semana, las nuevas víctimas de los sicarios de la capital antioqueña completaban ya la docena. Era, según los altos mandos de este cuerpo armado, una respuesta del cartel de Medellín a la toma militar del municipio de Envigado pocos días antes y a las acciones que el Ejército, la Policía y en especial la Dijin (División Judicial de Investigaciones de la misma Policía), habían emprendido contra el brazo armado del cartel.
Desde la cúpula de la Policía, el dedo acusador volvio a señalar a Pablo Escobar:"Se ha logrado establecer en forma fehaciente -dijo a la prensa el comandante de la Policía Metropolitana de Medellín, coronel Carlos Alberto Otalora- que la organización delictiva (del cartel) está pagando 2 millones de pesos por el asesinato o secuestro de cada agente".
Pero en Medellín no sólo estaban muriendo los uniformados. Por lo menos 16 personas, la mayoría de ellas menores de edad, murieron en la sangrienta noche del martes en distintos barrios de la capital antioqueña. Nadie reivindicó esas muertes, pero en el ambiente flotaba el recuerdo de las "operaciones limpieza" que tanto dieron de qué hablar hace algunos meses en ciudades como Cali, Bucaramanga, Pereira, Bogotá y la propia Medellín, y que en algunos casos derivaron en investigaciones de la Procuraduría que determinaron el traslado o destitución de oficiales y suboficiales de la Policía.
La guerra fue, sin embargo, más allá de este supuesto ojo por ojo. A las 8 y media de la mañana del martes, al senador liberal por Antioquia, Federico Estrada Vélez, lo secuestraron dos hombres vestidos de negro. Una fuente de la Policía dijo horas después que en las dependencias de la institución se había recibido una llamada anónima que anunciaba que Estrada sería liberado por la tarde, con un mensaje para el gobierno. A pesar de ese anuncio, el miércoles llegó sin que Estrada fuera liberado y sus familiares y muchos colombianos comenzaron a temer por su vida.

COMUNICADO, DECLARACION Y CARTA
El miércoles, el turno fue finalmente para las palabras. Muy temprano, los medios de comunicación recibieron un aterrador comunicado de "Los Extraditables", el tercero en menos de dos semanas. Allí, ese grupo reivindicaba el secuestro de Estrada y hacia públicas diversas amenazas. Para empezar y tras referirse al senador y jurista como un " acérrimo enemigo del diálogo y de la paz, anunciaba que lo matarían si un par de personas, que los "extraditables" llamaban "compañeros" y que su puestamente habían sido detenidos por la Dijin, eran asesinados y desaparecidos.
Además de esto, reiteraban la amenaza de colocar un camión-bomba con cinco toneladas de dinamita en uno de los "principales barrios residenciales de la oligarquía bogotana", como respuesta al hecho de que otros dos "compañeros" ya habían sido desaparecidos. La responsabilidad de la muerte de Estrada y de la bomba la hacian recaer en el comandante de la Dijin, coronel Oscar Peláez y en otros altos mandos de la Policía.
Pero el impacto producido por este lenguaje resultó insignificante al lado del que produjo una declaración del Presidente Virgilio Barco en Estrasburgo, Francia, sede del parlamento europeo y una de las principales escalas de la gira del mandatario por el Viejo Mundo. Abordado por la cadena RCN, Barco declaro: "Si el señor Pablo Escobar se entrega yo le garantizo que unos jueces lo juzgarán con toda la imparcialidad del mundo". El reportero quiso ir mas lejos y le preguntó al primer mandatario si esos jueces de que hablaba eran colombianos. Barco, en su estilo ya conocido de responder con preguntas, le dijo:"¿ A que otros jueces cree que me refiero?" ¿Se estaba cayendo la extradición? Era difícil decirlo, pues Barco ha sido, tradicionalmente, adicto a los líos de semántica. Pero de todos modos, el día se cerró con otra declaración esta vez del candidato de la oposicion social-conservadora, Rodrigo Lloreda. En una carta al ministro delegatario, Horacio Serpa, el ex canciller hacia un planteamiento detallado para pedir una "tregua en las extradiciones" como base para el comienzo de unas gestiones destinadas a aceptar y hacer viable la propuesta de rendición de "Los Extraditables".

TODOS CONTRA LA EXTRADICION
Pero la semana continuó con su cadena de episodios difíciles de explicar como fruto de un proceso de causalidad. A las insinuaciones sobre un posible desmonte de la extradición,"Los Extraditables" respondieron parqueando en la calle 85 con carrera 7a de Bogotá un camión cargado con 850 kilos de dinamita, casi el doble de la que estalló en diciembre pasado frente al edificio del DAS. El sitio parecio haber sido detenidamente escogido. No solo cumplía como pocos con la definición de "barrio residencial de la oligarquía bogotana", sino que, de haber estallado el explosivo habría afectado a varias figuras del gobierno, la política y los poderes institucionales (ver mapa).
Según las autoridades, el oportuno aviso de un celador y la labor de una escolta del general Miguel Maza, director del DAS y vecino del sector, que suele hacer rondas permanentes por la zona, evitaron una tragedia que podría haber causado más de un millar de víctimas y destrozos incalculables. Algunos piensan, sin embargo, que "Los Extraditables" colocaron el camión más como amenaza que como atentado real y que por eso no estalló. Y la verdad es que en la dimensión desconocida en que las cosas se movieron la semana pasada, todo es posible.
Quienes sostuvieron esta última tesis encontraron en la tarde del jueves un argumento a su favor: la liberación, sano y salvo, del senador Estrada, quien apareció en una avenida de Medellín donde fue recogido por un taxista que lo reconoció y lo llevó a su casa.¿Qué había pasado con las amenazas de matarlo si no aparecían los dos"compañeros" detenidos por la Dijin? ¿Acaso "Los Extraditables" estaban jugando más a las amenazas que a acciones violentas que cerraran todo camino para una salida por la vía de la rendición a cambio de un tratamiento flexible?
Independientemente de las respuestas a esas preguntas, el hecho es que al terminar la semana parecía estar creciendo un consenso alrededor de replantear la posición del país sobre la extradición. El viernes, el senador Estrada ofreció una rueda de prensa en la que anunció que encabezaría una cruzada contra la extradición. El candidato Alvaro Gómez se fue por el mismo lado y definió la extradición como un capricho del gobierno norteamericano, que le estaba saliendo muy caro al país. Otro candidato, el liberal César Gaviria, aunque desde una posición más dura, también abrió las puertas a que el gobierno diera, a cambio de la rendición, un uso flexible a las normas sobre extradición.
Todo esto, sumado a las declaraciones del propio Barco, así como al hecho de que la semana pasada tampoco se produjo ninguna extradición, daba para pensar que "Los Extraditables" habían logrado lo que hasta ahora era su principal objetivo: poner al país a cuestionar la extradición. Pero el comunicado con el que este grupo cerró la semana le dio a la situación otra vuelta de tuerca. En un breve mensaje de 5 puntos, "Los Extraditables" le comunicaron el viernes al país que "para nuestra organización político-militar el problema de la extradición ha pasado a un segundo plano...". Esta desconcertante afirmación, lejos de solucionar las cosas, las complica, porque no significa que a "Los Extraditables" ya no les interese la extradición, sino que aparte de ella les interesan otras cosas. Una fuente del alto gobierno le dijo a SEMANA: "Esto me recuerda cuando el M-19, después de meses y meses de convencernos a todos de que la amnistía era la paz, comenzó, una vez obtenida la amnistía, a poner otras condiciones para su entrega".
"Lo que está claro- le dijo a esta revista un alto funcionario de los organismos de seguridad -es que "Los Extraditables" no van a contentarse con la suspensión de la extradición, sino que van a seguir poniendo condiciones, pues lo que en últimas están buscando es adquirir estatus de delincuentes políticos y obtener un indulto. Prueba de ello es que cada vez su lenguaje está más cargado de elementos antinorteamericanos y antioligárquicos, de frases de contenido político en las que ya no se habla ni de laboratorios, ni de suspensión del negocio. Y ese es el peligro a que nos enfrentamos ahora".
Esto pronostica para el país una situación muy grave, porque así como cada día crece más el número de colombianos contra la extradición, casi ninguno de ellos esta dispuesto a contemplar la posibilidad de un indulto. Los delitos de Escobar y su gente son demasiado serios como para ser perdonados. Una cosa es juzgarlo en Colombia y someterlo al fallo de las leyes colombianas, otra es no juzgarlo. El pueblo colombiano acepta lo primero, pero no lo segundo.